Capítulo 2: Por pares

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Uno a uno sacó a su clase A, el número dentro de esa celda disminuía pero seguían superando los 40 individuos cuando solo faltaban los últimos novatos. Ninguno se salvó de la dificultad de sacar a su salvaje asignado, peleas con los otros prisioneros, el enfrentar la furia del clase A, todo era similar. Para quien no estuviera entrenado sería una tarea demasiado compleja e incluso no soportaría la crueldad ver el hacinamiento de tantos clase A, pero para ellos era normal. Allí estaban todos los enemigos capturados, criminales de alta peligrosidad que acabaron con centenares de personas sin consideración alguna, muchos consideraban el trato propio para esa clase. Era una tradición hacerlo de esa forma, juntando a todos los clase A cuando los novatos debían sacar a su nuevo compañero, eso a pesar de que normalmente se los tuviera encerrados en celdas individuales. Como fuese, la tarea ya estaba dada y se cumplía a cabalidad



-Gokudera Hayato – el asignado llamaba a los últimos

-¿cuál? – preguntó fastidiado, odiaba ser de los últimos... maldita lista basada en el orden de llegada, y maldita la hora que se le pegaron las cobijas en esa mañana

-su nombre es Yamamoto Takeshi – decía el hombre mostrando el expediente y cediéndoselo al de cabellos platinados. Una foto clara identificaba al clase A y Gokudera ingresó a ese lugar con calma. Identificó a su nuevo "compañero" de inmediato

-Hey tú. Muévete y hazme las cosas fáciles – bufó a pesar de que sabía que tal vez ese azabache ni siquiera pudiera entenderlo, pues la mayor parte del tiempo los clase A eran solo animales. Ellos sólo pensaban en comer, dormir, destrozar y arrancarte el cuello – ¡Hey, azabache de mierda! – le gritó pero el mencionado solo tenía la vista fija en el techo. Alto, de cabello negro, piel canela, extraño y tuvo que patear a los demás clase A para llegar al idiota que estaba al final de la habitación – ¡no escuchas maldito!

-escucho – Hayato se sorprendió cuando aquel azabache le dirigió la mirada y le habló – sólo veía mi cárcel por última vez

-así que tu parte humana despertó – lo miró con desprecio, pues su familia pereció en manos de uno de esos. Nadie podía culparlo por odiar a todos esos errores de la naturaleza

-es agradable tener razonamiento – Yamamoto parecía sonreía a pesar de que el bozal impedía verlo con claridad, pero tenía las facciones relajadas – un placer conocerlo... Gokudera-san, espero nos llevemos bien

-si claro. Veremos si cuando despierte tu parte animal dices lo mismo

-desde ya me disculpo si le quiero arrancar la garganta con mis fauces – dijo mirando a esos ojos verdes y se acercó a paso calmado – espero que eso no suceda esta vez

-así que ya has matado a alguien – sonrió con ironía, se burlaba de la maldita situación

-la verdad no recuerdo – decía caminando fuera de la prisión y reverenciando al guardia quien sonrió en correspondencia – pero me han contado aquello... que asesiné a mi antigua compañera – su voz tenía el toque melancólico que asemejaba a un niño que hizo una travesura y se sentía culpable

-este es raro – sonrió el que cerraba la jaula nuevamente, para enseguida mandar una descarga eléctrica poderosa para que los que intentaban salir retrocedieran – es amable en su forma humana... pero como animal a matado a dos novatos. Tenga cuidado Gokudera-kun



Pero el de ojos verdes no veía nada peligroso en ese azabache, así que debería tener cuidado extremo, porque los clase A eran traicioneros. Como fuere, Gokudera solo tomó la correa que uno de los guardias le cedió, la colocó en el cuello del mencionado y lo arrastró con él. Hayato iría al departamento designado para estadía en la zona de resguardo y dormiría de lo lindo porque al siguiente día tendrían trabajo que hacer. Pero algo raro pasó, el clase A empezó a reírse bajito diciendo que le gustaba el aire que ya olía a lo lejos, que era libre ahora y que al menos disfrutaría ese tiempo. Un clase A del más raro comportamiento, pues el carcelero había escuchado miles de historias, pero ninguna le advirtió encontrarse con un enemigo de clase A que le sonriera a los buenos momentos



Problemas de ClaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora