La puerta se abrió y Cameron salió.
-No deberían estar aquí, está demasiado frío y se puede enfermar.
-¿Y si nos enfermamos qué? ¡Acaso no son nuestros malditos cuerpos! Preocúpese que no se le enferme su purro de sida y deje en paz a los demás- m levanté.
-Jane ¿Qué te pasa?- me tomó Edward de los hombros. Estaba molesta porque estaba apunto de decirle a Edward la respuesta y la respuesta no me gustaba.
-Entren ya porque ¡Yo lo digo! ¡Yo soy quien está a cargo aquí!- se apartó para dejarnos pasar. Edward entró.
-¿Vienes?- preguntó, yo negué con la cabeza.
-Yo si quiero enfermarme es mi problema- me quité el sweater que traia puesto, y luegos los pantalones.
-¡Jane! ¿qué haces?- dijo Ed alarmado.
-¡Hago lo que se me ronque!- me quité la camisa y luego el sostén. Salí corriendo por aquel prado como loca.
-¡Estás loca! ¡Te vas a morir!- gritó Cameron.
-¡No me voy a morir! Simplemente por el hecho que no me quiero ir a encontrar a Cameron Dallas en los infiernos- me lancé al suelo y comencé a dar vueltas como tronco.
-¿Su tío es psiquiatra, no?- preguntó Cameron. Edward se encogió de hombros.
-¡Jane, entra ya mismo!- Cameron corrió hacia mí.
-No me atrapa ¡No me atrapa!- corrí hacia los árboles.
-¡Jane!- Corría- ¡¡Te vas a perder!!- corrí entre los árboles hasta que no ví nada más que negro, estaba todo oscuro.
-Cameron ¡Cameron! ¡¡Cameron!!- miraba para todos lados buscando la salida- ¡Mierda! Moriré desnuda- Sentí como me tomaron por detrás y me levantaron, di un grito del susto.
-¿Con que muy niña mala no?- me susurró Cameron detrás del oído.
-Disculpe, soy Mala Jane- lo abracé.
-Loca, suicida y bipolar Jane, diría yo- me besó en la frente.
-Tóqueme- susurré.
-¿Qué?
-Fájeme, aquí, ahora...ya- pedí.
-Te vas a resfriar- se quitó la chaqueta y la puso sobre mis hombros.
-Pues más vale que me dé calor antes que suceda enserio- tomé el cuello de su camisa y la rompí por completo dejando al aire su pecho definido.
-Jane, no quiero fajarte- dijo cabizbajo ¿Me está rechazando?
-¿Por qué?
-No me nace fajarte...-me miró serio, me sentí una ofrecida-...Quiero hacerte el amor- pegó su boca con la mía y me besó apasionadamente. Nos lanzamos al suelo frío y sucio, como lo que estábamos haciendo. Cameron se posó sobre mí y besó mi cuello dándole mordiscos suaves y grandes, se sostenía con sus codos al lado de mi cabeza.
-Cameron...ando con...
-Ya lo sé- me interrumpió- No me importa- desabrochó su pantalón y bajó sus bóxers- Debe ser rápido antes que Edward nos venga a buscar.
-¿Ya está? ¿O hay qué hacer más?- pregunté nerviosa.
-Siente a ver si ya está- sonrió, temerosa acerqué a mi mano y toque aquella zona que estaba más que iflamada.
-Qué rápido- no tuve nada mejor que decir.
-Es lo que provocas en mí- mordió mi labio halándolo hasta soltarlo. Sentí como apartó mis bragas y entró en mí suavemente- Si te molesta me avisas- comenzó a entrar y salir de mi con suavidad.
-Más rápido- jadeé. Él aceleró sus movimientos-Más rápido- demandé, él sonrió y lo hizo con mas rapidez. Mis gemidos salían de mi boca sin poder controlarlos. Cameron se sostenía con sus manos a los lados de mis cabeza y sentía como su abdomen chocaba con el mío produciendo un sonido que me excitaba aún más, sentía como una corriente de placer aumentaba en mí.
-Vamos, Jane, siéntelo- el sonido de su voz aumentaba el placer de la corriente- Vamos-decía entre dientes. Mis gemidos aumentaban.
-¡Por Dios! Cameron- arañaba su espalda.
-¡Rápido, Jane!- gruñó. Yo sentía esa corriente de placer que se intensificaba. Cameron salió de mí y bruscamente me puso en mis rodillas y manos y me tomó por atrás, con mucha fuerza.
-¡Cameron! ¡Ah!- gemía.
-¡Vamos, Jane! ¡¡Ahora!!- entró en mí con mucha fuerza lo que causó que me desvaneció en un orgasmo intenso, caí al suelo débil, Cameron se lanzó a la par mía y me abrazó, me dio un beso en el cuello.
-Eres grandiosa- me susurró.
-Su voz me...-¿Cómo se dice?
-Lo sé, por eso lo hago-sonrió- Te vas a enfermar- se levantó.
-¿Cómo es que tiene energía después?- dije rendida.
-Porque yo hago ejercicio, me alimento, trabajo y no vivo sentada frente al manicurista- bromeó.
-¡¡Que!!- me levanté- ¿Me está diciendo inútil?
-No- rió- Es que no estás acostumbrada a esto.
-Y usted si ¡Semejante prostituto gratis!- corrí hacia la casa.
-¡Jane, espera!- me seguía- ¡Estás desnuda!
-¡Igual que usted!- caminé y caminé.
-Ni siquiera es por ahí- me señaló en otra dirección, yo corrí hacia allá hasta que encontré las luces de la casa- ¡Jane, por favor! Danielle no me puede ver entrar así.
-¡Pues póngase una hoja!
-No me cubre- dijo orgulloso, yo rodé mis ojos.
-Claro que sí, con un pétalo de diente de leon más que suficiente para cubrirlo- entré a la casa. Ni idea de como entró Cameron ni me interesaba, me di un baño y me dormí.
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Tengo frío ¿Quién dejó abierta la ventana? Hoy habrá ojos licuados a quien lo haya hecho, abrí mis ojos y vi que la ventana estaba cerrada. Me arropé lo más que pude pero el frío seguía, busqué varios sweaters en mi clóset y me puse todos los que pude, pero el frío seguí, temblaba como pollo remojado ¡Mierda! ¡El diablo ya me está llamando! Me arropé todo lo que podía pero el frío dentro de mí no se detenida, me levanté y fui a golpear la puerta de Edward, casi la boto de tantos golpes.
-¡Ábreme, purro milimétrico!- pateaba la puerta. La luz de la habitación de Cameron se abrió ¡Shit! Corrí hacia mi habitación pero Cameron abrió su puerta antes que pudiera entrar, restregaba sus ojos, su torso estaba descubierto y traía unos bóxers azul marino que resaltaban cualquier exaltación, ufff eso me calentó; bueno, mentalmente...y hormonalmente. Mi psicópata interna se la imaginaba restregándose sobre el purro de Cameron ¡Abajo calzones!
-¿Qué haces despierta?- se acerco a mí, estaba descalzo. Hummm.
-Nada, quiero ver a Edward- dije ronca.
-¿A las cuatro de la mañana? ¿Qué pasa? ¿Te duele de nuevo?- se acercó a mí en la oscuridad, apenas llegaba una poca luz proveniente de su habitación- Dime- pegó su frente con la mía, cerró sus ojos y acarició el borde de mi cara, desde mi oreja hasta mi barbilla, no me podía concentrara con sus toques- Dime, Claire.
-Tengo frío- dije aún más ronca, él se apartó y sonrió.
-Estás enferma- frunció el ceño.
-¡No!- tosí, la flema se acumulaba en mis bronquios, me dolía el pecho y un poco la cabeza.
-Ven, nana, estás enferma- me dio un beso en la mejilla y me tomó en sus brazos, pensé que iba a entrar a mi habitación pero se dirigió directo a la suya, me recostó en su cama. Amaba su cama, era suave, cómoda y lo mejor de todo; olía a él- ¿Qué sientes?- me miró. Sus ojos brillaban y sus labios se miraban tan apetitosos.
-Me duele la garganta, el pecho, tengo mucho frío y tengo malestar general.
-Dame un segundo- me dio un beso en la punta de los labios ¡Por las mil y un putas que fajó Colón, te vas a contagiar! Me levanté y lo seguí, logré escuchar detrás de la puerta- ¡No me interesa que estés dormido!....Si ¡Ahora!...Tiene fiebre y tos, al parecer flema y le duele el pecho y la garganta...Sí, no, aún no...¿Qué más?....¡¡Maldita sea, te necesito!! ¡No me interesa que horas sean!....¡¡Por las mil putas, Matt!! ¡No puedo creer que me hagas esto!...¡Vete a la mierda!- lanzó el teléfono contra el suelo, cuando regresó yo me lancé a la cama, se acercó a mí furioso, tragó y suavizó su mirada al verme- Necesito que te duches...
-¿Qué? ¡Me voy a morir!- me quité la cobija.
-No te vas a morir, necesito quitarte la fiebre, luego veremos lo demás.
-¡Pero me duelen los pulmones! ¡Me vas a matar!
-No te voy a matar, quítate la ropa y entra al baño- empuñó sus ojos, no andaba mucha paciencia.
-¡No! ¡Usted me quiere violar!- Creo que no era momento para bromas, pero igual quería hacerlas. Me arropé de nuevo.
-¡Que te vayas al baño! Deja de decir incoherencias- Me quitó la cobija bruscamente- ¡Ahora!
-¡¡No quiero!!- metí mi cabeza en la almohada.
-¡Que vayas dije!- me tomó con fuerza en sus hombros y me metió al baño.
-¡No, no, no!- pataleaba. Cuando sin querer le di un golpe en las meras bolas, él se dobló del dolor y me bajó, se tiró al suelo en posición fetal- ¡Ay perdón! ¡Ahora si lo deje de planos sin hijos!- ¿qué hago? ¿Se las sobo?
-Mierda- decía entre dientes tocándose aquella zona.
-Por Dios ¡Le batí las bolas! ¿Qué hago? ¡Dios! ¡Yo quería hijos!- dije al techo, Cameron me miró curioso.
-¿Tú quieres hijos?
-Digo...¡Usted!- me quité la ropa y entré al baño. Cameron se levantó renqueando y modificó la temperatura del agua, me bañé y salí. Me volví a recostar en su cama. Él salió y regresó a los segundos.
-Voltéate- me quitó la bata y me frotó en la espalda una especie de aceite caliente, y en el pecho también, me miraba con deseo y estaba sonrojado. Luego me dio un té caliente y me tomó la temperatura- Está bajando. En la mañana vendrá Matt a verte, duérmete.
-Quédese conmigo, lo necesito- ¿Yo dije eso? Él sonrió y se recostó a la par mía. Me abrazó e intentó besarme- Va a contagiarse.
-Jane, tú me has contagiado de la peor enfermedad para le hombre...le cœur (el corazón).
-¿Qué?- dije con voz fina.
-Duérmete.
-¡Odio esto, Cameron! ¡Necesito que hablemos! No puede estarme diciendo las mierdas en francés para que no las entienda. Vamos a hablar aquí con calzones abajo.
-¡Jane!- rió, yo rodé los ojos.
-¡Es una expresión!- volví a recostarme.
-¿Qué quieres que hablemos?
-Quiero saber su historia.
-Bueno...eso será un poco largo.
-¡Al cuerno la historia! Cuénteme que pasó con Paulette y ¿Qué siente por ella? No puedo contenerme, me hinca un huevo pensar que aún piensa en ella- me empuñé.
-Eres bastante directa- mordió su labio inferior- ¿Quieres saber toda absolutamente toda la historia?- asentí- Bien, aquí va...
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Mala Jane
Fiksi Penggemar**Segundo libro de la saga de Niñas mal** ''Sentirás que es tu mayor fortuna... y cuando ya estás dentro, te das cuenta que es tu mayor perdición'' -Jack Gilinsky ''Su insensibilidad te asombrará más que sus pensamientos'' -Danielle. ''Desearás mat...