Rin.
Desperté al escuchar un sonoro grito afuera, seguido de algo rompiéndose y los balbuceos de Sakura. Me levanté y, por suerte, tenía la camisa de Haru y un bóxer, así que no perdí tiempo cambiándome de prendas y salí de mi habitación.
Lo primero que vi fue a Haru protegiendo a nuestro hijo, aunque el niño sonreía emocionado por el espectáculo que estaban provocando su padre y tío. Sou sostenía un florero con la mano derecha y cuchicheaba un montón de frases que no podía descifrar bien, pero supuse que maldecía a Haru.
—¡Descarado! —gritó a punto de arrojarle el florero a Haru.
—Sou, ¡basta! —ordené—. Puedes lastimar a Sakura —gruñí molesto y me dirigí hacia Haru, extendiendo mis brazos para que me entregara al bebé—. No es tu salvavidas —siseé agarrando a mi hijo.
—¿Por qué permitiste que este idiota te follara, Rin? ¿No estás en celo? ¿Quieres que te embarace sin mantener una relación? —preguntó enojado, pero no más que yo por su actitud—. Te deja con un hijo y luego se larga, regresa arrepentido y tú lo perdonas como si no hubieras sufrido. ¿Qué demonios te pasa?
—¿Qué demonios te pasa a ti? —repliqué enarcando una ceja—. Será mejor que le bajes a tus humos. Sakura está presente y no discutiré mi vida sexual con un cavernícola, ¿entendido?
—¡Rin! —vociferó al ver que me daba la vuelta, rumbo a la cocina—. ¡Rin Matsuoka, al menos corre a Nanase!
—Si te estorba, échalo tú —refunfuñé.
—¡No se puede hablar contigo! —bramó y, con pasos ruidosos, se marchó hasta azotar la puerta de la entrada.
—¿Qué le dijiste? —cuestioné, sabiendo que Haru me seguía.
—La verdad, que tú y yo hicimos el amor y destruimos un par de artículos —respondió casual, como si fuera lo más normal del mundo.
—Haru, eres un tonto —recriminé carcajeando—. ¿Quieres morir tan temprano?
—Tú me defendiste —canturreó feliz, tomándome por sorpresa de la cintura—. Te amo, Rin. Gracias por brindarme tanta felicidad.
—Eres empalagoso —declaré con un leve sonrojo en mis mejillas—. Creí que yo era el romántico y tú el serio.
—Tú eres el romántico y el sexy —susurró cerca de mi nuca—. ¿Cuándo es tu próximo celo?
—Cuando no estés aquí —aseveré, separándome de él antes de que mis piernas temblaran por sus caricias—. ¿Preparas el biberón o lo hago yo?
—Yo me encargo —contestó abriendo la puerta de la cocina para dejarme entrar—. Hoy iremos de compras porque nuestro Sakura es un glotón y ya no tiene mucha leche.
—Tampoco pañales —comenté y me acomodé en uno de los bancos altos que rodeaban la encimera para sentar a Sakura en la barra—. Oh, y quiero comprarle mamelucos sin orejas. ¿Por qué le compraste de conejitos, Haru?
Sakura agitó sus manos y, esbozando una linda sonrisa, comenzó a juguetear con los mechones de mi cabello. Al parecer era una de sus aficiones y disfrutaba bastante despeinándome.
—Los mamelucos con orejas son tiernos —murmuró mientras iba de un lado a otro buscando el biberón, el agua y la leche.
—Tú y Nitori son unos compradores compulsivos.
El sonido del timbre interrumpió nuestra conversación. Haru negó con la cabeza, diciéndome que él atendería, así que me quedé besuqueando a Sakura, quien reía cada vez que recibía un beso.
—Eres encantador —murmullé embelesado con sus ojos azules, ésos que me observaban sin extraviarme de su panorama—. ¿Sabes? Te amo con todo mi corazón, Sakura. Espero no decepcionarte.
Como si entendiera, él pataleó y se abalanzó sobre mí. Me reincorporé del asiento y lo cargué para ir a la sala. Sin embargo, antes de que cumpliera con mi objetivo, una melena rojiza se interpuso junto a Haru.
—H—Hermano —balbuceó.
—¿Qué haces en este lugar, Gou? —rezongué, evadiendo su mirada.
—Me enteré de que tuviste un bebé y quise venir a conocerlo —explicó con una voz resentida—. ¿Por qué no me lo dijiste? A pesar de nuestros problemas, soy tu hermana, tu única familia.
—¿Mi familia? —repetí sarcástico—. Tú eres mi hermana de sangre, pero me rechazaste durante años. Ahora pretendes que te abrace y listo, ¿no?
—Rin, dame a Sakura y ve con tu hermana a platicar —expresó y depositó un beso en mi frente—. Hazlo, Rin.
—No te vayas del apartamento —rogué a Haru, quien volvió a besarme, pero en los labios y le entregué a Sakura.
—Si me necesitas, estaremos en tu recámara husmeando tu ropa interior —anunció encaminándose hacia la dirección contraria.
Es hora de cerrar un capítulo doloroso del pasado.
Nota: no pensaba actualizar, pero como estaré sin publicar durante una semana porque me voy de viaje, quise escribir este capítulo, aunque sea más corto de lo usual.
Tú, mi diamante lo actualizaré mañana, por si ya esperan el nuevo capítulo. xD
¡Nos leemos luego!
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Tú eres mi reflejo
Fiksi PenggemarRin Matsuoka es un modelo profesional muy popular. Le gustan los faciales, la moda y Haru, pero Haru no es el chico que aparenta ser y Rin lo sabe tan pronto como lo ve. Sin embargo, su obsesión por Haru puede exceder muchos límites, incluyendo que...