C A P Í T U L O 28

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[Mi Señor tiene 1k ♥ Gracias!]

Esta parte de mi vida la podría llamarse estupidez transitoria, fue un momento de completa... ¡uf, no sé ni cómo decirlo!

Yo no suelo contar mis cosas a menudo y si lo hago solo se lo comento a personas de mi entera confianza. Aunque hoy debo aceptar que fue una pésima idea contarle a Daesung, otro de mis mejores amigos, que el profesor y yo teníamos contacto.

No físico, pero que estábamos a punto de tenerlo.

Sí, le mentí, pero no sabía hasta qué punto Dae podría comprenderme y aceptar aquello y cómo él es menor que nosotros (Yixing, Luhan, Sehun y yo) no quería causarle un "trauma" o algo similar. No sé, era posible.

Le conté que habíamos empezado hablando de las clases y que él me ayudaba a sobreponerme a ciertas situaciones de mi vida -que no valen la pena y el esfuerzo mencionar- y que después de unos días nos vimos hablando de nosotros mismos y nuestra vida personal. Recuerdo que le mencioné que había algo en él que me llamaba mucho la atención y en eso no mentí en lo absoluto.

Daesung tenía una risita floja en los labios y me miraba como si hubiese perdido la cabeza, yo sé que estaba tratando de tomarse las cosas con calma y no reclamarme que me había metido con un hombre de 31 años, heterosexual y que era una figura pública de nuestra sociedad.

Tenía que contenerme y lo sabía, pero no pude. Le conté, como si acabase de suceder, lo que hicimos semanas atrás.

–Me invitó a su casa, estuvimos hablando por horas y hasta vimos películas en su habitación –Relaté emocionado, Dae sólo escuchaba. –Hicimos guerras de palomitas de maíz y se puso a molestarme... la pasamos bien.

Estaba a punto de contarle más experiencias porque, joder y mil veces joder, se sentía tan bien hablar de eso con alguien que no quería detenerme. Quería contarle todo y no por vanagloriarme, porque tengo muy asumido que todo lo que pasó y está pasando con Yifan está mal, supremamente mal.

Yo solo buscaba desahogarme.

–Yo no te voy a decir nada, no me compete. –Dijo Daesung con una sonrisa tranquila en los labios, esa que lo caracteriza –Usted tiene 20 años y sabe lo que hace, bien sabe que está mal lo que está haciendo, pero si a ti te gusta no voy a meterme. Solo le advierto una cosa: si llega a pasar más de ahí a mí no me hable más, Huang Zitao.

Créanme que sentí como mi corazón se hizo bolita, principalmente porque ya había pasado de ahí hace bastante. Daesung es casi cinco años menor que yo y le conocí casi que por accidente, pero lo adoro con todo mi corazón; y sabía muy bien que ese rubio hermoso hablaba jodidamente en serio.

–No va a pasar de ahí, te lo prometo.

–Más te vale, Zitao, más te vale.  

Mi Señor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora