Capítulo veintiseis.

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—¿Estás ahí, ____? —preguntó, Daph pasando la mano a centímetros de mi rostro.

—Ah, sí. Lo siento, ¿qué, qué pasó? —parpadeé.

—No lo sé, apareciste aquí algo perdida, pero no importa. ¿Vamos por un helado?

—Sí, sí —dije, como niña pequeña.

Me subí junto a Daph, Jack, Jacob y Fressy a un auto, así todos íbamos a relajarnos un poco. Nash de suerte está vivo y sé que seguirá así, porque él es fuerte.

Al llegar a la heladería, todos pedimos helado de nuestros gustos favoritos. Nos sentamos en una mesa, hablando de lo sucedido. Habíamos estado muy asustados, porque pensabamos que alguien importante para nosotros se iría.

Me reí por el chiste que contó Jack junto a Jacob y miré hacia afuera, Sam estaba caminando solo. Me levante y camine en dirección a él.

—Sam, Sam ¿a dónde vas? —le pregunté

—Lejos.

—¿Por qué?

—Porque no quiero ver a nadie —dijo, enfadado.

—Si sigues por ese camino, encontrarás prostitutas —hice una pequeña broma, pero creo que no le causó gracia.

—¿Por qué no te vas con el ojos celestes?

—¿Sam estás bien? —pregunté, es raro que le llame así.

—No, no lo estoy. ¿Sabes por qué? Porque Nash te ama y odio que haga eso.

—¿Qué?

—No solo él te ama, ¿entiendes? Yo también te amo, te amo desde que te ví.

Lo miré confundida, ¿Nash me ama? ¿Sam también? ¿Por eso él se fue así? ¿Y por eso Nash me besó? ¿Él me ama en serio? Sacudí levemente mi cabeza, no entendía nada.

—¿No dirás nada? —me observó—. No me amas, ¿verdad? Amas a Nash.

—Yo... —me callé mirando el suelo, mientras mis lágrimas caían.

—Lo sabía —suspiró marchandose.

Y yo como estúpida, me quede en mi lugar. Aún pensando sobre lo Sam me dijo. Tiré mi helado, no tenía ganas de comerlo. Caminé a mi casa, aunque estaba lejos, aún no llegaba y mis pies me dolían.

Caí antes de llegar a donde estaban los hombres de seguridad, de mi casa. Me reí e intenté levantarme, pero no lo logré me dolían demasiado los pies, había caminado como una hora sin parar.

—¿Me ayudan? —les pregunté a los guardias, uno se acercó y me cargó en su hombro—. Gracias, como sea tu nombre.

—Soy Alex, señorita —dijo, dirigiendose a la casa.

—¿Tienes hijos o esposa? —pregunté aburrida.

—Sí, dos hijos.

—¿Cómo se llaman?

—Joe y Anabella.

Seguimos hablando de cosas, Alex estaba cayéndome. Era un hombre casado y como dijo, con dos hijos. Prometió que alguna vez me llevaría con ellos. Me contó que su madre hacia demasiado por él cuando era niño, ya que en donde el vivía de pequeño era muy feo y los blancos, mataban a las personas negras, así murió su madre. Una historia muy triste, también la violaron. A Alex le pegaron y le dejaron una cicatriz, la que tiene ahora en la ceja.

Y si se preguntan si es muy largo el camino de la entrada hasta la puerta de la casa para que el pudiera contarme todo eso. Sí, es muy largo el camino.

—Sé que no me dejan preguntar sobre esto, pero usted ¿sabe algo de su madre?

—No —suspiré.

Me bajó en la puerta y regresó a la entrada, yo ya podía caminar —tropezandome—. Intenté ir hasta la cocina por algo de comer ya que estaba hambrienta, pero caí al sofá.

Decidí quedarme ahí, ya que me iba a lastimar si tal vez caía en otro lugar.

Cerré mis ojos, cuando estaba durmiendome, escuché ruidos extraños. ¿Por qué no me dejan dormir tranquila?

Camine hasta el tercer piso, donde estaba mi habitación y se escuchaba más fuerte. No me digan que Tyler.

—Vamos, Tyler. Más rápido.

¡DIOS! QUE ASCO, REPUGNANTE, ME VOY A TRAUMAR, IUGH. ¿Por qué no me tocó un hermano nerd? Bueno, no. Algo un poco menos asqueroso que Tyler, por favor.

Me acosté y tapé mis oidos con la almohada, ignorando cualquier sonido, eso es muy asqueroso.

Al otro día desperté por un brazo en mi cintura. Me giré y vi a Nash durmiendo en la misma cama que yo.

—¡Nash! ¿Qué haces aquí? —grité susurrando.

—¿Mmh?

—Despierta, Nash.

—Ah, hola —el sonrió.

—Explicame que haces aquí —exigí.

—¿Dormir contigo? —dijo obvio.

—Vaya, vaya. Alguien se divertió anoche, como nosotros —dijo, Tyler con Christie en la puerta.

—¿Qué hace esa zorra aquí? —la observé.

—Tú eres la zorra, te acuestas con exs de tus amigas.

—No recuerdo que seas mi amiga —dije, levantandome para pegarle.

—Ven, aquí, princesa —dijo, Nash tomandome de la cintura. Mi corazón se paralizo, me dijo princesa—. Deja a esa zorra —susurró en mi oído.

—Te dije, Nash no lo vale —Tyler habló.

—Deberías verte en un espejo, estúpido —le espeté.

—Cuidado con novio —dijo, Christie.

—Vete a la mierda.

Me salí del agarre de Nash y fui directo a pegarle, Nash fue más rápido que cerró la puerta en la cara de Tyler y la zorra, y tomó mi mano haciendome girar y dejando nuestros rostros a centímetros.

She's perfect » Nash Grier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora