Capítulo 21: Rechazo mi identidad

567 47 63
                                    





Tsuna miraba los cuerpos sin vida que cedió a los más jovencitos en esa zona para que se vengaran, o, mejor dicho, se alimentaran. El hambre siempre fue un problema para mantenerse cuerdo en aquel sitio de cautiverio, ceder a la gula en su madriguera no sería un pecado en esos tiempos, después de todo... eran libres. Sólo una de sus presas seguía con vida, al menos así mostraba su respiración, aunque no difería mucho de los cuerpos incompletos que despedían un aroma metálico característicos de la sangre derramada.

El castaño no sabía desde hace cuantas horas estaba en ese cuarto. Tampoco sabía a qué hora de ese día llegaron a la madriguera después de abandonar los camiones cerca de un paso entre carreteras antes de incendiarlos. Mucho menos sintió el trayecto en donde disfrutó de arrastrar a un muy mal herido Timoteo mientras los demás se encargaban de borrar las huellas de la fuga. Tampoco le importó saber... no... eso sí le importó



—déjeme ir con usted —era una chica, una de las nuevas, menos de dos años en las celdas de la armada — por favor

—¿por qué lo haría? Tú perteneces a otra manada — Reborn mantenía ese toque frío mientras los clanes se dividían después del escape. No todos los clase A formaban parte de la misma familia, pues no eran los únicos mutados en ese planeta

—se lo suplico — sus cabellos rojizos revoloteaban con el viento que soplaba — lo que pasa es...

—dejen el barullo — gruñó Tsuna porque estaba hastiado de escuchar a esa mujer llorar — tenemos que irnos. Ustedes a su manada, nosotros a la nuestra. Refugios diferentes, líderes diferentes — esa niña lo miró con súplica, su iris violeta estaba opacado por el rojizo que ocasionaba el llanto, pero Tsuna estaba en su "yo" sin compasión — Nuestro deber como raza ya está hecho. Los hemos sacado a todos de esas malditas jaulas... ya no más

—es verdad, nosotros debemos volver con Byakuran-san — se quejaba un pelirrojo de facciones duras mientras bostezaba — muévete MM

—si no quieres ser nuestro alimento... mejor lárgate rápidamente — gruñó Reborn y esa mujer tembló, pero se negó a irse

—yo no puedo regresar con Byakuran-sama — la muchacha se inclinaba notoriamente en una reverencia que pedía piedad — llevo en mi vientre a un hijo cuyo padre no es de nuestra especie... no será aceptado y me lo quitarán antes de que siquiera se desarrolle

—ese no es nuestro problema — Yamamoto, de lejos, apoyaba la moción de su líder — vete ahora

—por favor, se lo suplico... llevo un hijo — insistía, pero eso sólo ocasionaba el malestar de todos

—aceptar a alguien ajeno a nuestra familia es una condena de muerte. No tenemos tantos recursos con los que contar. Si alguien más se integra, si tú te integras significaría más bocas, más peligros, pues nadie me asegura tu lealtad — gruñó Reborn y empujó a la chica con la suficiente fuerza como para que cayera lejos — ahora, ¡piérdete!... antes de que yo sea quien pierda la paciencia o la inteligencia

—por favor, sólo quiero salvar a mi hijo — se negaba a rendirse. Se levantaba y acercaba a Reborn una vez más — se lo suplico — ella vio que aquel hombre cuidaba de su familia y hasta ese punto no dañó a ningún niño cuyos genes estaban mezclados. Ella quería creer que con Reborn tenía salvación

—suplícale a tu líder entonces — Tsuna la miró con desprecio y se alejó tras darle un leve toque al costado de Reborn. Una seña hacia su líder para que terminara con eso, pronto

—¡debería entenderme! ¡Usted pasa por lo mismo! — pero esas palabras no eran las adecuadas para el momento. MM acaba de causar la furia de dos personas peligrosas

Problemas de ClaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora