Una Decisión

222 23 50
                                    

Tras escuchar las palabras de Jellal, sentí que ya nada iba a ser igual, ya no lo miraría con los mismos ojos que lo miraba antes, ni siquiera pude mirarle a la cara tras eso...
Tan solo recuerdo que él intentó aclararmelo y que yo empecé a llorar y le dí un bofetón.

-¡¡Me mentiste, me estuviste engañando desde el principio y yo no me di cuenta!!

Corrí lejos de allí, esperando que todo fuese un sueño, una pesadilla... Pero el sentimiento de decepción y rabia se sentía muy real, la lluvia se sentía real...
Caminé hacia el hostal... O al menos esa era mi intención, pero no sabía donde estaba, todo estaba oscuro y no sabía el camino para llegar, solo el de volver a la mansión, y lo que menos quería hacer era verle la cara a Jellal...
Ademas, el gato negro, el monstruo muerde tobillos, me estuvo siguiendo casi todo el camino, digo casi porque luego lo agarré y lo llevé conmigo...

-Oh cariño... -tomó al gato en sus brazos- Esta bien... Puedes venir conmigo...

Estuve por rendirme y volver a la mansión cuando vi luz acercarse hacia mi, por un momento pensé que era Jellal, que venía por mi, pero eran una pareja de ancianos en un coche y me llevaron hasta el hostal... El pensar que habría sido Jellal me hizo crear dos sentimientos muy distintos al mismo tiempo, felicidad y tristeza... Pensaran, ¿Como es eso posible? No lo se... Solo se que una parte de mi quería abrazarlo y llorar como una niña en sus brazos, y la otra solo deseaba que ojalá no lo volviese a ver nunca mas...
Al llegar al hostal, me escabullí con el gato hasta la habitación, me duché, me cambié y abracé al felino mientras lloraba hasta casi quedar dormida...

-Erza... ¿Estas aqui...? -oí la voz de Jellal y sentí que me resquebrajaba por dentro.
Al poco escuché como se abría la puerta de donde yo estaba y como se hundía un borde de la cama ante el peso extra de Jellal.

-Erza, perdoname... No quise mentirte...

-Dejame en paz, no quiero volver a verte...

-Lo siento...

Sentía rabia, rabia que luego pasó a temor en cuanto noté como se levantaba y se iba por la puerta. Mi orgullo no me dejaba ir a ver si se fue de verdad, asi que esperé a que fuese muy tarde para asomarme al salón y descubrir que dormía en el sofá con un pañuelo entre sus manos.

Al otro dia, el camino en moto hasta Magnolia fue demasiado tranquilo...
Cuando ya estuvimos allí, Jellal paró "Grand Chariot", me bajé de ella, saqué al gato que se asomaba de la mochila y me giré hacia mi puerta sin decir palabra, ni siquiera le miré en lo que había pasado de Domingo.

-Erza, por favor, perdoname... -Erza sacó las llaves de su casa y entró dando un portazo- No se para que volvi... Solo les traigo la desgracia...

Corrió hacia su habitación medio llorando e Irene, salió de la cocina, mas que extrañada y sorprendida.

Erza cerró la puerta de su cuarto y se tiró a la cama llorando, hasta que empezó a patalear.

-¡Te odio, te odio, te odio, te odio!

-¿Erza..? -entró Irene con cautela a la habitación- ¿Cariño, y eso que habéis vuelto tan rápido, y Jellal...? -se acercó despacio- ¿Ocurre algo, por que lloras? -se sentó en la cama de su hija y esta se encogió, acostada de espaldas hacia su madre- ¿Me vas a contar lo que..?

-¡¡Me habeis mentido, mamá, Jellal y tu me habeis mentido!! -no la dejó acabar.

-¿D-de que hablas..?

¿Amor o Capricho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora