Capítulo 19

11.9K 1.4K 374
                                    

Miércoles, cinco de la tarde. La jornada de clases en la escuela había finalizado. Namjoon tomó sus cosas y salió del colegio, camino a su casa. No se encontraba muy lejos, por lo que llegó en unos quince minutos. Una vez allí, lo primero que hizo fue escanear con su mirada cada rincón de su sala, en busca de su novio.



—¿Amor? —llamó.


—¡Aquí estoy!



Seokjin se acercó a la escalera y saludó con la mano al joven que acababa de entrar. Bajó los escalones y, al llegar a su lado, le dio un beso en los labios, dándole la bienvenida.



—¿Todo en orden?


—Sí, ¿Qué tal el trabajo?

—Bien —se sentó en uno de los sillones, el mayor hizo lo mismo— ¿Y tú?

—Fue agotador, pero estuvo bien —se recostó sobre su hombro— ¿Sabías que te amo?

—¿Sabías que me asusta cuando me dices estas cosas tan de golpe?

—¿Por qué?

—Te conozco desde hace tiempo. Me estás por pedir algo.

—Es que olvidé comprar las cosas para la cena, y no tengo ganas de ir —sonrió, queriendo lucir inocente.

—Lo sabía —bufó—. Cariño, ¿Realmente hace falta? Estoy cansado. Recién llego.

—Entonces, será más fácil para ti volver a salir. Yo hago todo después, así puedes descansar. Te lo recompensaré más tarde —besó su mejilla.



Namjoon maldijo entre dientes ante aquella tonta excusa. Pero sin decir más, tomó su billetera y salió a hacer las compras. Si había algo que detestaba, era ser tan débil cuando se trataba de Kim Seokjin. Con un solo gesto, el mayor podía hacer que él cambiara de parecer en un parpadeo. Aún así, aquello jamás le había parecido un inconveniente. Amaba cada una de las cualidades que, juntas, formaban al hombre que era perfecto para él.


Al llegar al supermercado, sacó de su bolsillo la lista que Seokjin había preparado. Frunció sus cejas. Eran sólo un par de tonterías que podían ser tranquilamente reemplazadas por algún otro ingrediente. Negó con la cabeza y recorrió el lugar en busca de los productos, empujando el carrito como si fuera la acción más aburrida del mundo.

Al llegar a la caja, gruñó ¿Por qué se encontraba tan lleno el lugar justo aquella tarde?

La fila avanzaba con lentitud, y la hora de irse parecía no llegar jamás. Él miró hacia afuera, y vio que el sol estaba ya casi oculto.

Cuando por fin llegó su turno, guardó todo en las bolsas, pagó sus compras y salió del lugar, regresando a su casa.

Para llegar a su hogar, el muchacho debía pasar por una esquina, en la cual había una casa abandonada. Nadie nunca se atrevía a caminar cerca de ella, ya que se rumoreaba que era habitada por espíritus y otras cosas sin sentido que la gente del barrio había inventado. Sin embargo, no era el caso de Namjoon. A él le gustaba el hecho de que aquella esquina le recordara a las historias de miedo que tanto amaba leer.

Two melodies [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora