Inseguridad

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¿Hace cuánto habían comenzado a salir?

Quizás medio año.

Apenas y se besaban.

Apenas y se abrazaban.

Mikaela estaba frustrado. Los primeros días, incluso semanas fueron tan mágicas. No fueron muy rápido, Mika le daba besos en la mejilla, y en los labios pocas veces. Le decía que lo quería por mensajes, y Yuu le respondía que él también.

Pero cuando algunas personas les miraban, Yuu soltaba su mano, y bajaba su cabeza.

Mikaela odiaba eso.

~

Iban camino a casa, solían tomar una misma ruta para ir a sus respectivas casas, aunque Mika a veces acompañaba a su chico y a veces no.

Mika tomó la mano de su chico, no obstante, el azabache la quitó en seguida.

—L-lo siento... Hay gente... —Murmuró apenado por su acto.

—Uh... Yo... Está bien.

Nadie sabía que salían. Ni sus amigos, ni su familia.

Y eso frustraba a Mika aún más.

¿Por qué no solo podía gritar al mundo entero que amaba a Yuu, y que le pertenecía?

En fin. Mika decidió acompañar a Yuu a su casa. Una vez fuera, le pidió con la mirada el permiso para besarle. Se alegró al verlo asentir, mientras miraba a todos lados.

Entonces, Mika puso sus manos en la cadera de su contrario, mientras este las pasaba por detrás del cuello del rubio, y se besaron un par de segundos.

—¿Nos vemos en un par de horas?

—Sí, tienes que ayudarme en biología—murmuró Yuu a lo que el rubio solo rió tenuemente. Besó la frente del azabache, y se retiró.

~

—¿Hoy les dirás?

Conversación que tenían al menos una vez a la semana. Cada vez era más frecuente.

Cuando comenzaron a salir, Mika le pidió a Yuu que le hablara a su papá de esto, pero el azabache le pidió tiempo.

Después de tres meses de relación, Mika comenzó a seguir insistiéndole quizás cada mes. Luego, cada quince días, y después una vez semanal. Odiaba ocultarse.

—Dame... Dame un poco más de tiempo, ¿si?

Mika suspiró. Siempre le daba la razón a Yuu, pero comenzaba a cansarse.

—Tenemos tanto tiempo saliendo, Yuu.

El azabache se sorprendió de escuchar a su novio llamarlo así de simple.

—Y tanto de conocernos...

—Es difícil para mí, Mika...

—Lo sé. A mis papás les dije desde hace mucho mi orientación sexual, me siguen amando y tratando igual.

El azabache se quedó mudo. Tenía miedo, no quería perder a Mika, pero tampoco quería perder su reputación.

—Yuu-chan, lo siento. Es solo que... Es como si no quisieras salir conmigo.

El azabache hizo un puchero.

—Sí quiero.

—¿Entonces?

—Solo un poco más de tiempo.

~

—Papá... Mamá...

Nuestra historia de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora