[003] - Ataques al corazón

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Dean y Sam se abrían paso por un pasillo de puestos de venta de alimentos que estaba en la calle. El menor de los Winchester se detuvo en cada uno para poder recoger y observar algunas frutas y verduras, demasiado saludables para el gusto de Dean.

Él estaba husmeando en un sitio de noticia desde su teléfono, contándole a Sam todo sobre el nuevo caso que había encontrado. Dos personas habían sido encontrados con sus corazones arrancados del pecho, con seis meses de diferencia en Minneapolis. 

Dean podía sentir la adrenalina subiendo por su cuerpo ante la probabilidad de cazar un monstruo. Era la misma sensación que había tenido todo el tiempo que había estado en el purgatorio.

Cada pocos minutos, sus ojos buscaban a Anna, la miraba mientras paseaba por unos puestos delante de ellos. Tuvo que luchar contra su instinto de arrastrarla de regreso a su lado como un maniático. Ella estaba mejor, había dejado que la tocara de nuevo e incluso habían hecho el amor tan placenteramente, sin embargo le había dicho que también necesitaba tiempo para ella misma.

Y eso no le gustaba, tenía la sensación de que si ella lo pensaba con claridad, se diera cuenta de la clase de persona que eran y los abandone. Lo abandone. Dean desvió su mirada antes de sobrepasar sus límites. 

Miró a su hermano, con la esperanza de distraerse en el caso de nuevo, pero en cambio se enojó al instante. Sam ni siquiera la estaba mirando. Ni siquiera una vez le había lanzado una mirada desde que empezó a caminar delante de ellos. Le molesto que no le importara en lo más mínimo.

Sam decía que la amaba, pero ¿cómo no querría mirarla tan a menudo como fuera posible? Las cosas parecían diferentes antes del purgatorio, Anna era el centro del mundo de Sam, pero todo cambió cuando regresaron. Se quería poner en el lugar de su hermano pero simplemente no podía.

Pensó en la conversación que habían tenido en ese motel acerca de esa otra mujer, Amelia. Sam le había dicho que había estado con ella para tratar de aferrarse al recuerdo de Anna, pero ¿y si le había mentido para ablandar el golpe? ¿Y si realmente se había olvidado de ella? 

Dean había pasado meses, aunque para él era una eternidad, tratando de convencerla de que Sam no había tratado seguir adelante y olvidarse de ella, pero tal vez estaba equivocado. Tal vez tenía razón de estar molesta. Tal vez su hermano nunca la había amado.

Él no podía entender qué era lo que estaba mal con Sam. La miró de nuevo e intentó imaginarse a sí mismo haciéndola a un lado y yendo en la cama con la primera mujer que encontró. El sólo pensamiento le revolvió el estómago. Trató de imaginarse haciendo lo mismo, pero esta vez fue porque estaba muerta. 

Ahora le dolía el alma.

Miró a su hermano, convencido de que había estado mintiendo todo este tiempo. Sam lo miró y sus cejas se alzaron con sorpresa. Dean sacudió la cabeza con disgusto y volvió a mirarla.

—¿Cuál es tu problema? —preguntó Sam.

—Nada —gruñó Dean.

Sam se burló, sin molestarse en empujar el tema. —De acuerdo. Bueno, como he dicho, olvídate del caso de Minneapolis. Ya tenemos uno. Kevin y la tabla de demonios, necesitan ser encontrados, así que, tipo del corazón, coge número.

Dean frunció el ceño. —Acabamos de pasar una semana paseando nuestros culos intentando encontrar a Kevin, ¿de acuerdo? Y míranos. Estamos... —se detuvo de repente y miró a su alrededor. Estaban caminando por un pasillo de puestos de verduras. ¿Cómo no se había dado cuenta antes?—. ¿Dónde demonios estamos?

Sam lo miró como si fuera algo obvio. —En el mercado agrícola —contestó como si fuera una obviedad, sosteniendo una manzana en la mano—. Orgánico. He estado un año fuera. Me tome tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas.

entre los hermanos | supernatural¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora