Capítulo 7: Entendiendo

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Kyoya reconoció que esos animales que los carceleros tenían a su cargo, eran predecibles hasta cierto punto. Analizó el comportamiento de Tsuna, lo comparó con los animales de verdad y combinando algunas especies resultaba en la imagen de Tsuna. Había que sacarle provecho a la época de celo, con eso podría comprobar qué pasaba si una pareja entre chica y chico se establecía en esas paredes que limitaban el cuartel de las fuerzas de resguardo. Para esto ya tenía a su "conejillo de indias" perfecto, porque ese par ya estaba pasando al siguiente nivel... o al menos eso pasaría si la mujer aceptara que esa "relación" existe





-¿cómo que el celo? – I-pin era la indicada para esta ocasión

-están en época de celo. Todos sin excepción – respondió el azabache sin temor alguno, cuando enfrentaba a una de las pocas mujeres que consideraba digna de dar pelea – y el tuyo te está reclamando

-¿cómo que Skull me reclama? – su expresión valía millones, con incredulidad mezclada con diversión

-¿no ha estado abalanzándose encima de ti? Se restriega constantemente... te eligió como pareja – Kyoya estaba reuniendo toda la paciencia que tenía. Solo quería confirmar la teoría de las parejas, solo por eso estaba allí y debía aguantar

-¿de qué rayos hablas Hibari?

-compruébalo

-¡estás loco!

-si te acepta como pareja y tú le correspondes... Skull hará lo que tú le digas – parecía que logró captar la atención de esa muchacha – nunca te dejara desprotegida

-ya veo – se lo estaba pensando un momento, sonaba bastante bien, pero... ¡era estúpido! –¿sabes lo demente que suena eso? Ellos son solo bestias – dijo mientras se acomodaba el cabello, estirando sus brazos y asemejando a un gato adormilado

-escuchaste al anciano... son humanos dominados por su parte animal

-pero todos sabemos que solo sirven para matar y destajar gente. Son herramientas

-no lo son... son seres pensantes... ¿nunca has hablado con la parte humana de ese herbívoro?

-si – dijo con nerviosismo. I-pin recordaba lo idiota que podía ser su clase A cuando estaba consciente. Además, tenía cierto gusto por pedir fruta picada como postre – pero Skull es idiota – recordaba las veces que se enfadó con esa parte cuando decía alguna cosa sin sentido

-es cuestión tuya – simplemente dijo aquello para ponerle la cereza al pastel... la verdad, no iba a gastar más saliva en eso. Miró a I-pin que mascullaba bajito sin decidirse mientras veía a Skull en su jaula, quien meneando la cabeza de un lado al otro – piénsalo – dejar la duda era su básica estrategia





I-pin miraba a Skull con duda desde el mismo momento en que la puerta se cerró y quedó sola con sus pensamientos. Se puso a pesar en las cosas que le dijo Hibari, algunas eran bastante interesantes, tener un guardaespaldas confiable, así como una herramienta sin peligro era simplemente lo que todos buscaban, ¿no? Mientras ella meditaba aquello y se arreglaba un mechón de cabello que trenzaba, Skull se recostaba y balanceaba sus piernas como cualquier niño que espera porque lo acompañasen a jugar. La muchacha se reía al ver al otro de esa forma, ¡maldita la hora en que comenzó a tenerle cariño!... como a un perrito.

Jugaba con los cabellos lilas que destacaban detrás de los barrotes y le picaba las mejillas para escucharlo emitir un sonidito bajo, como un gruñido, pero más agudo. Skull era una mezcla extraña de lince y, según el propio Skull, de una serpiente también. Cosas raras que se combinaban causando esas mutaciones, pero eso no terminaba de desagradarle a I-pin, por el contrario, para ella, Skull era un gato grande que silbaba ocasionalmente y con el que podía jugar. Muchas de las mutaciones tenían ese lado felino o canino liderando la genética, por eso algunas teorías llevaban a que esas especies tenían mayor tendencia a mutar, pero también había esas excepciones extrañas en donde combinabas especies completamente diferentes y el champú resultante, podía matarte





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