Rin.
Cuarto mes.
Mi pequeña florecita no dejó que viera si era niña o niño, así que decidí no saberlo. Sería una sorpresa cuando nazca, porque sin importar su sexo, amo a mi bebé. Me ordenaron no estresarme y debo alimentarme si no quería complicaciones en mi embarazo. Las caídas no son buenas y la anemia podía afectar directamente a Sakura, no a mí. Eso me hizo reflexionar.
No supe más de Haru. Borré su número de celular y lo bloqueé. También debo eliminarlo de mi vida, de mi corazón y de mi mente, pero ya no puedo. A pesar de que él se va a casar con una mujer que resultó ser una alfa, dentro de mí se está formando un bebé que llevará su sangre. Quizá, este bebé tenga el color de sus ojos, el color de su cabello o el color de su piel. Si odio a Haru, sería como odiar algo de Sakura.
Además, mi fugaz noviazgo con Haru no fue tan malo. Sé que le gusté por muy poco tiempo y tuve un espacio en su corazón. Yo lo disfruté, me entregué a él por completo y no me arrepiento de haberlo hecho. Estoy feliz de haber sido capaz de ver una sonrisa dirigida a mí y de haber viajado a esa maravillosa cabaña.
Ahora necesito mirar al frente y continuar. El dolor no me derribará. No sé cuántas veces he llorado pensando en Haru y en que mi Sakura no sabrá quién es su padre, pero así es la realidad. No siempre he obtenido lo que quiero y en esta ocasión me arrebataron a Haru para darme a Sakura.
Mi vientre está abultado, mi bebé está en perfectas condiciones y yo debo vivir por mi florecita. Haru me destrozó y pisoteó mis sentimientos, coloreando mi paisaje en tonalidades monocromáticas, pero Sakura trajo al radiante sol que hizo posible contemplar un colorido arcoíris. No me hace falta Haruka Nanase, ya no.
—Es bonito, pero ni siquiera sabemos el sexo del bebé —bufó Sou, sentado en el sofá individual.
—¡Es rojo! El rojo no tiene género —replicó Nitori, ubicado a mi costado derecho en el mueble grande con unas bolsas atiborradas de ropa a su alrededor y en la mesa de vidrio del centro.
—De hecho, ningún color lo tiene —musité y le arrebaté el conjunto rojizo con figuritas de tiburón a lo largo y ancho—. ¿Por qué de animales?
—Los animales son tiernos —murmulló sacando unas camisitas amarillas y rosadas—. Éstos funcionarán en la nena.
—Sakura es niño —afirmé, y ellos condujeron su mirada sobre mí—. ¿Qué? Soy su madre, sé que Sakura es niño.
—¿Y por qué le pusiste un nombre de niña? —preguntó Sou, enarcando una ceja.
—Porque me gustan los cerezos y porque yo tengo nombre de mujer. —Me incliné hacia adelante para tomar la malteada de fresa, cortesía de Nitori.
—¿En serio, Rin? ¿Te vengarás con un inocente? —Sou carcajeó alto y se reincorporó del asiento—. Sakura será niña.
—Sí, yo creo lo mismo —murmuró Aii—. ¡Apostemos a que es niña! Es ridículo que no lo sea, si el pequeñín será vanidoso como tú, Rin.
—¡Oye! —exclamé haciendo una mueca—. Es obvio que Sakura es hermoso.
—Sí, es obvio. —Me apoyó Sou, quien se arrodilló enfrente de mí y posó sus manos en mi vientre—. Este bebé es nuestra felicidad.
—Eres un tío empalagoso —canturreé bromeando.
Sexto mes.
—La boda de Haruka Nanase y Mackenzie Smith se celebrará esta primavera. Esperemos que la pareja se reúna con uno de mis compañeros para informarlos.
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Tú eres mi reflejo
FanfictionRin Matsuoka es un modelo profesional muy popular. Le gustan los faciales, la moda y Haru, pero Haru no es el chico que aparenta ser y Rin lo sabe tan pronto como lo ve. Sin embargo, su obsesión por Haru puede exceder muchos límites, incluyendo que...