━━━ PARTE [001]

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Observó la bandeja de comida con disgusto. Si había algo que Sam echaba de menos de su supuesta vida normal, era la comida. Y eso era algo que nunca pensó que iba a decir. En ese momento, se conformaría incluso con una de esas hamburguesas llenas de grasa que Dean tanto disfrutaba. Estaba casi seguro de que lo que estaba en su bandeja en ese momento no era ni siquiera comestible.

Suspiró y se hundió en la silla, mientras miraba alrededor de la habitación con una mueca. Observó todo, desde la señora mayor que le daba comida imaginaria a un loro imaginario llamado Simón hasta otra mujer de unos cuarenta años que "robaba" la comida de otros para acumularla. Incluso a la enfermera que rodó los ojos mientras miraba a un paciente que se golpeaba la cabeza contra la pared murmurando algo sobre el caballo de Troya.

Era lugar era oscuro y deprimente, había tenido la esperanza de encontrar algo mejor. El lugar estaba lleno de gente destrozada. Gente que se había perdido, que se había derrumbado a causa de sus pesadillas y algunas personas que tenían la mala suerte de heredar la esquizofrenia. De cualquier forma, todos estaban rotos. Emocional o psicológicamente, no importaba, allí eran todos iguales.

Estaban en ese lugar porque la gente que los amaba no podían ayudarlos, no podían darles lo que necesitaban. A veces el amor no era suficiente para curarlos. 

Sin embargo a Sam no le molestaba estar entre esas personas y no culpaba a Dean por estar ahí, sabía que se había quedando sin opciones. Era cuestión de tiempo de todos modos.

—Oh, chica sexy entrando —dijo Lucifer con goce mientras veía pasar a una mujer pelirroja. 

Sam no respondió, pero levantó la vista cuando ella se sentó frente a él y le dio una sonrisa.

—No te preocupes, Jirafa. La comida es un asco, te entiendo. Sólo Ruth cree que es un regalo de Dios para el hombre —señaló con la cabeza hacia la anciana que Sam había visto antes—. Ella acapara las cosas como si fuera el día del juicio. Es un buitre, así que yo que tu cuidaría la bandeja.

Una sonrisa se formó en la cara de Sam mientras miraba la comida en la mesa. —Ella puede tenerla, si quiere.

—Es todo lo que hay que comer aquí. Te vas a morir de hambre.

Sam la miró por unos minutos. —Bueno. Entonces finalmente podría salir de este lugar —bromeó.

—No deberías bromear sobre eso —un ceño de enojo inundó su cara.

Los ojos de Sam se posaron en su rostro. Sus ojos verdes eran brillantes, y estaba casi seguro nunca había visto algo así. Abrió la boca para disculparse por la ofensa, pero ella rápidamente cambió su expresión y le dio una sonrisa radiante, mientras se inclinaba sobre la mesa hacia él.

—Si realmente estás en contra de esto, puedo conseguirte algo de buena comida —susurró. Sam se inclinó sobre la mesa también, intrigado por su oferta—. Pareces del tipo "comida saludable" —ella continuó—. ¿Qué deseas? ¿Batido de proteínas? ¿Carne? ¡No! ¡Ya sé! —hizo un clic con sus dedos, haciéndolo sonreír—. ¡Ensalada!

Sam rió entre dientes. —Aprecio la oferta, pero no puedo pagártelo.

Ella arqueó una de sus perfectas cejas —¿Acaso yo te pedí dinero? Los principiantes comen gratis la primera vez. Te veo por aquí Jirafa —se puso de pie y con una última sonrisa le dio la espalda.

Él la observó por un minuto, sintiendo un momento de paz en la normalidad que acaba de experimentar con ella. Pero ese sentimiento se hizo añicos cuando oyó la voz de Lucifer. —Ella me gusta. Tiene un buen ir. Y un buen venir —le dedicó un guiño lascivo, acentuando sus palabras con gestos.

entre los hermanos | supernatural¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora