Capítulo 14: Planes y delirios

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Reborn había acudido al llamado de un miembro de su manada, había ido a reconfortar al afectado que suplicaba protección, era normal para ellos, más no lo era para las personas "normales". Lambo sólo había sido un intermediario en eso, pero maldijo su "buen corazón" porque odiaba estar mirando como el "todopoderoso Reborn sanguinario" se comportaba como un buen... padre o amante. ¡Ni siquiera quería pensar en esa interacción! Pero allí estaba, frente a sus ojitos verdes, pues Tsuna y Reborn estaban en su mundito temporalmente estable



—ayúdame — los susurros de Tsuna no dejaban de darse mientras se restregaba contra el mayor — por favor

—tu olor está mezclado con el de ese tipo todavía — regañaba en voz tan baja, que solo Tsuna podría escucharlo — te hizo algo — afirmó sin parecer pretencioso

—Reborn... la etapa — susurraba mientras sus lágrimas salían — pasé esa etapa... me acoplé

—lo imaginé — gruñía bajito, pero no por la furia, sino por la frustración — malditos sean esos tipos

—la fiebre se expandió — posaba su frente en el pecho ajeno y sollozó — pasó... pasó... pasó

—trata de tranquilizarte, mocoso idiota — insultaba, rozaba con su bozal la mejilla del castaño simulando una mordida — ya veremos qué hacer — los miembros de la manada que no hacían bien las cosas, recibían una reprimenda, pero atados como estaban, lo máximo que Reborn podía hacer, era fingir mordidas o maltratarlo como le fuese posible y aun así Tsuna se dejaba hacer



Lambo bufó insatisfecho al seguir viendo eso, lo único que le alegraba el día era que su acompañante no lo estaba pasando mejor. Se notaba a leguas su malhumor, Lambo incluso quiso provocar a Hibari a una pelea verbal, pero el otro lo ignoró y solo se centraba en ver al castaño a lo lejos. El de ojos verdes se divertía con aquello, pues al parecer no era el único posesivo en el maldito lugar. Lambo no tuvo opción más que ayudar al enemigo, pues sino Reborn no dejaría de fastidiar y tampoco le daría recompensa. Así que resinó a cumplir una nueva orden y a intentar callarse, pero todo tenía que terminar y esa pequeña visita llegó a su final. Por eso Lambo estaba allí, luchando para devolver a Tsuna a su lugar. Tenía tiempo límite porque el primer dedo de Kyoya ya se movió y eso no era nada bueno, allí habría problemas y lo mejor era evitarlos. Además, había otra dificultad más que estaba a punto de estallar



—maldita sea, Tsuna... ¡colabora! — gruñía el de ojos verdes mientras trataba de poner la cadena en su lugar, pero el mencionado se negaba a alejarse de Reborn — Reborn, ¡ayúdame al menos!

—tampoco quiero alejarme — dijo con seriedad, ignorando el bufido molesto de Lambo — ahora piérdete

—joder... sabía que era mala idea juntarlos... ni modo — decía buscando entre su ropa una cosita que guardó para casos de emergencia — no me dejas opción, Tsuna

—no te atrevas — gruñó Reborn mirando a Lambo, sabía lo que el mocoso tramaba

—cállate Reborn... ya tuve suficiente de su amorío momentáneo — el arma de electrochoque estaba en su mano. Lambo la portaba siempre en caso de que Reborn se negara a portarse bien, después de todo el lado animal seguía siendo... animal — sabes que odio ese maldito comportamiento tuyo

—a ti nada tiene que interesarte, mocoso — Reborn frunció su ceño al ver a su carcelero sacarle la lengua. Aún tenía a Tsuna en su regazo y no estaba dispuesto a dejarlo ir

—qué pena... su tiempo ya se acabó — Lambo iba a impactar aquel táser contra el cuello de Tsuna, pero no contó con la interferencia de su queridísimo compañero — Reborn... ¿es en serio? — se quejó, pues Reborn había impedido su ataque con rapidez. Tsuna ahora estaba en el suelo, pues el cuerpo de Reborn había reaccionado al instante, apartando al castaño y recibiendo el ataque — no jodas ahora — decía manteniendo el arma en sus manos con fuerza, pero luchaba contra la fuerza adversa de Reborn, quien lo estaba empujando

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