Capítulo 9

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Jimin despertó lentamente. Frotó sus ojos. Le habría gustado descansar un poco más, pero tenía que cumplir con su deber de asistir a las clases de la universidad. Aún así, no se quejó, pues se sentía victorioso de haberse levantado antes de que su alarma sonara. Sonrió, se sentó en su cama y encendió su celular. Cuando miró la hora en la pantalla, su sonrisa se borró por completo. Debía de haber salido hacía ya una hora.

El muchacho se vistió con lo primero que vio al alcance, y bajó las escaleras lo más rápido que pudo. Su madre, al verlo, se sorprendió.



—¿Jimin? 

—¡Me quedé dormido!

—¿No vas a desayunar?

—Lo haré allá. No tengo tiempo.



Después de haberse despedido de ella, caminó velozmente hacia el establecimiento. Luego de haber entrado, notó que las puertas de los salones ya estaban cerradas. Bufó. No tenía ganas de entrar a una clase que ya iba por la mitad, así que sólo se dedicó a caminar por los pasillos. En un momento, se detuvo. Nuevamente, como había sucedido días atrás, oyó una dulce melodía que estaba siendo tocada en un piano, en el salón de instrumentos. Se aproximó a la puerta, justo como aquella mañana, sólo que esta vez se atrevió a abrirla y pasar, y se sentó junto al profesor Min, quien, al verlo, alejó sus manos de las teclas.



—¡Park Jimin! ¿Qué haces por aquí?

—Me quedé dormido y ya me perdí media clase ¿Qué haces tú aquí?

—Vine a practicar un poco.

—Ya veo —frunció sus cejas—. Esta pieza es la misma que la que estabas tocando el otro día.

—Así es.

—¿Puedo oírla nuevamente?



Yoongi asintió con la cabeza y repitió nuevamente aquella canción. Jimin lo miró y abrió grandes sus ojos.



—No me había dado cuenta de que era la del señor Sun.

—Así es. Incluso antes de saber acerca de todo este misterio del proyecto de la muestra en Seúl, no podía dejar de pensar en la tarea de terminar lo que él compuso. Por eso, siempre toco lo que escribió una y otra vez, para saber qué puedo hacer después.

—¿Tienes alguna idea?

—Aún no.



El silencio envolvió la habitación, aunque no por mucho tiempo. El estómago de Jimin rugió, y él lo cubrió, abrazándose a sí mismo. Yoongi rió.



—¿Qué fue eso?

—Nada.

—¿Tienes hambre?

—No desayuné. Tampoco cené mucho, anoche. Hoseok no me dejaba en paz, porque seguía insistiendo con que le contara qué pasó con-- con algo.

—Ven, vamos a desayunar.

—No hace falta.

—¡Claro que sí! No puedes estar de este modo. Además, ya no asistirás a la clase de ahora. Tienes tiempo de ir a algún lado y volver.

Two melodies [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora