¿Amor o Capricho?

Un sueño

Erza se encontraba acostada en su cuarto hablando por Skype con Lucy, estaba cansada y un poco confusa.

¿Por qué Jellal estaba en el pasillo sangrando y llorando en silencio?
¿Que le ocurrió mientras ella estaba en clase y por que no asistió a ella?
¿Donde estuvo él?

Y no solo eso...

¿Por que su madre le mintió?
Ella no estaba cortando cebolla cuando tenía los ojos rojos.
No había ni una en la encimera.
¿Estaba llorando?

¿Y que fue lo que le ocurrió ante el abrazo de Jellal?

-¡Erza! ¿Sigues en la Tierra?

La pelirroja se sobresaltó y volvió la mirada a la pantalla del portátil. Lucy se cabreó con ella.

-P-perdóname Lucy, es que me encuentro mal.

-¿Y eso? -preguntó preocupada- ¿Ha pasado algo en el restaurante?

-No no, es solo que estoy cansada.

-¿Quieres que dejemos los estudios para mañana? Si quieres puedo ir a tu casa junto a Levy y estudiamos las tres juntas.

-Está bien, porque ahora mismo no estoy muy concentrada -rió ella levemente.

-Ok, ¿Aviso de paso a Mirajane?

-Vale

-Va, buenas noches Erza

-¡Espera Lucy!

La rubia volvió de nuevo a sentarse bien en el escritorio y la miró confusa- ¿Que?

-Esto... Lucy, ¿Levy y tu tienen ya un Kimono para lo de la fiesta de los Sakura?

-La verdad es que yo tengo algunos aquí en mi casa.

-Aam, era por si ibamos a comprarlos todas juntas.

-¿Comprarlos? Alto, alto, alto -agitó las manos Lucy delante del portatil- te recuerdo que mi familia tiene una boutique de clase media y alta, no hace falta que os compreis nada, yo os puedo prestar alguno mio o si lo preferís, podemos diseñarlo y me pongo manos a la obra.

-También es verdad, pero creo que voy a coincidir con ellas con que no queremos molestar...

-No molestais para nada, es más, soy yo la que se ha ofrecido. Eso si, es vuestra decisión el aceptar mi propuesta o no.

Erza rió feliz.

-Esta bien, Lucy.

-Y si quereis, podemos estudiar en mi casa y así de paso miramos lo de los Kimono. ¡Venga, mañana temprano en mi casa!

-Por mi vale.

-¡Buenas noches entonces, Erza!

-Buenas noches, Lucy.

La llamada se cortó y Erza se acomodó entre sus cojines mirando el techo sonriente.

Se levantó de la cama, dejó el portátil en el escritorio y fue a la habitación de su madre a desearle buenas noches.

Erza quedó petrificada al ver como su madre, sentada en el borde de su cama, miraba una foto de forma melancólica y con unas cuantas lágrimas paseando por sus mejillas.

-¿Mama..?

Erza se acercó a su madre y se sentó al lado de ella mirando la foto.
Una foto de una mujer de pelo escarlata, una niña sonriente del mismo tono de pelo y un hombre castaño, los tres se encontraban delante de una casa bastante grande.