C A P Í T U L O 40

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[Nota: Últimos 10 capítulos.]

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A pesar de todos los comentarios que había en cada rincón, Yifan y yo estábamos tranquilos. Incluso estábamos pasando por una especie de luna de miel que nos mantenía a ambos felices y agotados.

El sexo abundaba al igual que el amor. Porque estas cosas también se cuentan y Yifan no hacía más que comportarse como un verdadero caballero. Uno muy enamorado. La primera semana de noviazgo, por llamarlo de alguna manera, consistió en él y yo teniendo sexo como conejos en cada rincón de su casa y en un par de casas de ocasión cuando las clases estaban de por medio. La segunda semana mi señor empezó a ser cursi y a halagarme con obsequios sutiles que me tenía vomitando arcoíris. Por supuesto de una forma muy figurativa.

Y en esas estamos como un par de colegiales disfrutando del primer amor, pensando que todo es perfecto y que va a durar para toda la vida.

Ahora bien, deben estarse preguntando por Yixing, es lo normal, pues de él no puedo decir mucho sin llegar a maldecir. Pero lo intentaré.

Resulta que mi querido amigo gastó sus días y energía hablando pestes de mí y contando mis más profundos secretos para hacerme quedar mal no solo en la universidad sino también donde vivimos. Me llamó por los nombres más deplorables a mi espalda mientras fingía sonrisas para mí. Sí, a pesar de todo lo que se decía y que yo supiera que era enteramente su culpa, Yixing seguía siendo mi amigo.

Demasiada estupidez junta quizá, no lo sé, pero el amor que sentía por Zhang Yixing antes de todo este embrollo no se iba a ir después de un par de palabras hirientes.

Él incluso empezó a contarme que estaba conociendo a un chico y lo cierto es que fui feliz porque eso significaba que iba a dejar atrás a mi señor y que en cualquier momento Yifan y yo podríamos hacer publica nuestra relación.

Lo cual anhelaba con toda mi alma.

–¿Todo bien entre ustedes, amor? –Cuestionó Yifan, yo entre sus brazos.

Era un sábado demasiado tranquilo, incluso perezoso ni siquiera habíamos tenido sexo con tal de no dañar la tranquilidad del día con nuestra fogosa pasión. Es que somos unos románticos nosotros. Había llegado temprano a la casa de Yifan aquel día, habíamos estado hablando de cualquier cosa que se nos viniera a la mente, preparamos el almuerzo juntos y hasta tomamos una ducha. Para ese punto, cuando el sol ya se estaba ocultando yo me sentía el hombre más feliz de la tierra y me imaginaba cada día de mi vida así: Entre los brazos de mi profesor.

–Creo que sí.

–¿Crees? –Suspiré.

–Sí, creo. Yixing a veces es tan extraño ni siquiera yo lo conozco totalmente y no puedo saber lo que pasa por su cabeza –Me encogí de hombros, hablaba en serio, quizá Yixing fuera mi mejor amigo y lo conociera mejor que todo el mundo, pero uno nunca deja de conocer a las personas.

–De acuerdo señor Wu, entonces estamos bien.

–¿Señor Wu? –Chillé mirándole fijamente, él solo sonrió.

­–Quiero que te cases conmigo, Tao. 

Mi Señor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora