primaria

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Iniciaba el colegio, y la primera anécdota que siempre voy a recordar fue en el primer día de clases, mi madre me había dejado en la entrada y yo sin pensarlo me puse en la fila de los chicos sin darme cuenta de que lo estaba, entonces uno gritó "¿qué haces acá a caso eres un niño?" duró unos segundos pero lo disfruté, me sentí tan bien, por una vez me sentí cómodo sin si quiera saber por qué, entonces parpadee bien y me di cuenta de que lo estaban diciendo en burla, no supe qué decir, y entonces los niños de aquel grupo se rieron y supe que se estaban burlando de mí; yo llevaba el uniforme de niñas, una falda, el pelo largo y sujeto, la cara se me iba a derretir y una vez más se me hizo un nudo en la garganta, salí de allí busqué a mi madre y pedí que me llevasen a casa pero no lo hizo, por el contrario me dejó en la fila de las niñas y me sentía jodidamente mal, todas hablaban al mismo tiempo, ni si quiera distinguía de qué pero era como si estuviesen bajo un arcoíris de colores en el que solo tuviesen que sonreír y relacionarse, me aturdía, no quería estar allí, me sentía incómodo, la ropa, el colegio, los niños burlándose de mí, las niñas mirándome raro, todo era como si no formase parte de ello, como un rectángulo que no encaja en un círculo porque es demasiado pequeño.

Durante esos años conocí a una niña a la cual llamé mejor amiga pero que realmente no sabía ni el cero coma un por ciento de mí, y es que exteriorizaba tan poco mostrando al resto una realidad tan ajena a la mía que todo lo que de verdad pensaba, hacía y era se quedaba atascado en lo más profundo de mi mente.

En la primaria siempre fui el más callado, era tímido porque no me salían las palabras, pero cuando hacía amigos me sentía más cómodo y era genial, tuve pocas personas a las que consideré amigos, si a esa edad es bastante difícil encontrarlos imagínense a los treinta ni yisus.

Pasaban los años y las cosas cambiaban, toda mi infancia me la pasé jugando con mis sobrinos, con mis amigos, con mi hermano, y la pasaba de puta madre, pero sabía que no iba a durar, porque los libros de ciencia no mienten y la frase de mi hermana cuando cumplí los diez tampoco "eres una niña, actúa como tal, así nunca conseguirás novio" siempre resuena en mi mente, tres frases inciertas, y ahora hasta me resultan cómicas, pero en ese momento no, fui a mi habitación, me encerré y lloré, casi nunca lo hacía porque siempre me reprimía pero sentía que no podía aguantar más, lloré hasta quedarme sin lágrimas, no por su comentario sino por la falsedad de sus palabras, no me conocían, nadie me conocía ni sabía cómo me sentía, hacía como que ignoraba todo cuando sabía que no era así.

Los pasteles de princesa, los atuendos de niña, las poses forzadas para las fotos, las sonrisas a medias, todo ello era con el único fin de mantener a mis padres tranquilos sin que se preocupen por mí porque ya tenían sus propios problemas; y me lo guardaba, me hacía daño, y siempre seguía la maldita puta pregunta ¿Por qué era tan diferente? ¿Por qué me sentía de esa manera? ¿Por qué no podía ser una niña normal? y entonces surgió por primera vez ¿Por qué no podía ser un niño y que me vieran como tal? Pasó por mi mente en milésimas de segundo y se me aceleró el corazón porque tenía mis cinco sentidos en la tierra y sabía que muchas cosas eran imposibles y me empezaba a dar cuenta de ello con el tiempo; Síndrome no tenía propulsores que lo hacían volar, había un director gráfico que creaba imágenes, y yo, había nacido en un cuerpo con el que no me sentía conforme, con una imagen que proyectaba que la gente me tratase de la manera en la que yo no quería; seguía estancado, me hundía más, y me estaba haciendo daño, tanto que dolía, cada músculo de mí me dolía, porque guardarme sentimientos, emociones, y pensamientos de los que no sabía su origen me estaba haciendo daño, y sabía que terminaría por hundirme.

Llegaba del colegio con notas regulares, mis padres discutían periódicamente y mis hermanas se habían ido de la casa, mi hermano ya era un adolescente y no me quería ver, decía que ya estaba grande para cosas de niños, y me dolió una vez más sentirme solo y sin poder decir lo que pensaba porque temía ser un problema más, y me lo guardé, como siempre me he guardado las cosas.

atrapado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora