XXX: Mis tres amores

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Haruka.

—¿Te está saliendo leche? —pregunté boquiabierto al ver cómo Niji se pegaba al pezón izquierdo de Rin—. Oye, no hagas eso si sabes que te duele.

—Es doloroso, pero puedo soportarlo —respondió con una mueca, sentado en el sillón que había comprado para él—. Haru, ¿qué haces con ese biberón?

—Le iba a dar fórmula al bebé. —Dejé la mamila en la repisa y me acerqué a ellos, arrodillándome a su lado—. Es suficiente con la fórmula.

—¿Suficiente? —replicó y se echó a reír en seguida—. Haru, ¿estás celoso?

—Bueno, no me gusta que toquen a mi esposo —gruñí, defendiéndome como si yo fuera el niño.

—Me está tocando tu hijo, Haru —objetó, burlándose de mi tonta actitud. Sí, estoy siendo infantil—. ¿Quieres que también te dé leche?

—Ustedes no se detienen ni por Niji —musitó Sou, quien entraba a la habitación con Sakura y Gou detrás—. Son unos padres pervertidos.

—¿Qué es un pervertido, mami? —cuestionó el curioso de Sakura.

—¡Oh, Dios! No le enseñen palabras obscenas a mi sobrino —refunfuñó la hermana de Rin, cubriendo las orejas de mi hijo mayor.

—No deberían estar aquí —protesté, fulminando a Yamazaki y Gou con la mirada—. Mi esposo está ocupado con Niji.

—Tu problema no es nuestra presencia —reclamó Sousuke—. Tu problema es porque estamos viendo los pezones de Rin.

—Mami tiene pezones bonitos —afirmó Sakura con una sonrisa hermosa.

—Gracias, amor —canturreó mi pelirrojo favorito—. Si los adultos no se largan de la recámara de Niji, yo los correré, y eso incluye al papá.

—¡Pero...!

—Nada de peros, papi —ordenó el aliado de Rin—. Mami ya lo dijo y ustedes sólo obedecen. Despertarán a Niji.

—Bien, te esperaré afuera —murmullé, reincorporándome del suelo para inclinarme hacia mi esposo—. Te amo. —Deposité un beso en sus labios y me di la vuelta con los "invitados".

Hoy estamos festejando el segundo mes de nacido de Niji, nuestro angelito de la casa, como dice Sakura. Niji es un niño muy dormilón, contrario a su hermano. Sus ojos son idénticos a los de Rin y el cabello negro rebelde es lo que más destaca en él, pues siempre termina hecho una maraña. Rin jura que se parece a mí al levantarse y la pereza yo se la heredé.

La verdad es que no me importa si fui yo o Rin, ambos hemos construido un hogar lleno de amor y confianza. Cada uno tiene un papel en la familia; por ejemplo: Sakura es el inquieto y el pintor, aunque no sé de dónde sacó ese don. Niji es el holgazán y el que me roba los pezones de... No, no me los ha robado, se los presté. Rin es el alma de todo, quien sonríe e ilumina nuestro espacio. Él me brinda la fuerza para continuar día a día, aun si el panorama no es el más perfecto. Y yo soy el hombre protector, celoso y posesivo que no desea vivir un minuto sin ellos.

Al fin puedo decir que estoy orgulloso de mis decisiones, porque estas decisiones las he elegido yo, no mi madre. Todavía me falta mucho para convertirme en la persona que merezca estar con Rin, pero no pienso mirar al pasado ni pienso que nada tiene sentido. Encontré mis razones para no rendirme y lucharé por ellos.

...

—¿Makoto embarazado?

—Eso dijo tu amigo —aseveré, acomodándome en la cama para dormir—. Lo intentaron durante estos años, me alegra que lo hayan logrado.

Tú eres mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora