Mañana es mi gran dia

344 39 8
                                    

Aún no puedo creer lo que hice la semana pasada. No hago nada más que pensar en cómo fui capaz de casi besar a Natalie y de pelearme con Muller, todo en un mismo día, mientras revelo un carrete de fotos nuevas para la exposición.

Mi corazón tambalea cada vez que recuerdo la sensación de sus labios sobre los míos.Algo que he querido hacer durante tanto tiempo. Algo que casi logro hacer realidad. Es poco, pero por ahora me conformo con ello. Por ahora.

Victoria me ha contado que Natalie será quien organice mi exposición. Estoy deseando que se dé cuenta de quién soy, pero a la vez me enfada un poco que no me haya reconocido. Ya debería haberlo hecho, yo la reconocí al instante. En cambio ella... está tardando demasiado. ¿Debería darle un empujoncito?

Max me llama para comer, así que me encamino a todo correr a la cocina.

Tenemos trabajo que hacer esta tarde. Natalie ha encontrado un bonito local para la exposición y quiere que lo veamos. Empecemos el juego,Nat. A ver cuánto tardas en darte cuenta.

Victoria me recoge a las cinco de la tarde y conduce por la ciudad llegamos a través de la verja de un gran edificio moderno de color negro con grandísimas cristaleras. Aparca y caminamos hasta la entrada donde está Natalie, esperándonos. Lleva un bonito vestido azul y una gabardina gris. Su pelo ondea suelto con el viento. Cómo me gusta el color azul.

Nos saludamos educadamente y entramos al interior. Se la ve incómoda cada vez que camino a su lado o cuando sin querer nuestros brazos se rozan. Es como si saltasen chispas entre nosotros. Ella solo traga saliva y se dedica a llevarnos por la gran habitación, contándonos todas sus ventajas, los grados de luz, donde irían colocadas mis fotografías y varias cosas más de las que no me entero porque estoy embobado mirándola. Me muero de ganas de volverla a besar, pero esta vez en condiciones.

Sonrío ante tal pensamiento.

—¿Qué les parece? —nos pregunta cuando acaba de contárnoslo todo.

—¡Me encanta! El sitio es increíble y estoy segura de que a papá le encantará también. Buen trabajo —le dice sonriente Victoria—. Casi no puedo esperar a que llegue el día de la exposición para verlo todo colocado.

Me mira y yo hago como que analizó mi opinión.

Asiento y miro de nuevo a Natalie.

—Es un buen sitio.

Ella sonríe débilmente satisfecha por el trabajo bien hecho.

—He pensado en poner algunos canapés, frutas y bebidas variadas, como champán, agua y algunos cócteles, para la recepción.

—Me parece genial —le digo sonriéndole.

Sus ojos brillan por unos segundos mientras me mira y le cuesta volver a hablar. Sé que, como yo, se está acordando de la otra noche.

—Y las flores... —comienza de nuevo, recuperando la compostura—, he pensado que camelias blancas y azules serían la mejor opción.

Asentimos.

—Sí, las camelias son geniales —dice Victoria. Juraría que está más emocionada con esto que yo mismo.

—Pues es todo lo que tengo por ahora, me pondré enseguida a hacer los pedidos de flores y a contactar con el catering. La exposición será el día veinte si todo va bien.

—¡Eso es en una semana! Perfecto —dice Victoria muy sonriente.

—Todo me gusta mucho, Natalie —le digo. Extiendo la palma de mi mano—. ¡Choca!

Victoria ríe divertida y ella se queda petrificada mirando mi palma con los ojos muy abiertos.

Extiende la suya también y choca débilmente la suya contra la mía, sin quitar la mirada de sorpresa.

El amuleto León GoretzkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora