[002]

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Ella estaba diciendo algo, sus labios se movían y sonreía. Siempre estaba sonriendo. 

Viajar. 

Sobre eso estaba hablando, todos los lugares de Sudamérica a los que ella quería viajar. Sam trataba de escucharla, trató de concentrarse en los nombres de los países. Pero Lucifer estaba allí, como siempre, pasando las manos por sus delgados brazos. Tomando su pelo rojizo entre sus dedos. Oliéndola. Burlándose de él.

Sacudió la cabeza y apretó los ojos antes de abrirlos de nuevo. Trató de concentrarse en ella de nuevo. Estaba de pie. Sonriente. 

¿Por qué? 

Viajes. Estaba sonriendo porque quería viajar. Pero ¿por qué estaba de pie? Su ropa. Ella estaba doblando su ropa. Los enfermeros nunca lo hacían bien, así que lo hizo ella misma.

Lucifer estaba en el oído de Sam. —No puedes deshacerte de mí tan fácilmente. Además, me gusta estar aquí. Quiero decir, al principio me gustó atormentarte. Pero ahora que me has traído una muñeca caliente para jugar. ¿Cómo puedes esperar que me vaya?

Sus manos estaban en el rostro de Sam. Su voz resonaba en su cabeza y se esforzó por oírla. Su voz cada vez se hizo más fuerte y su cara se hizo más clara hasta que finalmente ella era tan real como Lucifer.

—¡Oye! —dijo con una sonrisa—. Te perdí por un segundo.

—Lo siento —Sam respondió, levantándose de la silla donde estaba sentado. 

Ella retrocedió cuando lo hizo, todavía estaba tratando de acostumbrarse a su altura a pesar de las semanas habían pasado juntos.

—No te preocupes. Los episodios no parecen tan malos como lo que eran cuando nos conocimos. Ya no son tan seguidos por lo menos.

—Por supuesto, estas tomando nota —respondió. 

Ella lo miró fijamente cuando se derrumbó en su cama y colocó un brazo sobre los ojos.

—Estoy tratando de ayudarte. Estas empeñado en auto-destruirte, eso no te va a llevar a ningún lado.

Un gruñido fue toda la respuesta que recibió, Anna rodó los ojos mientras volvía a ordenar su ropa. Se oyó el crujir de la puerta y levantó la vista. Sus ojos chocando con los ojos esmeraldas de un hombre.

—Debes ser Dean —aseguró, presionando los labios mientras lo miraba con cuidado.

—Anna, supongo —respondió.

—Más o menos —cruzó los brazos sobre su pecho, mirándolo fijamente, una postura rígida por si "intentaba alguna locura".

Sam se aclaró la garganta tratando de romper el concurso de miradas de los dos. Anna dejó de ver a Dean para girarse y observarlo, estaba de pie mirándola. Asintió levemente con la cabeza y se retiró.

—Si hubiera sabido que tenías un perro guardián, habría traído una chuleta de cerdo —murmuró Dean mientras ella se apoyaba en el escritorio que había en un costado, rodando los ojos.

Su hermano le respondió con una sonrisa. —No es mala. Sólo tiene problemas de confianza.

—Bueno, ella confía en ti. ¿Qué hacemos en su habitación? —preguntó ignorando su presencia.

Sam se encogió de hombros. —Nos llevamos bien. Ella es la única amiga que tengo aquí. Pasamos mucho tiempo juntos.

Las cejas de Dean se alzaron mirando su hermano con incredulidad. —Estamos en un instituto psiquiátrico, Sammy. Es una psicópata.

entre los hermanos | supernatural¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora