2018

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Sí, estoy acá otra vez, luego de varios meses alejado del libro que me permitió canalizar todos mis temores, pensamientos y sentimientos.

¿Por qué estoy aquí? Porque en un par de meses o incluso menos, iniciaré clases en la universidad, he estado haciendo bastantes trámites, en los cuáles aún figura el nombre que mi madre me puso cuando apenas era un inquieto bebé.

Es increíble los cambios que hubieron en estos meses, empezando por mi cumpleaños, donde finalmente me corté el cabello (a lo manu rios siono rasa) compré nueva ropa, y se inició lo que esperé por más de una década "transición social", el problema ahora es sobrellevar las confusiones de la gente, las situaciones incómodas que tengo y tendré que pasar quizás no siempre, por el tema de mi nombre y del sexo que está en mi DNI, además de la familia de mis padres, que son bastante escépticos y aún lo están procesando.

Mi padre viajó a Chile y vuelve a finales del mes, me pidió que cómo prefería que me llame y le dije Matías, él dijo que poco a poco y por mientras me dirá Jesús, mi tercer nombre.

Amo a mi hermano la puta madre.

Desde que supo que soy trans no ha dejado de apoyarme, nos volvimos mucho más cercanos y hasta el día de hoy nos jodemos como mierda y nos queremos como mierda (ya parece mi flaca ya ahre que terminamos *blonde redhead for the damaged coda de fondo*).

Mi mamá aunque es la que más tiempo está en casa y más se involucró conmigo sigue sin aceptar mis pronombres, mi ropa, mis decisiones, aunque se que le cuesta espero que cuando mi papá vuelva de su viaje vayamos a la psicóloga de Lima y les aclare el panorama.


¿Cómo me siento? Para el culo la verdad x'd.

Pero estoy intentando asumir mis responsabilidades, recuperar el autocontrol que jamás tuve pero que espero construir, dejar de lastimar todo a mi paso y hacerles una mejor vida a las personas, no soy un presidente corrupto pero soy Matías Loayza el huevón con más esperanzas de cambio que Nelson Mandela ahre.

Y la próxima semana se viene un tono de electro (Tomorrowlond para pobres en mi ciudad, de algo hay que vivir) y sinceramente quiero ver a la bebasa que me sonrió después de sonreírle en la fila para pagar un recibo médico (esa manera de gilear no se la sabe ni sad bunny), la verdad solo la vi una vez pero nunca más la volví a ver (pasaron dos días soy un exagerado de mierda) y si el destino quiere, que me haga un favor y la haga tomar su taxi amarillo hasta mi casa y preguntarle al menos cómo se llama.


Y bueno, acá se despide Matalaché informando las noticias, una pausa y regresamos.

atrapado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora