Capítulo 26: Libertad o condena

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Doble estadía...



¿Aburrirse? Jamás en su vida había estado tan poco aburrido como en ese momento, después de todo, cazar clase A era tan malditamente difícil que debía estar en riesgo de muerte cada maldito día de cada maldita misión y fuera de ella. Le designaron uno de los clase A resguardados en las celdas, del que no conocía nada, ni siquiera lo había pre-entrenado y con eso debía aguantarse hasta que completara el pedido de los viejecitos. Además, los nuevecitos ancianitos de la armada de resguardo, los cuales no sabían ni una mierda, le designaban tareas con niveles de dificultad elevada sin siquiera darle suficiente tiempo de descanso entre misiones. Definitivamente los nuevos líderes que acaban de incorporarse a esa armada, necesitaban un periodo de adaptación.

Kyoya definía ese tiempo como su apogeo de adrenalina sin imites y le gustaba en niveles anormales. Miraba a Xanxus a su lado, pues desde el mismo puto día en que se le fue inyectado esa cosa, aquel malhablado de ojos rojos pasó a ser como su hermano mayor, al menos así lo veían las autoridades. Los altos mandos los enviaban juntos a esas misiones constantes que ahora tenían, después de todo, debían rellenar las celdas que estaban bien dispuestas en el nuevo centro de mando de las armadas de resguardo.

Un edificio cayó hace meses, pero eso no significaba el final de una guerra de décadas en contra de algo que podía darles muerte. La armada perdió ese día y eso se convirtió en una mancha en su historia, mas era una nueva oportunidad también. Perdieron a todos los clase A cautivos, perdieron laboratorios, información y empleados, pero no estaban caídos en totalidad porque su esqueleto era fuerte y muchos huesos aún estaban intactos.

Las noticias fueron censuradas para no alarmar a los ciudadanos comunes, los pocos sobrevivientes fueron englobados y atendidos para que no murieran porque no querían tener más bajas en sus tropas. Identificaron las fallas y aciertos en las pocas grabaciones de las cámaras que quedaron intactas. Interrogaron a los sobrevivientes y finalmente tacharon culpables, cómplices y traidores. Después de suturar la herida, las cosas empezaban a sufrir un proceso de recomposición y rescate de las contadas cosas que se salvaron de ese campamento. Todo se reunía para trasladarse a otra cede. Ese ataque solo fue una pequeña pérdida para la armada nacional. Se repondrían y volverían a brillar. Así era todo el asunto.

Entonces... ¿quién era el monstruo? ¿El que quería venganza? ¿El que quería vivir?

Las armadas de resguardo se crearon para vengarse de los clase A que mataron a su gente. Los clase A mataban a los carceleros porque éstos mataron a los suyos. Los ancianos los torturaban por venganza y de paso para fomentar sus investigaciones. Los clase A organizaban esos escapes tras dejar muerte y destrucción para rescatar a los suyos y vengarse... entonces, ¿quién estaba en lo correcto? Nadie, porque era sólo un círculo vicioso que no se detenía nunca. Pero era encantador para quien sabía ingresar al sistema con su cuerpo fortificado, mente saturada de soledad y falta de interés por la maldita vida... en ese grupo estaban esos dos seres...



—¿De nuevo perdiéndote en tus pensamientos, escoria? — se escuchó un estruendo frente a ellos, quienes lideraban la cacería de ese día

—¿Y a ti qué te interesa? — gruñía bajito mientras miraba la dosis de ese día. Seguía siendo dolorosa, punzante y ardía como el infierno, pero debía admitir que le gustaba sentir el poderío que esa droga le daba

—Mete la aguja, saca el líquido — Xanxus se reía mientras él hacía eso con su brazo y terminaba por suspirar — con el tiempo te acostumbras, pero nunca deja de doler

—Cállate — advertía con fastidio. Hibari quería disfrutar de ese momento de éxtasis en su cuerpo

—No te fastidies, mocoso... los acorralaremos, así que será interesante — aspiraba por su nariz con fuerza y sonreía — adelante, escoria



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