"Quiero seguirla a donde ella va
Pienso en ella y lo sabe
Quiero dejarme llevar
Porque siempre que se acerca
Me atrae lo suficiente como para continuar suponiendo
Y quizá debiese parar y empezar a confesar, confesarOh, he estado temblando
Amo cuando te enfadas
Te apoderas de mis inhibiciones
Bebé, nada me detiene
Me llevas a lugares que destrozan mi reputación
Manipulas mis decisiones
Bebé, no hay nada que me retenga
Nada que me retenga
Nada que me retengaMe atrae lo suficiente como para continuar suponiendo
Y quizá debiese parar y empezar a confesar, confesar...
Cuando Harry despierta Louis dormita junto a él. Las sábanas rosadas resbalan por las torneadas piernas del mayor mientras las blanquecinas almohadas sostienen sus cabezas. Los restos de la mágica noche aún presentes y haciendo estragos en el cuerpo de Harry: que cruje como cacahuate cuando intenta levantarse en un sólo brazo. Los rizos cayendo sobre su frente.
Necesita un corte de cabello urgente.
Decide acurrucarse de nuevo junto a Louis en cuanto nota que salir de la cama es una misión imposible.
Piernas enlazadas y sábanas aprisionándolo, evitando que se separe del oji azul.
Lo admira, ese rostro tan bien cuidado que a pesar de los años sigue luciendo como cuando eran niños; la piel bronceada, producto de los rayos del sol, labios delgados y poco rosados, pero antojables. Las pestañas reposando contra las suaves mejillas, apenas audibles gimoteos como obra de Morfeo escapando de sus labios entreabiertos.
Louis frunce el ceño mientras abre un poco el ojo izquierdo.
-Buenos días pequeño. -Las mejillas de Harry tornándose rosas mientras encaja el rostro en el pecho del mayor.
-Sólo eres mayor por dos años, y yo soy más alto que tú.
Ríe y juguetea.
-Oh, basta, soy grande. Debes de respetarme. -Coloca sus brazos entre los desnudos del otro. -Te amo Harry.
-Te amo Louis.
Y quizás ambos se puedan acostumbrar a despertar así.
~
El desayuno consistió en ordenar una pizza de pepperoni y orilla de queso, unos panes de ajo con salsa y coca-colas frías.
Harry lamía la salsa de tomate de sus dedos mientras Louis se atascaba como si no hubiera un mañana con aquella masa calientita y nada saludable.
-Si sigues así dejarás al mundo sin pizza. -Interrumpe el silencio.
-Oh Harry, no me molestes. Mientras yo coma toda la pizza del mundo y no alguien más que me deje sin comer, no hay problema. Además, la compartiría contigo.
-Sólo si agregas una orden de papas fritas. -Louis carcajea, aún el bocado a medio masticar en su boca.
-Hecho.
La ducha se dió entre besos y caricias, gemidos y jadeos para dos horas después finalmente salir del agua.
Louis recogió sus prendas del suelo, con la toalla enredada en sus caderas mientras Harry se había escabuído a una parte del lugar, el mayor se encontraba quitando las cobijas sucias de la cama cuando el menor entra, enfundado en unos diminutos bóxers de licra blancos. Calvin Klein se leía en el elástico.
Para el castaño es una tarea imposible no ver el trasero bien formado del rizado, algo pequeño, pero bien formado, a fin de cuentas. Su vista recorre la extensión desde sus piernas blancas hasta su cuello. Las marcas violáceas que él había dejado aún latentes y llamativas. Un nudo se forma en su garganta cuando se da cuenta que él sigue desnudo prácticamente. Las imágenes de hace unas horas apenas saltando en su memoria y comenzando un ligero escalofrío.
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Home ||L.S||
RomanceY una vez que pase la tormenta no recordarás cómo hiciste para salir de ella, cómo te las arreglaste para sobrevivir. No estarás seguro siquiera, de hecho, si la tormenta fue real. Pero una cosa es cierta: al salir de la tormenta no serás la misma p...