Haruka.
Conducía desde hace una hora en el intenso tráfico de una mañana soleada y cálida. Los vidrios polarizados de las ventanas funcionaban bien para ocultarnos de los reporteros que me perseguían o que permanecían en el edificio de Rin. Sin embargo, no creo que eso sirva cuando bajemos del automóvil y caminemos por las plazas.
¿Qué se supone que debo decir? Makoto ni yo hemos confirmado que el bebé de Rin es mío. Si lo hago, si acepto que Sakura es mi hijo, Yamazaki se molestará y Rin querrá golpearme. ¿Qué quiero yo? ¿Qué deseo? Si soy firme en mis decisiones, la furia de Yamazaki no me hará titubear.
¿Qué quiero? ¿Qué deseo? Por supuesto que Sakura es mi hijo, es mi sangre. Él nacerá del amor que Rin me tuvo y que yo le tengo. No necesito evadir mis obligaciones y tampoco necesito mentir. No puedo dejar que me arrebaten a ese pequeño. Lo amo, es mío. Sí, es mío.
—Oye, estás muy callado. ¿Qué tramas? —preguntó riendo con un ligero toque de diversión—. Temo que me saltes.
—Ganas no me faltan —bufé apretando el agarre del volante—. Sólo pensaba en Sakura y en ti.
—Hm, ¿qué pensabas de nuestro Sakura?
Sí, Rin, es nuestro. Sakura es nuestro hijo. ¿Por qué permití que Yamazaki me ensombreciera? Incluso en el vientre de Rin, Sakura me está rechazando. Me lo merezco por ser un maldito indeciso.
—Les rogaba a los dioses para que no sacara tus dientes —dije burlón.
—Ah, pues yo le ruego que no saque tu personalidad —rezongó chasqueando sus bonitos dientes.
—Yo también —afirmé sin alejar la mirada de la carretera—. Sakura será idéntico a ti. Lo imagino con tu cabello, el color de tus ojos y tu hermosa sonrisa. —Le eché un vistazo rápido a su silueta y contemplé el sonrojo de sus mejillas—. Será perfecto como tú, no alguien tan torpe como yo. Hasta me haría feliz que Yamazaki le heredara su personalidad protectora.
—N-No digas eso —balbuceó—. Yo quiero que se parezca a ti, con tus ojos azules y tu nariz perfilada. No me enojaría que fuera una copia de ti, Haru.
—Demonios, si quieres que se parezca a mí y yo quiero que se parezca a ti, ¿qué se supone que hará Sakura? —interrogué irónicamente, a lo que Rin carcajeó.
—Cállate, tú iniciaste esta conversación —refunfuñó, propinándome un golpecito en mi brazo derecho—. Tienes un gran corazón, Haru. Nunca dudes que serás un papá maravilloso y que Sakura te amará.
No agregué más a la plática. Opté por el silencio, interrumpido por el claxon de los coches y de los gritos de los conductores. Continué hasta estacionar mi auto en una plaza, la menos concurrida que conocía y ayudé a Rin a reincorporarse del asiento.
Subimos por las escaleras eléctricas hacia el primer segundo piso y nos dirigimos a una tienda de artículos para bebés, elección de Rin. Él comenzó a ver un montón de cosas, como la cuna, las sábanas, el portabebés, biberones, carriola y un sinfín de objetos que no sabía que existían.
—¡Haru! —gritó de repente.
—¿Qué? —Corrí de la entrada al fondo de la tienda en segundos—. ¿Ya va a nacer?
—No, Haru —negó sonriendo y me señaló un juego de cobertores con flores de cerezo cayendo de un arcoíris—. Es precioso, ¿no lo crees?
—Joder, Rin, no me asustes —gruñí—. ¿Por qué colorido?
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Tú eres mi reflejo
FanfictionRin Matsuoka es un modelo profesional muy popular. Le gustan los faciales, la moda y Haru, pero Haru no es el chico que aparenta ser y Rin lo sabe tan pronto como lo ve. Sin embargo, su obsesión por Haru puede exceder muchos límites, incluyendo que...