Capítulo dos.

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—¿Nash? —lo mire confundida.

—Hola —sonrío—. Vine por mi hermano.

—Ah, sí. Pasa...

Abrí más la puerta y él pasó. Luego la cerré con el pie, dándole un empujón. Me dirigí a llamar a Hayes a la habitación de mi hermano, donde hacían cosas de chicos de su edad. Bajó y al ver a Nash, hicieron un saludo para después presentarle a Chad. Un momento algo incómodo —para mi— se aproximó, ya que los dos más pequeños hablaban y Nash tenía sus ojos pegados en mí.

Sacudí mi cabeza levemente y me dirigí a la cocina. Odiaba que me miren así, fijamente y por mucho tiempo. Me hacía poner nerviosa e incómoda. Agarré un vaso y serví jugo en él, estaba sedienta y todavía en el mismo estado. Escuché la puerta principal abrirse y luego cerrarse. Asomé mi cabeza por la puerta que había entre la cocina y la sala. Nash y Hayes se habían ido, pero mi hermano venía a la cocina.

—¿Qué hay con Nash? ¿No qué Christie no te dejaba acercarte a él?

—No sabía quien tocaba la puerta, podría ser mamá o papá.

—O Nash, porque Hayes estaba aquí.

—Chad, Christie no me manda. Es mi mejor amiga. Sé que quiere lo mejor para mi, pero ya estoy grande para que me elijan los novios.

—Deberías hacerle caso —dijo comiendo cereales de chocolate de su caja.

—Tú lo dices porque te gusta.

—No me gusta. A mi me gustan chicas morenas, pero no ella. Me gustan los dos tipos, blancas y morenas. Estaría bueno que sea blanca y morena; combinado.

—Okay. Entonces las oreos deben ser tus mujeres favoritas —reí.

—Definitivamente, pero Rihanna les gana. Es más sexy.

—¿Desde cuándo te gusta ella? —fruncí el ceño confundida.

Nunca hablaba de ella y ahora sale diciendo que es su mujer favorita. ¿Qué sucede con él?

—No lo sé, lo que sé es que mamá y papá se fueron a visitar a la tía de Londres —respondió viendo su celulae.

—¿La tía Rachel?

—Sip —resaltó la “p”.

—Que bueno que no nos llevaron. Ahora, ¿pedimos pizzas? —sonreí.

—Dalo por hecho, hermanita.

Agarré el teléfono y pedí dos pizzas, nosotros comíamos mucho. Cuando llegó la pizza comimos como locos y después, nos fuimos a dormir porque era algo tarde y mañana había instituto.

Al otro día desperté con el ruido de la alarma molesta. Me levanté muy despacio y caminé a ducharme, me vestí con unos shorts rasgados, una blusa con estampado y unas vans. Bajé a la sala, no iba a preparar el desayuno hoy. Mejor Starbucks. Porque, ya saben, Starbucks lo es todo. Las cosas que preparan ahí, son la entrada al mismísimo cielo.

Chad bajó minutos después peinando su cabello con gel, ya que no nos quedaría tiempo a pasar por dicho lugar. Al finalizar todo, nos dirigímos a nuestro destino, compré un capuccino igual que mi hermano. Y ahora al infierno. Y no, no me confundí. El instituto es un infierno.

—¡____! —chilló Christie.

—Hola, Christ... —sonreí algo preocupada, no se le veía de buen humor.

—Ya me dices porqué Nash Grier entró a tu casa —se cruzó de brazos y su mirada acosadora. Mierda. Esa mirada me da miedo.

—¿Cómo lo viste?

—Pasaba por tu casa, cuando volvía de hacerme manicure y ví a Nash entrando. Ahora explica.

—Chad conoció a su hermano Hayes, lo invitó a casa y Nash fue a buscarlo.

—¿Por qué abriste tú la puerta? —enarcó una ceja.

—Pensé que podían ser mis padres, ¿no?

—Oh, sí. Ahora vayamos a clase.

Es hora de los pensamientos de ____. No, es broma. Creo que alguien —Christie cof cof— está enfadada conmigo. Bueno, se habrán dado cuenta por la explicación que me hizo darle. Aún no entiendo porqué le enoja que Nash vaya a mi casa solo para buscar a Hayes, no a mí. ¡Ya sé! Ella está enamorada de Nash y son celos, no enojo. Lo sé porque un día se le escapó algo.

Flash back.

—¡MIERDA! Nash te mira —como todos los días, se quejaba de eso.

—No lo creo. Tal vez te mira a tí.

—Ay sí, te amo Nash —respondió y abrí mis ojos sorprendida—. Fu-ue sarcasmo, tonta —río nerviosamente.

—Está bien... —susurré.

Fin flashback.

Ella está enamorada de él y tal vez, Nash no me mira a mi y la mira a ella, solo que ella lo dice para hablar sobre él. ¡La descubrí! Igual, quién no la miraría. Es de tez morena, es hermosa. Su cabello llega a sus muslos y es lacio. Tiene ojos grandes de color café, que aunque no lo crean, hipnotizan. Y su cuerpo —junto a sus uñas— son muy envidiables. Y yo, morocha con el cabello a la cintura y algo ondulado. Mis ojos chocolates. Y mi cuerpo, no es wow, pero... no, es común.

Toda la mañana junto al almuerzo, Christie se quejó de lo mismo siempre. Y la invité a mi casa, para decirle que la descubrí y ya no debe fingir más. A la hora de salida, con mi hermano caminamos a nuestra casa bromeando y contándonos de las cosas sucedidas hoy. Muchas de ellas, fueron divertidas y merecían ser contadas a la familia. Bueno, en este caso a hermanos.

Luego de una hora, llegó Christie y yo estaba preparada para decirle todo.

—Te gusta Nash —dije sin rodeos.

—¿Estás loca? —me miro confundida.

—No, tú mientes que él me ve. Pero te ve a ti y tú mientes para poder hablar de él.

—Demonios, ¿tan obvia soy?

—Los celos son obvios —susurré inaudible—. Deberías ser su novia —sonreí.

Y creo que fue lo peor que pude haber dicho en mi vida.

She's perfect » Nash Grier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora