No podrás decidir entre amarla u odiarla

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Liz: -Y yo a tu padre- sonrió.
Jane: -¡Qué!- me levanté.
Liz: -Sólo estoy bromeando ¿No te gusta que usen tus estrategias en tu contra?- me miró desafiante.
Jane: -No sabe con quien se mete- me agaché para quedar a su nivel y mirarla a los ojos.
Liz: -Lo sé muy bien- mantuvo su mirada.
Jane: -No me rete. Por que a diferencia suya... yo vivo con- mordí mi labio inferior-...Cameron- susurré.
Liz: -¡Cameron!- lo llamó, le iba a decir. A los segundos Cameron llegó.
Cameron: -¿Qué pasa?- nos miró a ambas.
Liz: -¿Te gusta Jane?- ¿Que si yo qué? ¿Qué le pasa a esta mujer? Él me miró y sonrió, mis músculos se tensaron increíblemente.
Cameron: -Me agrada- me miraba directo a los ojos.
Liz: -¿La ves como mujer?- Maldita vieja, aunque la verdad si quería saber la respuesta, aunque dudo él fuera honesto si la respuesta de su mente fuese 'si'.

Cameron: -Como niña- ¡¿Niña?! ¿Por qué mejor no me cortaron la cabeza en este momento?

Jane: -Es lo que soy- lo rodeé mirándolo de pies a cabeza- pero aquí su hermana insiste que usted me ve de otra forma.

Cameron: -¿Liz, es verdad?

Liz: -Tenía la ligera sospecha- la miré fulminante. Ella sólo me sonrió malévola.

Jane: -¿Señor, puede venir conmigo a mi habitación un segundo?- Liz alzó una ceja.

Cameron: -C-claro- subimos- ¿Qué sucede?

Jane: -¿Puede sentarse?- me senté en la cama. Él lo hizo también.

Cameron: -Dime ¿Qué pasa?

Jane: -Verá... yo no estoy muy acostumbrada a portarme bien que digamos- me subí a la cama- y... sé que aquí hay algunas reglas- me posé detrás de él- ¿Debo seguir alguna, no?- dije sobre su hombro.

Cameron: -Te las diría si me dejaras verte el rostro.

Jane: -Pues, voltéese- él se volteó nos miramos fijamente, estábamos a pocos centímetros de distancia. No pude evitar ver sus carnosos y juraría que deliciosos labios rojos que me tentaban a devorarlos sin recordar quien era o qué edad tenía. Subí mi mirada hacia sus enormes y profundos ojos avellana; muy parecidos a los míos, pero los suyos eran más oscuros y cristalinos.

Cameron: -Creo que me dará una tortícolis si quedo así- susurró, sentí su aliento chocando con mis labios.

Jane: -Tal vez necesita relajarse- dije sin apartarme ni un segundo, pero noté que él tampoco lo hacía.

Cameron: -¿Me está mandando a dormir?- me miró a los ojos.

Jane: -Me le estoy ofreciendo- Sí, dije eso con doble sentido, reí por dentro pero permanecía seria físicamente.

Cameron: -¿A qué?- dio una media sonrisa.

Jane: -Permítame- deslicé su chaqueta por sus brazos y la lancé sobre la cama, él quedaba en su camiseta blanca. Puse mis manos sobre sus hombros y comencé a presionarlos suave pero firme a la vez; los soltaba y los presionaba con ritmo, dándole un masaje, aunque ganas no me faltaban de arrancarle la camisa también.

Cameron: -Jane- quiso detenerme. Silbé con mis labios para expresarle que guardara silencio.

Jane: -Cierre los ojos- susurré en su oído, él cerró sus ojos. Yo seguí masajeándolo, pero acerque mi rostro a su cabello para olerlo, de repente cerré mis ojos y sentí la presión del silencio en mis oídos, no escuchaba nada más que su respiración relajada. Abrí mis ojos y me asomé a la par de su cabeza y me derretí al verlo, automáticamente y sin pensarlo me dirige a su boca contemplándola atentamente sin detener mis manos, me incliné lo suficiente como para rozar mis labios en los suyos antes de que él abriera sus ojos y se apartara bruscamente.

Mala JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora