pensamientos

93 19 6
                                    


Jamás había podido creer que el yo de hace dos años, compungido en cuchillas de metal y llantos de madrugada por una inflexibilidad acerca de sentirse atrapado en sí mismo; podría llegar a ser el mismo chico de hoy, que se levanta a las siete de la mañana a hacer trámites para matricularse en la universidad y estudiar psicología logrando así escalar para lograr salvar la vida de muchas personas aspirando siempre a más.

Estuve estancado en una cueva sin visibles salidas, así que cavé en lo profundo hasta que los rayos del sol tocaran mi rostro, y salí, y no me arrepiento de todas las cosas que tuve que pasar ni de las que pasaré, estoy acá porque por algún motivo mi madre me tuvo en su vientre nueve meses, estoy acá porque por algún motivo el destino decidió no quitarme la vida aún, estoy acá y no podría estar más agradecido de estarlo, voy a una psicoterapeuta por las tardes, me enseña a tener autocontrol, a ser agradecido, a perdonar, a enseñar, a aprender, a perdonar, a dejar de amargarme el corazón y reducir mi insensibilidad por dañar a las personas, a amar y dejar de tener rencor.

Nunca busqué ayuda, y una de las razones por las que ahora busco ser mejor persona para hacerles bien a los demás, es ella, mi primer amor, un boleto de avión a las nubes, o un corto trago de dulzura pasional, ella, mi ahora ex novia.

El próximo mes iniciaré las clases introductorias, estoy mucho más preparado que antes, estoy mucho más seguro de mí mismo que antes, he pasado por cosas como presentaciones miles de veces, pero esta en particular podría ser un gran comienzo a la nueva etapa de mi vida; creo que a veces diviso mi propósito en el mundo, y aunque parece de ególatra considerarlo un "don" más bien lo expongo como una esperanza humana.

Porque sé lo que se siente no tener ni la más mínima idea de qué estás haciendo contigo, porque sé lo que se siente no poder hablar ante personas que se cuestionan por qué eres de la forma en la que eres, porque sé lo que se siente anudarte la garganta y empañarte los ojos gracias a la crueldad de la gente, porque sé lo que se siente imaginar un planeta con menos odio, con más empatía, con la suficiente inteligencia como para entender que ser tú no tiene por qué afectar a los demás.

Porque sé quien eres, porque sé lo que te aguantas, porque sé lo que sientes, porque no somos tan diferentes. Porque soy como tú, quizás no iguales, pero similares. Y te entiendo, mierda, cómo te entiendo.

Pero déjame decirte algo, si quieres algo, no tengas miedo de hacerlo, de alzarle el volumen a tu voz, de no titubear ante las palabras, de tener coraje y enfrentar. El mundo es de valientes, y todos nacemos cobardes; es por eso que cuando arriesgamos nos convertimos, cambiamos, mejoramos y llegamos a ser aquello que creemos imposible.

Este libro no es solo para personas transgénero como yo; sino también para todos aquellos que tienen miedo de expresarse por temor, no estás solo, jamás lo estuviste, solo dale tiempo a que esa fuerza de diez mil caballos que tienes empiece a dejar de acelerar motores y comience a avanzar y abrirse camino hacia su propia felicidad.

La educación que se nos inculca desde pequeños, tanto de maestros como de nuestros propios familiares; "no llores, no es de hombres", "sé coqueta, eres niña", "si te pegan, eres un maricón", "papá es el jefe de casa, cállate y obedece", "¿estudiarás arte? te vas a morir de hambre" "la educación sexual no se enseña acá" "somos católicos, por tanto tú haz de serlo también" "¿ansiedad? problemas de niños, madura ya" "¿deprimido? tonterías, ponte a estudiar" Y cuando se hacen consientes de su propia mente cerrada ya es demasiado tarde, un adolescente más pierde la vida por su propia cuenta, abandona sus sueños, sus metas, sus ideales, sus sentimientos, porque cuando buscó ayuda jamás la encontró.

El cerebro racional y emocional trabajan en conjunto, como la limonada, no puedes solo echarle azúcar porque entonces tan solo sería agua azucarada, necesita limón; no podemos solo trabajar en nuestra parte racional dejando de lado la emocional. Somos seres humanos, no animales salvajes que actúan por instinto.

Somos seres humanos, todos y cada uno de nosotros, y se me hace tan mierda tener que darme cuenta que cada día a muchos de nosotros se nos priva de derechos fundamentales por el hecho de pensar distinto.

Es 2018, ojalá en unas décadas esto que escribo sirva en al menos un 0,1% para abrirle los ojos al mundo.



Me voy despidiendo, corte y regresamos en unos días para actualizar acerca de otros temas que también me parecen muy interesantes.

atrapado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora