C A P Í T U L O 30

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Que equivocado estaba Yixing, yo sí era capaz de traicionarlo y ya lo había hecho. Aunque una pequeña parte de mi gritara que aquello no era una traición. Yifan no era suyo.

Lo peor que pudo ocurrirme fue que el sacerdote del pueblo nos invitara a hacer obras sociales en el hogar de ancianos junto a los chicos que estaban preparándose para recibir su confirmación; Daesung era parte de ese grupo. Yo acepté ir porque ¡Joder, amo ser miembro activo de mi iglesia! Y además nunca imaginé lo que justamente ahí iba a ocurrir. Pero bueno, es que metí la pata -otra vez- hasta el fondo de un hoyo sin fondo.

Sí, así de ilógico.

Le conté todo a Daesung, sí, todo. Lo maravilloso que era Yifan en la cama y cuantas veces mi profesor de filosofía me había metido su pene hasta hacerme delirar. ¡Sí, ya pueden empezar a decir que soy el ser más idiota del mundo!

–No me hables más, Zitao, te lo dije.

–No fue mi intención, lo juro, Dae. –Respondí tratando de abrazarlo. Daesung no me dejó hacerlo.

–No, Zitao, no. Yo te dije que no lo hicieras –Espetó, claramente molesto –¿Siquiera se protegieron? ¡No, no lo hicieron! –Traté de decirle que sí lo habíamos hecho, una sola vez, porque algo es algo. Sin embargo Daesung no me dejó hablar. –Zitao te dije que no lo hicieras, que te alejaras de él. Por Dios, es un profesor, católico, supuestamente heterosexual de 31 años ¿No pudiste buscar otro pene?

–¿Qué pasó? –Sí, ese era Yixing.

–Me lo prometiste –Le dije a Daesung ignorando a Yixing olímpicamente.

Daesung asintió –Lo prometí y también te prometí que si pasaba no me volvieras a hablar más.

–¿Por qué? –Se quejó Yixing –¿Qué está pasando aquí? ¡Díganme!

–Yo no voy a decir nada, que te diga Zitao si se atreve.

Daesung pasó por mi lado chocando contra mi hombro, ese mocoso es menor que yo, pero tiene prácticamente la misma estatura, y hasta me hizo tambalearme. Yixing me miraba con una ceja en alto esperando que empezara a soltar la sopa, aunque también tenía esa mirada de Ya sé lo que hiciste, bitch y para qué negarlo estaba muerto del miedo.

–Yo... es que... hice algo que a Daesung no le gustó –Susurré con los nervios de punta.

¿Así de simple había llegado el momento de decirle a mi mejor amigo aka hermano del alma que me había acostado con Yifan hasta prácticamente desmayar?

Oh no, claro que no. La vida fue aún más hija de perra conmigo.

–¿Qué hiciste, Zitao? –Preguntó con una mueca extraña –Aunque ya me imagino lo que es...

–No, no sabes –Interrumpí, mis nervios a punto de matarme.

–Entonces qué fue, porque debió ser algo muy malo para que Daesung no quiera hablarte. Que hiciste Zit...

–Me acosté con un hombrecasado.    

Mi Señor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora