C A P Í T U L O 2

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Resoplo impaciente. La vieja loca de ciencias aplicadas me estaba robando preciosos minutos.

El reloj marca las 4:08 p.m. y mi señor ya viene en camino, juro que si esta vieja no para con su clase voy a mandarla a vender condones fuera de un monasterio. ¡Me harta!

–Bien chicos, es todo por hoy –¡Al fin! –Recuerden el taller para la próxima clase y el parcial para la siguiente semana, buen fin de semana.

No espero a que la Profesora Kwon termine de recoger sus cosas cuando salgo "cagando leches" del salón. Escucho una vocecita molesta que me llama, pero decido ignorarla, mi señor no tarda en llegar por mí.

–¡Zitao, te estoy llamando! –Reclama Luhan, supuestamente molesto. Obviamente no lo está, solo quiere retrasarme.

–Tengo prisa, Hannie, lo sabes.

–Sí, lo sé.

Él se echa a reír y yo pongo los ojos en blanco. Maldito loco, como lo quiero.

–¿Está así porque viene el misterioso señor a buscarlo, cierto? –Pregunta Minseok burlesco, maldito.

Luhan dramatiza –Por su puesto Kim Minseok y hoy si voy a s saber quién es.

¿Mencioné que mis amigos no saben quién es mi señor? ¿No? Pues ya lo saben, mi extraña relación carnal con Mi Señor Wu Yifan es todo un secreto.

Después de todo dejo que un profesor me lo meta hasta el fondo y disfruto en demasía de ello.

[Señor: Donde estas]

¡Mierda, ya llegó!

[Voy saliendo, la profesora Kwon se extendió]

–Adiós mis amores, nos vemos mañana –Me despido besando a ese par en la mejilla.

Luhan está a punto de caminar tras de mi cuando su novio lo agarra de la cintura y me guiña un ojo diciéndome que Luhan no va a seguirme para tratar de saber quién es mi hombre.

Agradezco a Sehun en silencio, él es un poco más sensato.

Camino a paso apresurado hasta la entrada principal de la universidad, gracias al cielo la facultad no está tan alejada. Cuando llego a los estacionamientos lo primero que capta mi atención es la camioneta color plomo de mi señor. Sonrío.

Camino hasta el vehículo siempre cuidando que nadie conocido me vea y suspiro relajado cuando estoy en el asiento del copiloto mirando a mi señor con una sonrisa ladina en su rostro.

–Buenas tardes, señor, ¿qué tal su día?

–Hola, bebé, bien. He pensado en ti mucho.

Vuelvo a sonreír, sé que está mintiendo, pero no importa. –Yo igual, lléveme a su casa y hágame el amor, Profesor.

Me muero de ganas.

[Yixing: ¿Qué haces?]

√√ 4:17 p.m

Mi Señor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora