XVII: Acciones tontas

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Haruka.

Hoy hice algo más estúpido: le compré ropa a Sakura. No es estúpido porque sea algo tonto, es porque elegí las prendas y me emocioné al ver los colores, texturas y diseños e imaginé a mi hijo vistiendo mis obsequios y no los de Nitori. Adquirí decenas de mamelucos, camisas, pantaloncitos y calcetas. ¡Agh, es que me sentí como un idiota en esa tienda!

Por si no fuera suficiente, los conjuntos son de niño. ¿Y si es niña? Confié en lo que Rin dice: Sakura es niño porque soy su madre y lo sé. Capaz y me echa del apartamento con las bolsas por ser un exagerado.

Giré la manija y empujé la puerta debido a que no podía con el montón de bolsas y la malteada favorita de Rin, que se derretía. Me asomé en la sala, su sitio de todos los días y no estaba allí, así que me dirigí a su habitación y entré sin tocar.

—¿Haru? —preguntó somnoliento—. ¿Qué...? ¿Qué demonios? —Se sentó en el centro del colchón y carcajeó al notar que no me movía o las cosas se me resbalarían—. En serio, Haruka —me llamó, otra vez con mi nombre completo—, eres un bobo. ¿Qué es esto? ¿Compraste el departamento de bebés?

—No te burles —gruñí y terminé lanzando el peso extra en sus piernas, sin golpearlo—. Sólo lo vi y me gustó.

—¿Te gustó? ¿A Haruka Nanase? —Me arrebató la malteada que sostenía con mi mano derecha y le dio unos sorbos al contenido—. Gracias.

—Hoy cumples ocho meses, ¿verdad?

—Sí, el doctor me dijo que Sakura está de maravilla —afirmó con una bonita sonrisa—. ¿Por qué?

—Ah, bueno —murmullé, atrayendo su atención—, le indiqué a Makoto que descansaría un mes hasta el nacimiento de Sakura. Espero no te molesten mis visitas regulares.

—A mí no, pero a Sou sí —comentó jalando una de las bolsas para desenvolver los regalos—. El médico me programará en cuatro o cinco semanas, ¿irás al hospital?

—¿Quieres que vaya? Yamazaki se enojará contigo porque es su padre, ya sabes —musité, intentando no sonar tan frustrado por mi situación.

Claro que deseo estar con Rin y Sakura en el nacimiento de mi hijo. Claro que quiero permanecer a tu lado, pero perdí ese derecho. Si te impongo mis deseos sería injusto y tú te preocuparías, Rin.

—Pediré permiso —aseveró sacando un conjunto azul—. Tu color, Haru. Azul como tus ojos y tu frío corazón.

—No es muy frío —contradije riendo—. Se ha ablandado.

—¿También crees que Sakura es niño? —cuestionó alzando la mirada para observar mi reacción.

—Te creo a ti —murmuré acercándome más a él—. ¿Tú crees en mí?

—Quizás soy un idiota por creer en ti. —Agachó la cabeza temblando—. ¿Por qué? ¿Por qué creerle a un mentiroso que me ha destrozado las esperanzas? ¿Soy un masoquista? Sí, eso debo ser.

—Mañana vendré por ti —le avisé—. Si Yamazaki o Nitori se oponen, juro que los golpearé.

—Sou te golpeará a ti, Haru. —Rió, pero asintió—. ¿Para qué?

—No has salido de este apartamento en meses, ¿no? Te llevaré a donde quieras, y no, no estoy aprovechándome. —Me di la media vuelta y salí del cuarto.

Rin.

-n-

—El modelo Haruka Nanase acaba de romper su compromiso con Mackenzie Smith sin decir los motivos. Según su mánager, el actor se encuentra en una etapa inestable de su vida y una boda no le proporcionará lo que desea.

—¿Será por el hijo de Rin Matsuoka? ¿Con esto confirmamos que sí es hijo del modelo Haruka?

—Por supuesto que es hijo de Nanase, si no, él no iría seguido al edificio de Matsuoka. No se les ha visto juntos, pero los rumores dicen que ellos mantienen una relación.

—Una relación que, probablemente, no terminó como lo suponíamos.

—¿Estará decidido a formar una familia con Rin Matsuoka?

—Rin, no te cansas de esas porquerías —bufó Sou, quien traía un plato con frutas picadas, mi espantoso desayuno.

—H-Haru ya no está comprometido —balbuceé sujetando el tazón de fruta con mis dos manos.

—¿Y? No lo hizo por ti, lo hizo por él —recalcó fulminándome con la mirada—. No guardes falsas esperanzas, ¿oíste?

—Sí, lo sé —rezongué haciendo una mueca con la boca—. Haru me invitó a un paseo.

—No, es peligroso —refutó sin pensarlo mucho—. Comete eso y después te acompañaré al baño. Prepararé la tina.

—Con burbujas, Sou —canturreé, recibiendo un chasquido de él como respuesta—. Te quiero, guapo.

—No coquetees, Rin —protestó carcajeando—. No botes la papaya ni la sandía porque te obligo a comer el doble de la porción que te serví —sentenció, desapareciendo de mi panorama.

—Tsk —rechiné los dientes—. No me gustan esas frutas.

El timbre de mi celular anunciando una llamada me asustó, así que me incliné hacia adelante y lo atrapé de la mesita del centro. Desbloqueé la pantalla y fui a los mensajes, los tres de Haru informándome que bajara al estacionamiento porque no podía subir.

Sou me sermoneó y me regañará si voy, pero quiero escaparme. Estoy harto de estar encerrado en cuatro paredes y Sakura necesita un ambiente nuevo. Lo hago por Sakura, ¿no? Sou no me reprenderá y, si lo hace, ya habré disfrutado del paseo con Haru. ¡Sí, es por ti, mi florecita!

—¡Allá vamos, Sakura! —exclamé emocionado.

Me reincorporé del sofá y coloqué el plato sobre la mesa de vidrio. Empuñé mi teléfono móvil y caminé rumbo al pasillo del recibidor. No me fijé si Sou andaba por ahí o si me había visto, sólo avancé al ascensor y me metí a éste. Oprimí el botón de la planta baja y rogué para que no me siguieran.

Las puertas del ascensor se separaron después de unos segundos y suspiré aliviado al toparme con Haru. Él extendió su mano derecha y yo la apreté sudando de los nervios. ¡Estamos a salvo, Sakura! ¡Lo logramos!

—Lo lamento, no te recogí porque Yamazaki no te dejaría venir si yo iba.

—No, pero estoy huyendo y si permanecemos en este sitio, él me arrastrará de regreso —aseguré abalanzándome para abrazarlo—. Gracias, Haru.

—¿Es un abrazo de consolación porque me prohibirán las visitas? —inquirió carcajeando y me estrechó contra su cuerpo, procurando no lastimar a Sakura—. Rin — masculló resoplando en mi oreja izquierda—. Rin, hueles delicioso.

—H-Haru, no —titubeé, estremeciéndome a su tacto.

—¿No? —replicó acariciando mi espalda con las yemas de sus dedos a lo ancho y largo—. ¿No qué?

—Ngh —jadeé mordiéndome el labio inferior—. No lo hagas, ¡maldición!

—Desde ese día, yo tampoco he hecho el amor con alguien —declaró alejándose unos centímetros de mí.

—Prometiste llevarme a un paseo, no que me contarías tus experiencias sexuales —articulé controlando mis emociones, ésas que de repente se apoderaban de mí en presencia de Haru.

—Sí, sí. —Depositó un besito en la punta de mi nariz, se acomodó a uno de mis costados y rodeó mi cadera con su brazo—. Sakura creció y podrías caerte —explicó, aprovechándose para toquetearme.



Nota: al parecer, Haru ya está reaccionando. ¡Vamos por buen camino, pero nada es fácil! uvu 

Me imaginé a Rin corriendo hasta el elevador para que Sou no lo atrapara xD. Pobre de mi bebo, no le daban un respiro. <3 

¡Nos leemos el jueves! 

Tú eres mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora