Capítulo 24

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Era una mañana tranquila en Busan. Min Yoongi caminaba serenamente hacia su lugar de trabajo. Estaba a unos pasos de entrar a la universidad. Venía tarareando una melodía inexistente. Le prestó más atención a los sonidos que estaba emitiendo y, sin detener su caminata, se quitó la mochila, sacó su cuaderno, lo abrió en una parte cualquiera y sacó un bolígrafo. Quitó la tapa del objeto con sus dientes, y anotó un par de cosas para poder recordar aquella canción más tarde, ya que pensó que podría ser útil.

Después de haber escrito lo necesario, frunció sus cejas y tachó lo que no le convencía. Iba tan concentrado en eso, que se asustó cuando sintió una mano posándose sobre su hombro. Sonrió. Tapó el bolígrafo y volteó.



—¡Hola Jim--! ¡Señor Cha! ¡Buenos días! —se inclinó, saludándolo.

—Buenos días ¿Todo en orden? ¿Qué venías haciendo?

—Oh, nada. Estoy componiendo algo.

—Eso es asombroso —asintió con la cabeza, asombrado—. Escucha, ¿Podrías pasar por mi oficina más tarde? Tengo que hablar contigo acerca de lo del sábado.

—Claro.

—Que tengas un buen día.

—Igualmente, director.



Yoongi volvió a acomodar su mochila sobre su espalda, y siguió su camino para poder ingresar al edificio. Se oyeron pasos detrás de él, y dos manos agarraron sus costados, provocándole cosquillas. Al darse vuelta, esta vez, vio a quien realmente quería encontrar.



—¡Jiminnie!

—¿Cómo estás?

—Bien, ¿Cómo estás tú?

—Bien... —lo miró, atento— te ves cansado.

—Apenas dormí, anoche.

—¿Otra vez te quedaste componiendo? Dijiste que sería algo simple.

—Lo sé, pero tenemos que presentar la pieza en una fiesta importante. No tiene que dejar de ser genial.

—Puede serlo, de todos modos —se encogió de hombros—. Tenías la opción de elegir algo que ya existía, ¿Por qué haces todo esto?

—No me interesa hacer lo menos que se pueda, sino trabajar duro en algo; armar esto por mi cuenta y que vean de lo que soy capaz. Quiero que se note el esfuerzo y que vean lo que ustedes son capaces de hacer gracias a las clases que tenemos.



Jimin no dijo nada por unos cuantos segundos. Se detuvo. Yoongi también paró y lo miró. El menor observó a su novio con admiración.



—Min Yoongi...

—¿Sí?

—Eres asombroso —sonrió.

—No es cierto —rió suavemente, avergonzado.

—¡Claro que sí! —volvió a caminar— Los demás profesores son una bola de perezosos. Seguramente habrían ido por la opción más fácil. Tú, en cambio, aceptaste el reto de hacer todo esto. Eres genial.

—Muchas gracias, Chim Chim.

—Oye, no arruines el momento.


Two melodies [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora