Haruka.
Parpadeé unos segundos, hasta que finalmente abrí por completo los ojos sin que la luz me lastimara.
—Hijo, ¡al fin despiertas! —exclamó mi madre, sentada a mi costado izquierdo—. No sabes cuán angustiada estuve, Haruka.
—¿Dónde está Rin? ¿Sakura está bien? —pregunté, descifrando sus gestos de molestia y rabia.
—¿Es lo primero que dices? A mí no me importa ese omega y su cría —contestó frunciendo la boca en una mueca.
—Esa cría es mi hijo y ese omega es la persona que amo.
—No, te equivocas, Haruka —negó y colocó su mano en mi mejilla—. Sé que pronto te desilusionarás de él. Los omegas sólo te ofrecen una noche de placer y se embarazan para retenerte, pero tú no eres el padre de esa criatura.
—¿No lo soy? —repetí, riendo con algo de dolor debido a la herida—. Madre, si tengo que elegir entre ellos y tú, no olvides que dejé de ser el idiota que esperaba tu consentimiento. Amo a Rin Matsuoka y voy a hacerme responsable de mi hijo, quieras o no. Ellos son mi familia y esta vez no los abandonaré por un capricho tuyo.
—¡Haruka! —chilló—. ¡Es un omega!
—Sí, y es el omega que amo —aseveré, finalizando la conversación.
Rin.
—Eres tan terco, Rin —siseó detrás de mí—. Te digo no, tú dices sí. ¿Por qué nunca me obedeces?
—Porque jamás hubiéramos sido amigos si te obedezco. —Esbocé una sonrisa y me detuve frente a la puerta de la habitación de Haru.
—La madre de Nanase me amenazó y tú vienes a la cueva del lobo —murmuró, sermoneándome como era su costumbre.
—Me defenderás, ¿no? —canturreé y di dos golpecitos en la madera—. ¿Haru?
—Pasa, Rin —respondió alegre.
Sou se interpuso, encargándose de que la madre de Haru no me recibiera con un puñetazo o algo más y entró él. Cuando vio que no había peligro, permitió que yo ingresara a la habitación, sin despegar su mirada de la señora.
—¡Haru! —lo llamé y me apresuré a acercarme a la camilla en donde descansaba—. ¿Cómo te sientes?
—Tranquilo —susurró, posando su mano encima de mi vientre abultado—, estoy en perfectas condiciones.
—Eres un tonto, pudiste haber muerto o...
—Rin, estoy bien —habló para interrumpirme—. ¿Acaso no luzco de maravilla?
—Sí —asentí y me lancé a sus brazos sin pensarlo mucho—. No sólo me salvaste a mí, también a Sakura. Odio que me hayas protegido a costa de tu vida, pero agradezco que estuvieras ahí conmigo porque nuestro bebé está sano.
—Por ustedes haría cualquier cosa, Rin —aseguró, alejándome unos centímetros para contemplar mi rostro empapado en lágrimas—. Son mi vida entera y me aterraría verte a ti o a Sakura lastimados.
—Es una relación insana —bramó la única mujer presente en el cuarto—. No dejaré que le arruines su vida.
—Cuide la forma en que se dirige a Rin —amenazó Sou—. Le recuerdo que su hijo fue quien tomó la decisión de protegerlos.
—Sí, es cierto. Fue un acto muy estúpido, pero lo hizo sin pensar —expresó, fulminándome con sus ojos azules, idénticos a los de Haru.
—Lo haría las veces que sean necesarias —declaró Haru—. No los protegí por obligación o porque quería ganar puntos contigo, Yamazaki; lo hice porque Rin y Sakura son mi familia. Rin es el hombre que amo y Sakura es mi hijo, un bebé que llevará mi apellido.
—¿Qué? —interrogó Sou, sorprendido—. No, Sakura tendrá mi apellido y eso no está en discusión.
—Lo está a partir de hoy —anunció, sujetándome de la muñeca derecha—. Es mi bebé, no tuyo. Soy consciente de lo indeciso que puedo ser, pero también aprendí a luchar por lo que quiero.
—¿Ahora es tu bebé? —Carcajeó sarcástico y caminó hacia nosotros—. Tú te comprometiste con una mujer, ignorando la promesa que le hiciste a Rin. Perdiste tu oportunidad, así que no vengas a reclamar los derechos de un bebé que rechazaste por culpa de esa personalidad tan inestable que tienes.
—Sé que no será fácil, pero no me daré por vencido. Recuperaré el amor de Rin y registraré a Sakura con mi apellido.
—¡Basta! —vociferé exasperado y observé a Sou—. Eres mi amigo y me has apoyado, y Haru es el padre de Sakura, pero ninguno va a manipular la vida de mi hijo. ¿Lo entendieron? Un maldito apellido no guiará el destino de Sakura —afirmé, y miré a la madre de Haru—. Si desea matarme, no mande al mismo hombre. Es la abuela de Sakura, pero un lazo de sangre no evitará que la refundan en la cárcel.
—¿De qué hablas? —inquirió Haru—. ¿Por qué le dices eso, Rin?
—Por nada. —Me di la media vuelta y avancé rumbo a la puerta, pero me paré en el camino—. Haru, quiero que estés en el nacimiento de Sakura.
—¿Ah? ¿En el nacimiento? —replicó un Sou enfurecido—. Oye, Rin, ¿qué demonios dices? ¡No acordamos que Nanase estuviera!
—Sou, más te vale que lo consientas —musité, continuando con mis pasos lentos para no caerme.
Noveno mes.
La cesárea está programada dentro de una semana. El doctor dijo que Sakura será un bebé con excelente salud, ya que ha soportado mi anemia y los sustos que tuve con los ataques. Todavía estoy ansioso de descubrir si mi Sakura es niño o niña, pero sigo diciendo que es un niño igual a Haru.
Sou ha venido al apartamento más temprano y se topa con Haru en mi recámara viendo alguna película mientras acaricia mi vientre y el bebé le da pataditas. No le gusta que Sakura haya aceptado a su papá biológico porque está celoso, pero sé que ha comenzado a tolerar la presencia de Haru desde el incidente de la plaza.
Hace cinco días, un camión repartidor me trajo una cuna roja y el juego de mantas con estampado de arcoíris y flores de cerezo. Luego, empezaron a subir varios artículos que ni siquiera sabía que iba a necesitar, pero que Haru había seleccionado en uno de sus momentos como comprador compulsivo. Admito que esos detalles provocan que me derrita, sin embargo, debo contenerme.
Haru está en su faceta de conquistador y, a pesar de que apesta con eso del romanticismo, se esfuerza mucho para obtener un beso. Si no lo recompenso, él me roba el beso antes de retirarse a su casa. Me fascina que esté aquí, mimándome a mí y a Sakura, porque es hermoso contemplar su sonrisa. A menudo escucho sus carcajadas por un movimiento repentino de Sakura y a menudo me acorrala contra la pared para soplarme al cuello, sabiendo que soy débil a sus caricias.
Estoy cayendo. No puedo creer que, después de estos meses, mi amor por Haru aumentó. ¿No se supone que debía disminuir? ¿Qué clase de brujería es ésta? ¿En verdad juré olvidarme de Haru?
—Las flores quedaron raras —comentó con una brocha en su mano y la otra en su cintura—. Las borraré y pintaré mañana.
—Haru, he dormido en la sala durante ocho días y tú quieres pintar esas flores mañana. ¿En serio?
—Terminaré esta noche, lo prometo —manifestó, sacándose la camisa manchada de pintura rosa—. ¿Comerás?
—¿P-Por qué te desvistes? —balbuceé, pero me aproximé a él. Lo agarré de ambos cachetes y lo besé rápido—. Haru, hazme el amor.
Nota: ¡perdón! En serio, lamento no haber actualizado. La semana pasada estuve viajando con una amiga y esta semana acabo de llegar a mi rancho pueblo, así que se me hizo imposible escribir.
Las actualizaciones se reanudan a partir de esta semana, recordándoles que sólo será un capítulo por semana debido a que no tengo WiFi aquí y estaré publicando con los datos de mi celular, que son pocos. Mañana actualizaré Tú, mi diamante por si no han leído el primer capítulo.
Haru está más que decidido a recuperar a Rin y Sakura. ¡Al fin! xDD
¡Nos leemos luego! <3
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Tú eres mi reflejo
FanfictionRin Matsuoka es un modelo profesional muy popular. Le gustan los faciales, la moda y Haru, pero Haru no es el chico que aparenta ser y Rin lo sabe tan pronto como lo ve. Sin embargo, su obsesión por Haru puede exceder muchos límites, incluyendo que...