Capítulo 33: Tempestad

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"Deseo que construyas una máquina del tiempo
Para que puedas ver
Las cosas que nadie puede ver
Se siente que estás parado sobre el límite
Mirando las estrellas
Y deseando que fueras ellas
¿Qué haces cuando un capítulo termina?
¿Cierras el libro y nunca más lo vuelves a leer?
¿A dónde vas cuando tu historia está terminada?
Puedes ser quien fuiste o quien te convertirás...


El mundo de Ash se viene abajo cuando ve a los dos chicos fundirse en un beso, cayendo de rodillas hasta el piso marmolado del lugar, sus rodillas hacen un ruido seco que llama loa atención de los otros.

-Harry...-un gemido sale de sus labios, necesitado, lleno de dolor.

Y una de las pesadillas de Harry se hace realidad.

Ash siempre había sido una persona sensible, vulnerable ante la maldad del mundo en el que vivimos. Ash había sufrido mucho en la vida, y de eso estaba consciente Harry.

Ash nunca le ocultaba nada.

El chico había sufrido de los abusos psicológicos y sexuales de su tercer padrastro cuando apenas cumplía los siete, vivió en un lugar donde los golpes eran el premio por abrir los ojos día con día, tras la muerte de su madre, Ash se sintió morir. Huyó de casa a un país completamente diferente después de robar una moto y empeñarla.

Creció en un lugar para niños huérfanos y logró terminar sus estudios por su alto intelecto.
Conoció a Harry cuando se sentía volver a caer. Harry le enseñó que era el amor, le enseñó que era la vida más allá de lo que veía en las noticias, los asesinatos, las violaciones a chuicos como él. Harry le enseñó que hay algo en el mundo por lo cual aferrarnos.

Eso era Harry para él. Y ante ese pobre chico estaba una de las imágenes más desgarradoras.
Lo que había pedido sin cesar a los Dioses: que Harry no le fuera arrebatado.

-Ash, yo...

-No, Harry, no digas nada. -su voz era apenas un susurro audible. Las lágrimas resbalaban con lentitud de sus mejillas, sus ojos rojos y empezaba a escurrirle el moco. - No digas nada Harry. Quiero escucharlo a él.

Harry aferra sus brazos a Louis, intentando que el chico no se acerque a la destrozada imagen de Ash. Louis asiente a Harry, los verdes orbes del rizado le siguen cuando le suelta para caminar y arrodillarse junto a Ash.


-Harry... ¿podrías dejarnos un momento a solas?

El rizado asiente en silencio y se marcha del lugar, cerrando la puerta mientras Louis ayuda a levantarse al castaño.

Se sientan frente a frente, los azulinos ojos de Ash perdidos en lo café del escritorio.


-Cuando viniste hace años, y nos viste en el restaurante, no tenía idea de que la competencia fuera tal. -Ash rompe el silencio, Louis le mira expectante. -Me di cuenta Louis, no sabía quién eras. Pero soy tan malditamente paranoico que vi tu reacción cuando miraste a Harry. Y algo dentro mío gritó peligro.


Louis suspira, abre la boca para hablar, pero el chico le interrumpe.


-Él llegó a mi como un rayo de sol en la tempestad. Me enseñó todo lo que se y me hizo ser quien soy. Harry es la persona más valiosa que puede haber. Desbordando amor y alegría por cada lugar donde sus zapatos Gucci pisan. El acapara la atención de todos con su angelical rostro y su sonrisa de hoyuelos. -levanta la mirada hacia Louis. – Todo iba bien hasta que llegaste. Entonces su sonrisa blanca que tanto amo dejó de aparecer, noté sus cambios, repelía mi tacto y buscaba los roces contigo. Apenas te mencionaba y sus ojos, esos ojos tan verdes como el bosque y en los que te puedes perder, esos ojos brillaban. Y tenía grabado Louis Tomlinson en ellos.

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