C A P Í T U L O 37

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No soy de las personas que se duermen con sólo poner la cabeza sobre la almohada, de hecho supongo que padezco de algún grado de insomnio, ya que me cuesta un poco conciliar el sueño con facilidad. Sin embargo aquella noche, luego de mi reconciliación? con Yifan, dormí como un verdadero angelito.

Un ángel caído quizás, pero ángel a fin de cuentas.

Creo que hasta soñé con mi matrimonio con el señor Wu o algo así y bueno, eso no es malo ¿cierto?

Sin embargo mi despertar fue aún mejor y única y exclusivamente porque Yifan me llamó muy temprano sólo para desearme un buen día y recordarme que así como él era mi señor yo era el suyo.

¿Podría algo dañar mi burbuja de Yifanlicidad?

–Zizi, necesito un favor...

–El que quieras, lo sabes. –Respondí sonriendo. Mucha Yifanlicidad en el aire.

–Tengo que hacer una vuelta, ya sabes, y quería saber sí podrías cubrirme.

Juro por todo el amor del mundo que traté con todo mi empeño no mostrar indignación, rabia y etcéteras.

¡Maldito infeliz!

–¡Claro! Para eso son los amigos.

Y sí, así Yixing rompió mi burbuja de Yifanlicidad y me sumió al mundo de la duda. Quizás sea absurdo suponer que ellos se verían y tendrían sexo de reconciliación fabuloso como lo tuve yo, pero qué más podría suponer.

No soy del tipo de personas que pelean por un hombre, pero maldición esta era la putísima guerra. 

Mi Señor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora