Capítulo 19: Me llevo la gloria

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Tsuna fingió estar enfermo, pero de una forma un poco extrema, al punto que dejó de moverse cuando los carceleros de mayor rango lo patearon para hacerlo reaccionar. Jadeaba con constancia y hasta dejó que de su boca se resbalara alguna sustancia blanca espumosa que Hibari le cedió para su teatrito. Fue así que Kyoya logró obtener el permiso para llevar al castaño al cuartel central, pues ahí estaban las secciones de investigación, puesto que a la enfermería sólo iban los carceleros. La estrategia era simple, un traslado común de un clase A para análisis, un carcelero que vagaría por la zona para conseguir abastecimiento de alimentos mientras los resultados salían a flote. Tenían cierto tiempo límite para aquello y finalmente se reunirían de nuevo para regresar a su rutina normal. Nada más premeditado que eso

Tsuna fue arrastrado a la zona correspondiente, mientras lo hacían, el castaño soltaba gruñidos y luchaba vanamente, algo típico en un clase A, pero sin la suficiente fuerza como la que demostraría uno "sano". La revisión se la haría tras adecuar la sala de investigación y para eso debían esperar un rato, nada más lejano a Kyoya, pues él se pasearía por allí, aunque claramente estaría pendiente del procedimiento. Tsuna fue llevado a la celda más cercana a disposición, una celda donde varios clase A estarían recluidos, después de todo... ese día había una situación especial, el recibimiento de los nuevos "novatos" en el sistema. Kyoya lo sabía, fue por eso que planeó todo para ese día, después de todo, sólo así lograría que Tsuna viera a ese vejete problemático. Los vejetes obviamente no dejarían a los más importantes enemigos sin carcelero a cargo y Reborn lideraba la lista de los que debían ser "amaestrados" con rapidez

Tsuna cerró los ojos, dejó que lo maltrataran y arrojaran a un espacio determinado, exactamente donde Reborn permanecía cautivo. Escuchó las risas de los carceleros, poco le importaba, seguía con su teatro bien desarrollado, eso hasta que cerraron la reja y las voces se alejaron. Dejaron a Tsuna en una jaula provisional antes de que lo llevaran a la revisión posterior. Era una celda en donde los clase A estaban limitados de movimientos con todas las protecciones traidiconales, dopados hasta cierto límite tolerable, sin alimento por unos días, pero no en el nivel suficiente como para que perdieran el sentido de la "humanidad". Perfecto. ¿La trampa? Era día de incorporación de una nueva manada de novatos y los clase A estaban en una sola jaula como era tradicional. No había distinción, unos cuarenta enemigos estaban allí y Tsuna solo era uno más del montón. Sólo por eso Hibari esperó la fecha ansiada con paciencia. Días, semanas, fecha perfecta

En esa ocasión, Hayato estaba siendo uno de los "elegidos" para que ayudara en la selección de las parejas que se formarían para la incorporación de los novatos especiales. Era así que, de paso, Yamamoto estaba encerrado con el montón de clase A hasta que su carcelero terminara con sus labores. El de cabellos platinados refunfuñaba mientras caminaba siguiendo a uno de sus superiores y le hizo una seña a Hibari, que representaba un saludo, pero fue ignorado por completo. La "relación" que tenían antes, se había hecho añicos después de que uno de ellos no compartiera la información más importante de esos tiempos. Predecible. El azabache caminaba en busca de algún buen lugar que le permitiera ver la jaula comunal de los clase A y así no perder de vista las acciones de Tsuna, pues quería ver qué tan cauteloso era el castaño al hablar con su "padre"

Todos los salvajes clase A estaban en la misma jaula, esperando a los nuevos, a sus futuras presas, a su comida fresca y viva. Kyoya se hundió por los pasillos, pero al no encontrar un buen lugar, terminó caminando junto a Hayato, quien intentó hacer las paces. Dos carceleros que no tenían nada que perder, así que la plática fluyó de repente, pues ambos tenían que matar el tiempo. Hablaban de cualquier cosa, menos de algo importante, eso hasta llegar a la zona en donde se podía ver a todos los clase A en la enorme jaula. De nuevo los ancianos dictando las indicaciones, los novatos haciendo preguntas y respondiéndolas de vez en vez, la tradicional bienvenida a la etapa más dura de ese trabajo especial. Lo único diferente en aquello era que tres clase A, en el fondo de la "prisión", hablaban alejados de los demás. Kyoya miraba con disimulo, pegándose al cristal de esa habitación. Estaba consciente de que Tsuna quería matar a los ancianos, pero con Reborn solo era la necesidad de velar por los suyos, por eso no se le hizo raro ver a esos tres cuchichear o algo así. Parecía normal... demasiado normal



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