XXV: Oportunidades

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Haruka.

—¿Crees que le agrade más el tiburón que el delfín?

—Haru, tienes veinte minutos preguntándome lo mismo y ya te dije que le gustará la orca —refunfuñó suspirando.

—No me gustan las orcas —bramé molesto y resoplé resignado—. Le compraré los dos y haré que elija.

—¿Y si mejor le compras la leche y los pañales que Rin te pidió y nos vamos? —preguntó, arrebatándome de las manos los peluches que sostenía—. ¿Sabes qué hora es? Te programé sesión a las siete, Haru.

—Quedan cinco horas —gruñí.

—Si no las pierdes aquí en la tienda, sí —objetó, dejándome hacer lo que quisiera.

Escuché un resoplido más al quitarle los peluches y me encaminé a los pasillos en busca de pañales y leche. Quizá si veo algún mameluco se lo regale, pero Rin me regañará porque tiene muchos sin usar.

Bueno, supongo que esto de la paternidad golpea fuerte, ¿no? No creo ser el único padre que se desvive por su hijo. Además, Sakura es un niño encantador y tierno; él se merece todo lo que le obsequio.

...

—¿Dónde está el bebé de la casa? —cuestioné acomodando las bolsas de compras en la entrada, a un costado del perchero—. ¿Rin?

—Cállate —bufó Yamazaki, sentado en el sofá con el control de la televisión en la mano derecha—. Los encontrarás en el baño.

—Makoto, iré con ellos —avisé sin esperar su contestación—. Hay agua, refresco y botanas en el refrigerador.

—Hablas como si vivieras aquí —refutó el gruñón.

—Casi —murmuré y corrí rumbo al baño de la habitación de Rin.

Giré la manija de la puerta e ingresé rápido, pero no necesité avanzar mucho para oír los gritos de Sakura y la tierna voz de Rin mientras le hablaba a nuestro bebé. Debía estarlo bañando con agua caliente en la tina que adquirí en línea porque el estampado era con flores de cerezo.

—Cariño, no me mojes tanto —canturreó él, mi Rin.

—¿Acabaste? —interrogué entrando al sanitario.

—Sólo está jugando un rato —respondió sin mirarme porque estaba concentrado en el bebé—. Gou viene en camino con comida. ¿Quieres acompañarnos?

—¿Comida familiar? —inquirí, acercándome más a Rin, quien se recargaba en una mesita desplegable, construida especialmente para acomodar encima la tina de Sakura.

—Sí, Sou también estará —asintió.

—Entonces te ayudaré —afirmé, envolviendo su cintura por detrás—. ¿Te bañaste? Hueles delicioso.

—Eres un coqueto, Haru —declaró riendo al observar cómo Sakura intentaba atrapar unos patitos de hule.

—¿Tienes problemas con eso? —Olisqueé su cuello, llenando mis pulmones con ese aroma que me enloquecía—. En serio, tu olor corporal es increíble.

—Es mi celo —confesó con algo de miedo en su voz—. No sé si podré cuidar a Sakura los siguientes días.

—Cuentas conmigo —aseveré, ciñéndolo más a mi cuerpo—. No me apartaré de ti, ya no lo haré, Rin.

—¿Sabes? He pensado en lo que me dijiste... —murmulló—. No quiero vivir en ese apartamento, Haru.

—Yo te daré...

—No es por eso —negó, interrumpiéndome—. Tengo miedo de que tu mamá o tu exnovia vayan y lastimen a nuestro hijo. Si Sakura termina herido, no me lo perdonaría. Una vez estuve a punto de perderlo y no permitiré que suceda dos veces.

—Está bien, no tenemos que mudarnos mañana ni tampoco tenemos que vivir en ese edificio —expresé y deposité un beso en su hombro izquierdo—. Somos una familia, Rin. Yo los protegeré a ustedes.

Sousuke.

—Soportas a ese animal y lo haces sin quejarte —siseé, desviando la vista al programa que transmitían en el televisor.

—Haru es un buen chico —aseguró sin titubear.

Me parece absurdo que un tipo tan calmado como Makoto sea amigo y mánager de Nanase, un indeciso. Sus personalidades no coordinan, pero probablemente ésa sea la razón de que estén juntos. Los polos opuestos se atraen.

Sin embargo, no entiendo qué piensa Makoto Tachibana de la relación entre Rin y Nanase. ¿Creerá que Rin lo está usando? ¿Estará feliz por la llegada de Sakura? Lo he visto pocas ocasiones en la casa, y cuando lo veo, no carga a Sakura ni intenta acercársele. ¿Por qué será? No me digas que...

—¿Estás enamorado de Haruka? —concluí en voz alta.

—¿Enamorado? —repitió, así que de inmediato observé su reacción.

Su rostro mostraba frustración y... ¿enfado? No, es más como que está confundido por mi suposición. Lo podría desmentir y listo, pero tampoco se atreve. Entonces, ¿sí está enamorado de Nanase?

—¿Qué tiene él? Es guapo, pero su estupidez le resta puntos suficientes para que no te den ganas de volver a tratarlo —opiné con un toque de enojo en mis palabras.

—Haru no me gusta —contradijo—. Nos conocemos de años, pero no tengo sentimientos amorosos hacia él.

—Eso quiere decir que estás soltero, ¿no? —articulé dudando. Tal vez lo esté incomodando con mis preguntas—. No es que necesite saber información de ti, pero... ¿Te cae mal Rin o Sakura? No luces alegre por Sakura ni por el hecho de que es el hijo de Nanase.

—Me siento culpable y un hipócrita al venir a este lugar —susurró agachando la cabeza—. Yo pude haberle dicho a Haru que Rin estaba embarazado, pero no lo hice por miedo.

—¿Miedo a qué?

—Miedo a que le gustara más esta vida —explicó lleno de tristeza—. Recuerdo aún que tú me dijiste que sería mi elección el decirle o no, pero pensé que, si le confesaba que sería padre, él echaría a la basura su carrera.

—Es lo que Rin hizo —revelé y Makoto alzó la mirada para fijarla sobre la mía—. La diferencia es que Rin enfrentó su realidad sin ocultar sus errores. Tú optaste por cubrir los errores de Nanase y no le dijiste la verdad para que continuara con su carrera de modelo.

—S—Sí, yo me equivoqué —balbuceó con lágrimas en los ojos—. Le quité la posibilidad de ser un padre orgulloso; un padre que estuviera con Sakura y Rin.

—Los seres humanos no somos perfectos. —Me reincorporé del sillón y avancé hacia Makoto, quien lloraba—. Ahora sólo disfruta de esta felicidad porque Nanase lo está haciendo. Odio aceptarlo, pero va por un excelente camino. —Me arrodillé frente a él y sostuve sus manos—. Sakura es lo que Nanase necesitaba para convertirse en un hombre capaz de liderar su vida.

—Sí —confirmó con una linda sonrisa.

¿Es natural que un alfa sonría y otro alfa se maraville? No había oído que dos alfas podían enamorarse, pero este mundo ya no está construido con reglas ni clases. Este mundo me permite conquistar a cualquiera.

—¡Haru, no! —gritó Rin mientras correteaba a Nanase con Sakura desnudo en el pasillo—. ¡Se resfriará!




Nota: me desaparecí más de una semana, y eso fue porque estaba con las despedidas y el cumpleaños de mi mamá. No pude escribir porque iba de un lado a otro, pero ya estoy de regreso en mi casa. Todavía no sé si actualizaré 2 capítulos por semana como lo hacía antes, pero les avisaré.

Al rato publicaré capítulo de Tú, mi diamante.  

¡Nos leemos pronto! <3 

Tú eres mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora