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Intervino el azorado alcalde porque no se quería arriesgar a que el miembro más importante de la comunidad se ofendiera, ni tampoco quería que insultaran a Jade. En cualquier caso, era una situación violenta. La única manera posible de evitar la catástrofe era acabar con la reunión lo más rápidamente posible.

Por encima del estruendo, Jade declaró a través del micrófono que las próximas preguntas serían contestadas con una serie de artículos en el periódico.

-¿Qué demonios está pasando? -le espetó Dillon cuando llegó a su lado-. ¿Quién es ese vejestorio?

-Ya te lo explicaré más tarde. Lo que ahora quiero es salir inmediatamente de aquí.

-No has contestado a mi pregunta.

Iván no se había ni inmutado por la confusión reinante.

Aunque la reunión se había dado por terminada, la gente tardaba mucho en dispersarse. La mayoría esperaba a ver qué era lo próximo que iba a pasar. Notaban que el ambiente estaba muy tenso y, como de costumbre, Iván creaba expectación.

A Jade le hubiera gustado escoger otro momento y otro sitio para su primer encuentro con los Pathett, pero Iván estaba forzando la situación y ella no iba a echarse atrás. Bajó de la tarima y se enfrentó a él directamente.

-Tengo todo el derecho a estar aquí o en cualquier otro sitio que escoja. El sistema de libre empresa todavía sigue funcionando en Estados Unidos.

-No en mi ciudad.

-Bueno, bueno, Jade Sperry. Así que tú eras la misteriosa persona que estaba detrás de todo este asunto. ¿Quién lo hubiera pensado?

Neal estaba detrás de la silla de ruedas de Iván. Jade pensó equivocadamente que sería inmune al efecto que él producía sobre ella. Pero no fue así. La rabia y el odio se apoderaron de ella, oscureciendo casi su sonriente cara.

«Paciencia -se dijo a sí misma-. No podrá aguantar mucho más tiempo esa sonrisa de autosuficiencia.»

Como había seguido recibiendo el periódico de Palmetto durante todos esos años, estaba enterada del accidente que tuvieron en el paso a nivel de Charleston. Las dos piernas de Iván habían sido cortadas por encima de las rodillas. Neal sufrió fractura de pelvis, rotura de varios huesos, contusiones y otras numerosas heridas que le retuvieron en el hospital durante meses. No llegó a casarse con María Sue Pickens. Las razones por las que no tuvo lugar la boda fueron de lo más confusas.

El aspecto de Neal no daba la impresión de haber sufrido cambio alguno, a pesar del accidente ni del tiempo transcurrido. Estaba más guapo y arrogante que nunca.

-Pensé que este asunto apestaba hasta el cielo la primera vez que estas solicitudes de redistribución aparecieron en la agenda del pleno municipal. Evidentemente, voté en contra de ellas. Traté de convencer a los demás, pero algunos estaban ya encandilados y no sabían bien qué es lo mejor para esta ciudad. -Sonrió maliciosamente-. Tengo que decirte, Jade, que me admira la manera tan sigilosa que has tenido de abordar el tema.

-No le hagas ningún cumplido -gruñó Iván, señalando con un dedo a Jade-. Me saca realmente de quicio, joven. Quizá crea que ha sido muy astuta. Quizá piense que desde que estoy confinado en esta maldita silla de ruedas soy más débil y más incompetente.

Hizo rodar la silla hasta que sus muñones casi tocaron sus rodillas. Ella se mantuvo erguida, aunque la mera visión de él le repelía y la idea de que la pudiera llegar a tocar le producía náuseas.

-Escúcheme bien, joven -siseó él-. Estoy más fuerte que nunca. El tren no me afectó el cerebro, ¿sabe?

Sus ojos se estrecharon en una línea maliciosa.

El Sabor Del EscándaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora