confesiones, psicólogos

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Matías estaba gritando (mi nombre realmente, no aquel impuesto por mis padres, aquel que por años intenté que fuese el mío y nunca logré aceptar) y estaba tan cansado de toda esta mierda, cansado de todo hasta de vivir.

Fue el año pasado en una salida con mi madre, meses después de que recibiera terapia de pareja ella y mi padre, fuimos a comer un helado y me senté en el banco, aún llevaba el pelo largo y una camiseta larga de Guns N Roses, una ventaja de ser metalhead es que podía disimular el hecho de mi vestamenta, todo era holgado, suelto y pasaba como ropa de chico lo cual aunque me beneficiara en parte no era lo que yo esperaba completamente.

Estaba normal, comíamos helado y ella empezó a hablarme, recuerdo que sonreía y ver una sonrisa de mi madre y lo alegre que estaba porque en su mente todo estaba mejorando entre mi padre y ella me hacía sentir más mierda aún porque ella no tenía idea de que todo se estaba rompiendo en mí. Cuando llegamos a la sección ropa me preguntó si quería comprar algo y por alguna maldita razón señalé la tienda para chicos sonriendo y ella hizo una mueca de disgusto, y otra vez el nudo en la garganta, la sudoración en las manos, el quiebre en la voz, ni si quiera abrí la boca, se me enrojecieron los ojos y mi madre cambió de expresión y me dijo que iríamos a la casa si me sentía mal, todo el trayecto fue duro, se me oprimía el pecho, tenía miedo de todo, de su reacción, del mundo, de mí, tenía miedo de vivir porque por dentro estaba muerto y caminar así se me hacía cada vez más difícil, quería ir a un cielo y dejar de existir, por qué mierda no nací como quería, por qué mierda me tenía que pasar todo esto a mí.

Nos sentamos en el hall de la entrada de mi casa, ese día no había nadie, y solo estábamos ella y yo, nos miramos unos segundos y ella me dijo"puedes decirme lo que quieras, confía en mí" me faltaba la vida, toda la mierda que me había guardado por años iba a salir y ni si quiera me había preparado, se suponía que iba a acabar con mi vida y allí estaba, intentando salvarla; no decía nada y empecé a llorar secándome los ojos, me reventaba llorar frente a la gente por eso nunca lo hacía, y entonces mi madre empezó a hacerse una idea de lo que le iba a contar, me preguntó iniciando por ¿te gustan las chicas? a lo que yo asentí y cuando ella estaba por decir algo le corté, porque ese no era el maldito problema, yo no era una lesbiana, yo era Matías, yo era un chico, y mierda no sabía como carajo decírselo. Y me salió un "no me siento una chica".

Y empezó todo, le conté como me sentía desde que tenía uso de razón, la disforia que se iba incrementando y las cosas que me había guardado por años, ella me escuchó todo el tiempo, y también le dije sobre mis cortadas porque ya era suficiente el daño que me estaba haciendo; me abrazó y dijo que iríamos a un psicólogo, y como muchos se imaginarán eh genial, consiguió un psicólogo, terapia hormonal, aceptación, transición, felicidad, pero es que justo allí comenzó la etapa más dura de mi vida, en la que tuve que lidiar con mi propia familia, conmigo mismo y con todo el mundo, porque previamente había investigado en internet y sabía lo que yo era, "transgénero", sin embargo todos allí la cagaron conmigo, todo empeoró y se inició otra lucha, era yo contra el mundo, y nuevamente, porque nunca se había ido del todo, me sentí completamente solo.


Mi primera cita psicológica fue bien en la primera sesión, el doctor parecía entenderme e incluso me pidió que si quiera le dijese el nombre con el que prefería llamarme, fue un proceso largo porque mi madre lo hacía todo a escondidas de mi padre, ella estaba perdida en el tema y cuando intentaba informarla decía que internet me había influenciado, que yo no era así, que estaba mintiendo, que era para llamar la atención, que era una fase, que estaba equivocado y no se imaginan la impotencia que sentía cuando mi propia madre no podía creerme, me miraba y le decía lo que sentía pero parecía llegarle, era indiferente a lo que yo sentía, en las siguientes sesiones psicológicas el doctor me dijo que me hiciera una prueba endocrinológa para ver mis niveles hormonales y que fuese al neurólogo para descartar alguna anomalía.

En el endocrinólogo, tenía la progesterona y la testorona en niveles "normales", en el neurólogo, al cuál también tuve que detallar mi historia, me dió pastillas para la ansiedad y la depresión y me diagnosticó "Trastorno de Identidad de género" Así es, como lo llamaba la tatarabuela de tu vieja cuando sobrevolaba pangea, porque yo sabía que no era un trastorno, pero vivo en un país tan ignorante en el que son como animales, borregos que siguen al pastor que proclama mierda y basura estigmatizante basada en religión, y no estoy en contra de Dios, sino en quienes son fanáticos e idealizan cosas, materializan objetos y estatuas sin vida, y dejan a sus hijos morir estando vivos.

Semanas después de sesiones inútiles con ese psicólogo que no hacía más que estigmatizarme, mi madre le dijo a mi padre toda la verdad, él me llamó, fuimos en la camioneta a dar un largo paseo por la ciudad mientras me hablaba, y no, no fue una conversación agradable, me hizo sentir peor de lo que ya estaba, me dijo que tenía una reputación que cuidar, que él no me había criado así, que era una fase, que solo estaba "confundida" y mierda, los pronombres femeninos además de incómodos son molestos; esa noche mi padre me compró una rosa y me dijo que era su "mujer favorita" y que de hoy en adelante sería una "verdadera señorita" y nuevamente, los delirios suicidas vinieron a mí, no soportaba mi casa, sus palabras, el colegio, todo era una mierda de la que no parecía poder salir, y entonces en la última sesión psicológica decidí hablar, frente a mi padre, decir que no me sentía cómodo con mi cuerpo, con cómo me trataban, con cómo era, que me dolía su rechazo y que me hacía mierda la manera en la que me sentía, y por una vez el c o n c h e s u m a d r e del psicólogo dijo la frase que hubiese querido que diga al principio de todo "Señor, señora, sea como fuese, es su hija, y si en este caso prefiere ser tratado como hijo deberá estar a su lado sea como sea" y mis padres hicieron esa promesa, que les costó, pero con la que siguen intentando lidiar.

Fui al psiquiatra semanas después sin embargo no volvimos a verlo más porque mi madre se asustó cuando este le mostró una transición FtM (female to male en inglés) en fotografías, al salir dijo que se manejaba por plata y que no volveríamos a ir, eso me dolió porque parecía ser la única persona que me entendía, no usó la palabra "trastorno" usó la palabra "disforia" y confirmó que era una situación de identidad de género, pero como dije mi madre y yo nunca volvimos a ir por su propia decisión.

Durante ese tiempo tomaba las pastillas, iba al colegio, sacaba regulares notas, intentaban entenderme pero terminaban regañándome porque no actuaba como "señorita"; yo demostraba ser yo mismo conforme pasaba el tiempo porque soy quien soy y quien siempre fui así me sintiese en el cuerpo incorrecto, y mierda, aún seguía doliendo recordármelo; como una daga directa a la yugular que poco a poco iba a reventar con toda la vena.

Y entonces; en aquella red social en la que podía ser yo, conocí a la persona que me marcaría, mi primer amor.

atrapado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora