Abro los ojos y entonces la veo dirigirse hacia la casa a toda velocidad y algo se activa en mí. ¿Qué estoy haciendo? Me separo rápidamente de Victoria, que se queda besando al aire durante unos instantes. Luego abre los ojos y agitada me mira.—No sé qué decir —susurra encantada.
Ya somos dos, yo tampoco sé cómo decir que no se haga ideas equivocadas por lo que acaba de pasar. Que solo la estaba utilizando para hacerle daño a la persona que más quiero. Y tampoco sé qué diantres le voy a decir a su padre, ya que ha sido testigo de toda la escena.
—Es el mejor regalo que me han hecho nunca —sonríe y se pone de puntillas para volver a besarme, pero la detengo y la aparto, mientras cierro los ojos, arrepintiéndome por lo que he hecho.
—¿Estás bien, León? —me pregunta preocupada.
—Estoy muy mareado, necesito descansar.
—Te acompaño adentro.
—¡No! Voy solo. Quédate con tus invitados.
Comienzo a alejarme de ella antes de que pueda decirme algo o protestar, y me encamino hacia la casa. Eso no ha estado bien. Quiero comportarme como el chico malo al que no le importa nada, pero en realidad no puedo. Ella me importa demasiado.
Por más que la busco dentro no doy con su paradero y, tras entrar en el baño y lavarme la cara, poniendo especial atención en mi boca, salgo de nuevo al jardín, para descubrir que ella está de regreso en brazos de Thomas, muy sonriente como si no hubiese visto nada.
Aprieto la mandíbula y me dirijo a buscar a Max para volver a casa. Pero no está donde lo dejé. De hecho, no hay ni rastro ni de él, ni de Denisse. Suspiro molesto.
¿Dónde se ha metido?
La música se detiene de pronto y hace que todos los invitados, incluido yo, miremos hacia el escenario, donde un hombre desaliñado en mitad de sus treinta se acerca al micrófono y nos mira a todos con furia, especialmente en dirección a Natalie.
¿Qué tiene que ver ese hombre con ella? Ella se pone blanca y comienza a temblar mientras mira al escenario con los ojos como platos.
—No me voy a presentar ya que a los ricos como ustedes poco les importan las personas como nosotros. Ya veo cuánto se divierten en fiestas como esta y cuánto les gusta exhibir de su dinero.
La gente comienza a murmurar y se oyen exclamaciones de sorpresa.
—Pero hay alguien presente, que está aquí en el lugar que a mí y a mi familia nos corresponde.
Creo que me estoy perdiendo... ¿De qué habla?
Thomas deja a Natalie y se dirige al escenario a toda velocidad, mientras Victoria llama a la policía.
—¡Sí, eres tú, Natalie Kimmel! ¡Una pobre niña huérfana, que tuvo la tremenda suerte de ser adoptada por una pareja de ladrones que se lo quitó todo a mi familia y que se dedican a vivir de una cadena hotelera que no es suya!
Toda la gente se gira sorprendida, incluso haciendo corrillo alrededor de ella, murmurando y observándola como si fuese un mono de feria, seguramente criticándola.
Su cara se descompone y nadie corre a apoyarla o consolarla.
Thomas agarra al tipo y lo aleja del micrófono, pero él sigue hablando a voces.
—¡Devolvednos lo que es nuestro!
Sigue diciendo insultos y demás cosas, mientras Thomas lo arrastra fuera del escenario con ayuda de los guardias de seguridad. El hombre se sacude violentamente intentando liberarse de los hombres.
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El amuleto León Goretzka
FanfictionNovela corta Dos niños, un amor Dos niños, un amor, una promesa Dos niños, destinos opuestos, una promesa rota Un chico, una chica, una boda y mil gatos Una promesa, un amuleto, un sueño cumplido