Mi Señor.

C A P Í T U L O 4

–Te quiero –Dice mi señor, aun estando en mi interior –¿Tú me quieres?

Acaricio su nuca y su sedoso cabello rubio, paso mis dedos por sus orejas y sus mejillas hasta llegar a su mandíbula. Acaricio, también, su cuello y sus hombros.

Mi señor besa mis mejillas y vuelve a hacer la pregunta que, en parte, me niego a responder.

–Sí, te quiero.

Me gustan estos momentos, él se pone cariñoso y me hace olvidar que solo somos sexo sin compromiso. Me encanta saberlo mío aunque solo sea por ese momento.

–Estás muy callado ¿Pasa algo? –Pregunta mirándome con seriedad.

Niego lentamente mientras beso su cuello y sus hombros. Me resisto a decir la verdad

Sucede algo, algo muy grave.

Cuando toda esta locura comenzó yo tenía más que claro que entre el Señor Wu Yifan y yo no podía haber nada más allá de lo físico. Él es un profesor de filosofía, teología y lógica; un hombre importante dentro de la comunidad, además de un heterosexual de 30 años a punto de cumplir los 31.

Yo había estado conforme con eso, Yifan no me era indiferente como hombre, pero no me llamaba la atención lo suficiente como para desearlo en mi cama (o más bien en la suya). Por supuesto eso hasta el día que descubrí que se follaba a Yixing.

Pero no me malinterpreten, no es como si me hubieran dado celos o algo similar. Simplemente a partir de ese momento todo cambió.

Mi modo de verlo, de tratarlo y todo ese interés que sentía con anterioridad por mi profesor se convirtió en morbo. Un morbo incontrolable que me hacía desearlo en situaciones impropias, tan grande era mi lascivia que a veces imaginaba que el profesor me tomaba frente a todos mis compañeros de clase.

Posiblemente después de leer lo que ese par de cínicos se escribían fue cuando caí ante Mi Señor.

Quizás fue un pocoantes, o tal vez un poco después. No lo sé. Lo único que tengo claro es que esehombre hizo y hace que pierda la cabeza.