La Cita

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Ya era por la tarde, la verdad, lo que me dijo Mirajane es una locura... ¿QUE LO BESE? ¿Y QUE LE DIGO LUEGO, QUE ME CAÍ EN SUS LABIOS, QUE ME APETECÍA DARLE EL BESO QUE SIEMPRE ME PIDE DE BROMA? Mirajane, eres una lianta... Pero bueno... Quien no arriesga no gana...

La verdad... Estuve toda la mañana buscandolo, pero no lo encontré en ninguna parte, la última vez que lo vi fue cuando Simón me besó antes del recreo.
¿Me estará evitando?
Me pareció muy extraño que en toda la mañana no me hubiese pedido un beso, me acosase, se me insinuara... Ni siquiera me dirigió palabra alguna...

He de admitir, que hoy las clases se me hicieron largas y aburridas... Supongo que en el fondo... Me gustaba que me prestase atención y me insistiera.

Sonrió feliz la pelirroja mientras caminaba por el centro comercial junto a Mirajane, que ya llevaba varias bolsas de ropa en las manos.

-¿Por que sonries? -le miró confusa.

Erza volvió al mundo real.

-¿Q-que? ¡Ah, por nada! -agitó una mano sonriendo nerviosa.

-¿Ok...? -miró la tienda de ropa interior de mujeres- ¡Erzy, Erzy, entremos! -le agarró de la mano y la llevó frente a la puerta.

-¡M-mirajane, que no necesito comprarme cosas de estas! -se soltó sonrojada de la mano de su amiga.

-¡Oh, vamos, no seas aguafiestas! ¿Prefieres que en tu cita... -la miró pícara- si pasa algo... -rió maliciosa ante el sonrojo de la pelirroja- te vean sexy o prefieres verte en un sujetador y unas panties normales y seguramente, mal combinadas?

-¡Nadie me va a ver en ropa interior porque no va a para nada de nada! -se cruzó de brazos ruborizada y con las mejillas hinfladas.

-Por si acaso, Er, por si acaso... -entraron ambas a la tienda.

Pasaron casi una hora mirando diseños diferentes hasta que Erza, quedó mirando un maniquí con una linda lencería escarlata.

Mirajane miró en la misma dirección y sonrió con un poco de rubor.

-Buena elección, Erza, tienes buen gusto...

Erza miró a su compañera sorprendida y avergonzada por haberla pillado infraganti.

-¡Vamos a probártelo! -cogió la talla que necesitaban y arrastró a Erza hasta el probador.

-¡Mirajane, no pienso probarmelo! -dijo molesta y con la cara tan roja como su propio pelo.

-Si si, lo que digas, ahora entra y póntelo -la metió al probador, salió la albina y cerró la cortina.

5 minutos pasaron hasta que el silencio creado se rompió.

-Ara ara, Erza, ¿Te lo has puesto ya o la lencería te comió?

-Me da vergüenza salir...

-Es que no vas a salir, simplemente me... -metió la cabeza por un lado de la cortina y quedó mirando el reflejo de la Scarlet en el espejo.

-¿C-como me ves...? -dió una vueltecita y volvió a quedarse de espaldas a la albina. Miró ruborizada el reflejo de Mirajane.

-Tia... Si fuese lesbiana te violaba aqui mismo.

-¡M-mirajane! -salió humo de la cabeza de Erza mientras se tapaba un poco con las manos.

La albina rió y entró al probador, le acomodó bien los tirantes del sujetador a la Scarlet, le dio una vueltecita y se sobó la barbilla.

-Vas perfecta, Erza.

¿Amor o Capricho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora