Capítulo 42: Nivel de amor

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Una vez, sólo una vez ella recordaba haber llorado en brazos de su "madre". Aceptaba que su memoria no era tan buena y ese problema se vio acrecentado debido a los diversos traumas acumulados durante su infancia. En la actualidad, ella sólo recordaba aquella vez en donde su miedo sobrepasó los niveles tolerables y lloraba en silencio mientras se aferraba a la persona más importante de su vida: su madre. Era un recuerdo algo borroso, pero ahí estaba, surcando su mente en esos instantes.

Recordaba claramente la escena que se suscitaba para que ella llorase con tal desesperación de modo que sus labios apretados estaban totalmente blancos por la presión, su nariz escurría con constancia y el líquido se entremezclaba con las lágrimas que no dejaba de derramar. Era una niña asustada por lo que sucedía cerca de su posición. Se aferraba a su madre quien también lloraba, pero trataba de parecer más tranquila. Sentía el cuerpecito de su hermano junto a ella, pero eso no lograba reconfórtala sino la alteraba mucho más porque eran dos niños aferrados a una mujer que poco podría hacer ante el enemigo que los asechaba. Estaban en medio de un ataque de clases A

I-pin recordaba claramente como su hermano temblaba, derramaba lágrimas, pero estaba más sereno, en cambio ella casi se desmayaba del miedo. Nunca olvidaría el terror de ese día, uno que la marcó definitivamente al igual que a Lambo pues tan sólo bastaron unos minutos para que la puerta que los mantenía seguros fuese derribada y una mujer ensangrentada se elevara majestuosa. Era una cazadora que les gruñó en pro de un anuncio mortal. I-pin rememoraba que desde ese punto su rencor por los clases A se instauró, pero actualmente se reía de eso porque descubrió que era uno de ellos, lo más irónico era saber que pertenecía una especie avanzada, evolucionada: una casi perfecta asesina... pero que, como cualquier otro ser vivo, tenía una debilidad.

En su niñez vio a su madre defenderlos como pudo, no duró más de cinco minutos, pero fue suficiente porque bastó para darles tiempo de salir por la ventana y saltar a un árbol cercano que usaron para deslizarse a la vereda. I-pin recuerda que lloraba agónicamente, no podía siquiera pensar con claridad, pero que su hermanito le dio las instrucciones de huida y ella las siguió al pie de la letra. Fue horrendo. Apenas lograron escapar aquella vez porque un escuadrón de soldados los encontró y salvó antes de que les dieran muerte... pero al ser adulta se dio cuenta de que no fue un milagro el hecho de salvarse en esa ocasión pues a pesar de ser humanos corrieron tan rápido que lograron llegar al perímetro final de la ciudad atacada. Detalles que ahora entendía y daba explicación.

Pero eso no era lo importante... lo esencial era que I-pin sólo tenía un recuerdo que reflejaba extremo terror... mas, en ese instante estaba viviendo otro de esos momentos, el mismo que dejaba al anterior varios puestos abajo en un ranking imaginario.



—¡No me hagan nada, por favor! —seguía golpeando y rasgando las manos enguantadas que la sujetaban de los cabellos mientras la arrastraban por ese frío pasillo— ¡Se los suplico! —apenas habían pasado pocos minutos desde que vio esa puerta cerrarse, la misma que la separó de Skull, Lambo, I-pin, Nagi y Liu

—¡Cállate, zorra! —la golpearon en la espalda con una patada poderosa que la dejó sin aire, pero ella no respondió, sólo se rodeó el vientre con ambos brazos para protegerlo de cualquier daño

—Ya déjala —ordenaba otro de esos malnacidos que se encargaba de la tarea especial en ese día—. Será ejecutada, es en vano que la maltrates más

—¡No, por favor! —temía que esas palabras se hicieran realidad y dos vidas perecieran sin razón alguna

—¡Que te calles! —refunfuñó antes de patearle una de las mejillas y escuchar el sollozo posterior

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