[001] parte I

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Era de noche cuando Dean finalmente regresó a la cabaña. Anna estaba explorando una caja llena de teléfonos viejos de Sam. Tomó su celular principal y conectó unos auriculares. El mayor de los Winchester se desplomó a su lado en el sofá, no le dijo dónde había estado y ella no preguntó porque estaba tranquila. 

Confiaba en él, lo conocía mejor que antes del purgatorio. Su mano se deslizó debajo de su remera y acarició arriba y abajo su espalda mientras la miraba toquetear el teléfono.

Sam estaba en la cocina, preparando algo en una olla. Se giró hacia los dos cuando Dean se sentó. —¿Quieren algo de comer?

—Paso —respondió Dean.

La pelirroja no contestó, sólo se puso un auricular en el oído y empezó a escuchar los incontables mensajes de voz en el celular para ver si encontraba algo importante. Eventualmente Sam se sentó a comer su cena, todo el tiempo podía sentir que él la miraba. Durante diez minutos se sentó allí, alternando su atención entre ella y el tazón delante de él. Hasta que finalmente hizo una pausa en el mensaje que oía y le dio una mirada dura.

—¿Qué? —preguntó Sam cuando levantó la cabeza y se dio cuenta que lo estaba mirando. La mano de Dean en su espalda se detuvo para mirar a ambos.

Anna sacó los auriculares del teléfono, lo puso en el altavoz y presionó el botón de nuevo para que los hermanos pudieran escuchar lo mismo que ella. Era la voz de Kevin. —Sam Winchester, soy Kevin Tran. Crowley me tenía en este almacén y acabo de escapar. No sé dónde estoy y no sé si él u otros demonios todavía vienen por mí. Necesito tu ayuda. Llámame. Soy Kevin.

Sam había estado moviéndose incómodamente durante todo el mensaje, cuando terminó preguntó: —¿Cuándo fue eso?

Ella no le respondió. En su lugar, reprodujo el siguiente mensaje en la lista. —Sam Winchester. Kevin Tran, te llamé hace una semana. Llámame, por favor. No sé qué demonios estoy haciendo aquí fuera, tío.

Sam asintió dejando la cuchara con la que estaba comiendo. Se levantó y caminó alrededor de la mesa y se apoyó contra ella. 

Dean estaba sentado junto a Anna, con los antebrazos apoyados en las rodillas y la cabeza agachada, mirando al suelo. Todo en él parecía tranquilo, pero pudo darse cuenta por la tensión en su mandíbula que estaba igual o más enojado que ella.

—De acuerdo —dijo Sam—. Lo entiendo. Entonces, ¿qué? ¿quieres que... creemos una estrategia o algo?

Una vez más, no le contestó nada. Toco el botón para reproducir otro mensaje. —Sam, soy Kevin. Estoy bien. ¡Soy la hostia!

—¿Está... borracho?

Anna continuó con la mirada severa mientras el mensaje se reproducía. —Tres meses desde que me abandonaste. No he dormido más de cuatro horas cada noche. Todo bien bajo el capó. Si aún estás vivo, jódete. —lo rebobinó y volvió a reproducirlo a través de la parte de 'jódete'. Sam no dijo nada y por último le dio play al mensaje final—. Sam, han pasado seis meses. Solo puedo asumir que estás muerto. Si no, no intentes ponerte en contacto conmigo. No serás capaz. No volveré a llamar a este número nunca más.

Dean se quedó donde estaba, en cambio ella se levantó y se acercó hacia Sam. Todavía estaba apoyado en la mesa, con la barbilla apoyada en su pecho, la miraba a través de las pestañas como un niño culpable. La rabia burbujeaba en su estómago, pero la mantuvo al límite por el bien de todos.

—Él era nuestra responsabilidad —dijo con los dientes apretados. Tiró el teléfono en su pecho y él se estremeció cuando lo detuvo con su mano antes de que caiga al suelo—. Y no podías contestar el maldito teléfono.

entre los hermanos | supernatural¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora