Capítulo 31: Dulce criatura.

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"¿De qué modo te amo? Deja que cuente las formas:
Te amo desde el hondo abismo hasta la región más alta
que mi alma pueda alcanzar, cuando persigo en vano
las fronteras del Ser y la Gracia.

Te amo en el calmo instante de cada día,
con el sol y la tenue luz de la lámpara.
Te amo en libertad, como se aspira al Bien;
Te amo con pureza, como se alcanza la Gloria.

Te amo con la pasión que antes puse
en mis viejos lamentos, con mi fe de niña.
Te amo con la ternura que creí perder
cuando mis santos se desvanecieron.

Te amo con cada frágil aliento,
con cada sonrisa y con cada lágrima de mi ser;
y si Dios así lo desea,
tras la muerte te amaré aún más."

- ¿De qué modo te amo?, Elizabeth Barret Browning


-Vamos Louis, hasta el fondo compañero. - animaba el rizado riendo, mientras el castaño tomaba uno los cinco shots frente al él.

-Oh cállate, eres malditamente resistente a esta mierda, pareces sombrío. - acusó Louis.

-Sólo llevo cuatro, no podría estar borracho con tan poco.

-Esto es tequila hombre. - rodó los ojos

-Me gusta el sabor del tequila.


-A mí no, lamentablemente. -suspiró.

- ¿Por qué lo tomas entonces?

-El juego era este, ¿recuerdas? Quien tome la mayor cantidad de shots y pueda mantenerse de pie hasta poder llegar a la barra y pedir una segunda ronda, gana. - dicen ambos chicos al unísono.

-Si Tomlinson, lo recuerdo. - ríe.

-Bien, pero tengo una duda sobre todo esto. - menciona el castaño mientras mira la mesa fijamente.

Harry frunce el ceño.

-Soy todo oídos.

- ¿Qué obtiene el ganador? - levanta la mirada hacia aquellos ojos verdes. Esos ojos que en muchas ocasiones eran la tortura de sus sueños.

El silencio se hace presente entre ambos, ninguno dice nada durante un minuto que para el castaño parece una maldita eternidad, la música, que para el gusto de Louis no es nada buena, es lo único que suena en el lugar.

Su mirada ahora está sobre las manos del rizado. Sus largos dedos sostienen un trozo de limón, que de un momento a otros voltea sobre un pequeño recipiente con sal, llenando toda la superficie de éste.

Louis no aparta la mirada.

Ni siquiera cuando Harry lleva el limón hasta sus labios, abriendo un poco la boca y exprimiendo todo el ácido jugo en su lengua. A continuación, toma uno de los tantos vasos con tequila, inclina la cabeza hacia atrás, tomándolo de una sola.

Hace una mueca y después chupa una vez más aquel cítrico verde hasta dejarlo seco.

Al oji azul se le hace agua la boca y es ahí, cuando por fin decide apartar la mirada, no quiere tener una segunda erección y lo peor de todo, no recibir ningún tipo de atención por parte del causante.

Harry mira a Louis y decide hablar.

-Lo veremos en el momento. -responde sonriendo y el castaño traga saliva. - El perdedor tendrá que hacer todo lo que el otro diga durante una semana, sin ningún tipo de excusa.

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