Capítulo 16: Padre naturaleza

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—¿Cómo que mi padre? – la voz de I-pin resonaba en la mitad del camino en donde se detuvieron... o se vieron obligados a detenerse

—¡¿lo ves?! ¡Te dije que no me iba a creer! – se quejó Lambo mientras caminaba al auto y abría la puerta. Se había tardado un rato en lograr que los custodios que tenían, se fueran a la mierda y lo dejaran hablar con I-pin en paz

—¡espera! ¿qué haces? – I-pin trataba de detenerlo, pero Lambo fue más rápido y la apartó del auto — Lambo

—te demostraré cómo son las cosas ahora, I-pin



La muchacha seguía enfadada por todo lo que acababa de escuchar, pues odiaba cuando su hermano se ponía a delirar o mentir cual condenado. Como cuando la llamó para salvar a Reborn, quien no respiraba después de la tortura. Aquella vez la explicación fue un simple, «no dejaré morir al amor de mi vida». ¡Claro que no le iba a creer esa sarta de estupideces! Mucho menos la que acababa de escuchar y peor aún, después de que Lambo confesó que estaba fingiendo todos sus malditos malestares. ¡Maldito hermano el que tenía!



—Lambo, ¡estás loco! — protestaba. Intentaba que su hermano no siguiera con su descabellado accionar, ¿a quién se le ocurría desatar a sus clase A?, pero Lambo logró desatar a los prisioneros – maldición – mascullaba entre dientes mientras sacaba su arma y apuntaba, pero Lambo se la quitó con rapidez y sin aviso — ¡¿qué demonios haces?! — tanteaba su cinturón, buscando alguna otra arma con la cual poder defenderse, pero no había nada

—dile algo, Reborn – se quejó mientras evitaba que I-pin le quitara el arma nuevamente – explícalo o fingirme enfermo habrá sido en vano — a la final tuvo que empujar a su hermana para que retrocediera y guardara distancia — ¡Hasta tuve que aguantarme la toalla caliente! ¡Joder! ¡Fingirme enfermo no fue fácil!

—¡Lambo, voy a matarte ahora mismo! — I-pin alternaba su mirada desde su hermano hasta la puerta del auto. ¡Veía la cadena de los clase A asomarse por la puerta abierta! ¡Iban a morir si es que esos dos ya despertaron de su letargo!

—deberías preocuparte por mí – la voz adulta y gruesa hizo que I-pin mirara a Reborn, quien salía con una lentitud demasiado elegante para un enemigo. Un temblor evidente se mostró en la muchacha... le temía a Reborn desde que lo vio asesinar a sangre fría – supongo que sin esto... soy peligroso – decía mostrando el bozal y los trozos de lo que era la camisa de fuerza

—hay dios mío... ¡demonios! — sabía defenderse cuerpo a cuerpo, pero contra Reborn dudaba que pudiese hacer algo — Quieto o... — su voz tembló levemente, pero se mantuvo firme

—¿o qué? ¿Me matarás? — una sonrisa burlona adornaba su rostro adornado por el rojo de la sangre seca, que no había sido removida

—es mala idea, I-pin – decía Skull que también salía a estirar las piernas — no hagas tonterías querida — El de cabellos lilas era menos impresionante, simplemente era el mismo animado idiota que saltaba con cualquier cosa, igual que un cachorro de lince – que bueno que también me diste de comer o estaría inconsciente ahora... pero esa cosa sí que me costó superar... maldita droga – decía estirándose y palmeando su cuello donde le inyectaron esa cosa — pero bueno, el efecto ya pasó — hablaba con la mirada centrada, brillante y una leve sonrisa que no se observaba por el bozal que aun traía — I-pin — decía con la voz suplicante mientras pedía que lo desataran de esa estorbosa cosa en su cabeza – a un padre no se levanta la voz

—¡¿tú también?! — I-pin estaba alterada al ver a ese par. Aún tenía sus manos en frente de sí para simular una defensa — ¡Ay! ¡me voy a morir o estoy muerta!

Problemas de ClaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora