«¡Cómo me duele la cabeza!»
Es lo primero que pienso al despertarme. Me es casi imposible abrir los ojos ante tanta claridad. Me desarropo y miro hacia la luz de la ventana preguntándome dónde estoy. Lo último que recuerdo es haber bailado mucho en el nuevo antro de Thomas.
¡Maldito Thomas! Me dejó tirada por un puñado de golfas. Que lo violen. Si rompemos o no, ya me da igual, me he cansado de ser siempre la que tiene que tener cuidado en la relación para que no nos descubran. Pero no, no me puedo separar de él, sería deshonrar a mi familia, ellos han puesto todas las esperanzas en mí. Me darían la espalda si esa fusión no se llegase a realizar por mi culpa.
Lloriqueo y pataleo un poco por la rabia. Suspiro y me froto los ojos. Los abro del todo. Vale, recapitulemos.
Anoche estaba bailando en el antro, cuando... Ah, ¡ya me acuerdo! Unos chicos muy simpáticos me invitaron a unas copas. Les deseo el mismo dolor de cabeza que tengo yo ahora.
Y luego... Bueno, estoy en el hotel. ¿Qué pasó luego? No logro recordarlo.
Ruedo sobre mi costado, estirándome. Será mejor que me levante y vaya a casa.
Salto sobresaltada cuando casi choco mi cabeza contra otra cabeza. Abro los ojos como platos. ¡Dios mío, hay un chico en mi cama!
Grito con todas mis fuerzas y caigo mientras intento levantarme de la cama con las mantas enredadas en mis pies. El chico se sobresalta y se despierta al instante por el ruido. Se levanta a todo correr y me mira desde el otro lado de la cama con sorpresa.
Parece confuso, desubicado y extiende sus manos a modo de defensa contra mí.
—¿Qué me has hecho? —le pregunto furiosa y asustada.
Él me sigue mirando sin decir nada. Es guapo. Muy guapo.
—¿Eres mudo o qué? ¡Dime qué me has hecho! ¿Por qué estás en mi hotel y en mi cama?
—Tranquila no he... No hemos hecho nada, no te precipites.
—¡Estás en mi cama! —exclamo. ¿Me tomas por tonta?
—Sí, pero estás vestida, ¿no? —dice desesperado.
Dejo caer las mantas al suelo y compruebo que, efectivamente, llevo aún puesto mi mini vestido negro. También compruebo mis joyas. Todo está en su sitio.
—Y yo estoy vestido —dice pasándose una mano por su bonito pelo quebradizo y negro.
Lo miro con desconfianza. No sé qué pretende este chico.
—¿Entonces? —pregunto en busca de una respuesta. Una explicación lógica.
Él suspira.
—Anoche te emborrachaste. Y estabas tan borracha que tuve que acompañarte hasta aquí.
Sí, ya empiezo a recordar algo. Me caí y alguien me ayudó a levantarme.
—No tenías que haberte hecho el buen samaritano conmigo. ¿Cuánto quieres?
Él me mira incrédulo con la boca medio abierta.
—No pongas esa cara. ¿Crees que no he conocido a chicos como tú? Me hacen favores porque saben quién soy, para conseguir dinero. ¿Cuánto quieres tú?
Él se echa a reír, ofendido al parecer.
—¿Crees que quiero tu dinero? —me pregunta comenzando a enfadarse.
—Si no quieres mi dinero, entonces, ¿por qué me acompañaste hasta aquí?
Por unos instantes no me contesta y solo me mira.
ESTÁS LEYENDO
El amuleto León Goretzka
FanfictionNovela corta Dos niños, un amor Dos niños, un amor, una promesa Dos niños, destinos opuestos, una promesa rota Un chico, una chica, una boda y mil gatos Una promesa, un amuleto, un sueño cumplido