Capítulo 24: Enfado o culpa

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El doctor de la manada solía darles lecciones sobre su propio organismo a los clase A. Si alguien tenía preguntas iban con él y éste les explicaba con un poco de pasión o simplemente les daba un libro que había hecho el científico de la manada y del cual, cinco copias estaban bien guardadas. La manada tenía cincuenta personas, entre ellas diez clase B y C que solían ser los enfermeros y doctores aprendices. Estaban bien organizados y no era la única madriguera que tenían a disposición, pues su territorio era amplio. En la otra instalación había veinte personas más, así que no tenían problemas con la defensa de sus tierras. Eso puesto que las manadas de clase A ocasionalmente se enfrentaban por cuestiones como esa, pero terminaban por formar un pacto que beneficiara a todos



—así que el mocoso mintió — Reborn se hallaba sentado en aquella habitación subterránea, pues a esa otra persona le gustaba la soledad y el silencio. En realidad, todo el refugio era subterráneo, pero el científico, o el "doc" como lo llamaban, escogió la planta más profunda

—vino a preguntarme por ese tema en cuanto se enteró que los varones de nuestra clase se podían embarazar. Creo que está obsesionado contigo, Reborn

—lo sé — no se inmutaba por esas palabras

—es un niño aun — Verde rodaba los ojos debido a la apatía que mostraba su allegado — le pareces fascinante. No deberías reprenderlo tanto

—es un juguete y ya. Así que cállate

—no se merece que le hagas eso — se rascaba los desordenados cabellos verdosos que destacaban — me apiado de él

—fue Lambo quien vino a buscarme y sabía que yo hacia él no tenía ninguna intensión seria — Reborn miraba a Verde, el estúpido científico que lo sacó de su primera prisión — Le advertí más de cien veces que se alejara de mí, porque no encontraría nada bueno

—quisiera que Tsuna te escuchara — reía suavemente — tal vez y se arrepiente de casarse contigo, Reborn

—cállate, Verde, y dime lo que quiero saber

—me gustaba más cuando eras pequeño, Reborn. En ese entonces eras adorable

—si no quieres que pruebe mis garras contigo, mejor me dices lo que quiero escuchar — gruñó con enfado

—claro, claro — se estiraba sobre su propia silla y mordía un esfero que encontró por ahí — no puede tener hijos, es obvio

—perfecto

—no aun — bostezó con cansancio — no hasta que ese lado suyo despierte. Tú sabes que los embarazos pasan sólo en la época del segundo celo en adelante, y Lambo no ha tenido ninguno

—le falta el acople entonces — palmeó una de sus piernas y se levantó — ¿y cuándo crees que despertará?

—no sé... el único hijo de esa clase híbrida lo tuvimos hace veinte años y fue capturado por los de la armada. Fue muy penoso que fuera asesinado antes de que tuviese su primer celo. Tu hija ahora es la única evidencia que tengo de ese caso y bueno... añadamos a Lambo, pero como un caso especial, porque es de "tu propiedad"

—¿crees que los ancianitos esos habrán descubierto algo?

—no lo creo, pues no dejan vivir a los cachorros por más de diez años — Verde miraba a Reborn con extrema calma e interés, podía jurar que se veían más relajado desde que Tsuna accedió a pertenecer al líder — pues los cachorros clase A se vuelven incontrolables en la mayoría de casos. O simplemente esos ancianos no quieren descendencia que no pueden asegurar sean saludables mentalmente

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