Capítulo 31

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Viernes por la tarde. La clase de música había iniciado. Todos se encontraban en la pequeña sala de eventos, en la cual había sido llevada a cabo la última evaluación. Yoongi estaba parado sobre el escenario, y sus alumnos se encontraban sentados, como si fueran el público.



—Buenas tardes, chicos.

—Buenas tardes —respondieron todos.

—Sé que se estuvieron preparando muy bien para lo de hoy, pero-- uhm...



Sus manos comenzaron a sudar, y las secó disimuladamente en su pantalón. El director, que se encontraba en uno de los últimos asientos, le hizo señas para que prosiguiera. Sin embargo, la mirada de Yoongi se desvió hacia el otro extremo del lugar, por donde estaban entrando las demás autoridades, quienes compararían las calificaciones con las anteriores.



—Quiero que todos pasen al frente, y tomen una copia de las partituras que tengo aquí.



Ante aquella orden, se oyeron murmullos por todo el lugar. Los jóvenes se encontraban confundidos. Jimin también lo estaba. Él había ensayado la misma interpretación, al igual que los demás. Y por más cercano que fuera a Yoongi, no estaba enterado de la actividad sorpresa.



—Sé que ensayaron las mismas piezas que habían interpretado la última vez, tal y como les había dicho, pero me tomé la libertad de elegir una composición diferente para cada uno de ustedes.



Las quejas se hicieron presentes en cuestión de segundos. Yoongi calló a sus alumnos y siguió.



—La otra vez les expliqué cuáles fueron sus problemas. Sin embargo, esto no resultará productivo si ustedes corrigen sus errores y hacen aquellas correcciones sobre algo que ya hicieron anteriormente. Quiero que tengan en cuenta en qué se equivocaron y que, al interpretar esto, no lo repitan.



Un chico se levantó y frunció el ceño.



—Pero... señor Min, ni siquiera sabemos con qué nos vamos a encontrar.

—Lo sé. Y también sé que ustedes son lo suficientemente inteligentes como para poder tocar correctamente la pieza. Están preparados. Saben leer partituras, saben tocar los instrumentos que tiene cada uno, tienen las herramientas que les di, las que les dio el señor Sun el año pasado y las que obtuvieron en los años anteriores a la universidad, cuando apenas estaban empezando a adentrarse al mundo de la música. Además, el día de mañana, si se dedican a esto, tal vez les toque una situación así. Puede que lleguen a un lugar, les avienten a la cara unas partituras y les digan "oye, toca esto, salimos en cinco minutos". Tienen que estar preparados, ¿No lo creen?



Muchos de los presentes asintieron, aunque no muy convencidos. Otros, se mantuvieron en silencio. Sin embargo, poco después, ya cada uno tuvo en sus manos lo que el profesor había llevado para ellos.

Uno por uno, los alumnos fueron subiendo al escenario para interpretar sus piezas. Yoongi se sentía nervioso. Había empezado a enredarse con sus propios pensamientos. Había comenzado a dudar acerca de sí mismo, creyendo que pudo haber hecho diferencia entre Jimin y sus alumnos de manera accidental.

El director Cha se sentó al lado del profesor Min, y presionó su hombro con suavidad.



—Bien hecho.



Yoongi asintió con la cabeza levemente, sin despegar la mirada de quien, en ese instante, estaba tocando la canción que le correspondía.



—No estés nervioso.

—Es difícil no estarlo.

—¿Por qué lo estarías?

Two melodies [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora