Bailo en mi sala de baile con ganas. Es lo único que consigue quitarme esta boda de la cabeza. Mañana empiezan las sesiones de fotos, y siento que voy a colapsar en cualquier momento.Todos estos días han sido un sin parar de ir de tienda tras tienda buscando el vestido perfecto, las joyas perfectas. Nadie se da cuenta de que la que tiene que ser perfecta soy yo, la que tiene que sentirse bien. Me da igual el vestido, me dan igual las joyas. No me resultan más importantes que un disfraz de carnaval. En sí, es lo que es, puramente un disfraz. Me siento tentada de llorar de nuevo, pero en seguida creo mi muro alrededor y logro controlarme mientras bailo las últimas notas de la canción. Cuando todo se queda en silencio, suspiro y camino hacia donde tengo las toallas. Hay alguien parado en la puerta.
—¿Te quedaste con ganas de otro botellazo? —le pregunto a Fabio que me observa apoyado despreocupadamente.
—Eres una chica dura de roer.
—No sabes cuánto. —Me seco el cuello y vuelvo a dejar la toalla colgada—.Ya sabes que aquí no eres bien recibido, así que di a qué has venido para que puedas irte cuanto antes.
—Escuché que te casarás poco antes de que lo hagamos tu hermana Helena y yo. ¿Acaso pretendes opacar nuestra boda?
Suelto aire bruscamente.
—Créeme que es mi última intención. De hecho, preferiría que te tragase la tierra y no volver a verte nunca más pero, en su defecto, estoy deseando que te cases con Helena para perderte de vista cuanto antes y que no pises esta casa de nuevo. Creo que he respondido a tu pregunta. —Cojo mis cosas y, tras apagar la mini luz, salgo al exterior y cierro mi cobertizo con llave.
Fabio me sigue por el jardín con las manos metidas en los bolsillos.
—Creo que te pasaste en la bodega.
—No te ocurrirían esas cosas si dejases las manos donde deberían.
Él se ríe. Y casi tengo que pararme en un arbusto a vomitar.
—No te conviene hacerme enfadar, Natalie. Sé cosas de tu familia y su empresa que ni tú ni ninguna de tus hermanas saben. Y que es mejor que no vean la luz, créeme.
—No sé qué clase de invento se está cociendo en tu cabeza ahora, pero será mejor que lo dejes.
Me giro y lo enfrento. Él me mira y se acerca.
—Ya veo que no estás dispuesta a colaborar —susurra—. Te daré dos opciones. Una, aceptas ser, digamos que buena conmigo y a cambio ese secreto se irá conmigo a la tumba. O dos, te dejo en paz, pero el secreto sale a la luz cuando menos te lo esperes. Piénsalo bien ¿Qué es más importante para ti? ¿Tu bienestar o el de tu familia?
Lo miro con repugnancia. ¿Cómo puede ser así de enredoso?
—No juegues conmigo. Estoy cansada, en serio.
—Yo también lo estoy. Por eso te estoy dando un ultimátum. Decide qué es lo mejor, ¿qué eliges?
Lo miro entrecerrando los ojos. Él me aguanta la mirada sin abrir la boca.
—No creo en nada de lo que dices. Así que si quieres airear esos supuestos trapos sucios de mi familia o de la empresa, entonces adelante. Estoy segura que te tomará un tiempo desarrollar tu limitada imaginación para inventarte un titular digno de revista amarillista.
Él me mira con una sonrisa de medio lado.
—Está bien —dice él demasiado contento.
Suspiro aliviada de que por fin pueda descansar de sus continuos acosos. Me giro y me marcho. Necesito una ducha y dormir muchas horas. Mañana será un día duro.
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El amuleto León Goretzka
ФанфикNovela corta Dos niños, un amor Dos niños, un amor, una promesa Dos niños, destinos opuestos, una promesa rota Un chico, una chica, una boda y mil gatos Una promesa, un amuleto, un sueño cumplido